Un día gris hizo que el running sea la opción para esperar el Año Nuevo en Punta del Este
PUNTA DEL ESTE.- La pasión por el running, que ya invadió otras ciudades como Buenos Aires y Montevideo, cada vez se expande más en Punta del Este y el corredor aeróbico se amplió más allá de La Punta y la ruta interbalnearia. Incluso, en la víspera del Año Nuevo, ayudado por un día gris, se multiplicaron los que decidieron esperar el 2020 moviéndose.
Cada día se ve a mujeres y hombres, desde adolescentes hasta de edad avanzada, correr por la ruta 10 desde La Barra hasta Manantiales y más allá. A lo largo de los 20 kilómetros que separan estos grandes centros de José Ignacio, es casi imposible no cruzarse alguna persona corriendo, incluso bajo la lluvia que dijo presente casi todo el día en el este.
La gran novedad de esta temporada es que también se extendió el horario para salir a correr y se ven personas solas, parejas o grupos disfrutando de las vistas que tiene la costa esteña mientras entrenan.
En medio del recorrido entre La Barra y Manantiales, el gobierno uruguayo instaló hace unos años una estación saludable, que incluye diferentes maquinas para ejercitar todo el cuerpo. Además, se sumó un bebedero que es casi parada obligada para los que vienen de hacer la subida a la altura del parador Bagatelle.
Junto a los corredores, los ciclistas también se volcaron a esta zona. En menor medida, pero más preparados, se los pueden ver con sus ropas de vivos colores y material reflectante para que los vehículos de mayor porte los divisen a la distancia.
Rodrigo Marecos es un traumatólogo que vive en Corrientes. Cada fin de año llega hasta esta zona de Uruguay para celebrar junto a su familia. "Normalmente salgo a trotar. Cuando estoy de vacaciones lo hago todos los días porque disfruto salir a correr o caminar", dijo a LA NACION en un parate de su carrera en una zona de poca densidad de casas y personas.
"Me gusta venir para este lugar porque es más tranquilo y hay menos gente. Trato de disfrutar de la naturaleza. Esta parte es una zona de reserva que hay acá en Maldonado donde hay espinillos. Dicen que es una de los pocos lugares donde hay y tiene un olor especial que se siente", dijo el hombre de 45 años.
Luego recordó: "Todos los años venimos con mi familia a pasar Año Nuevo y yo salgo a caminar o trotar para este lado. Tenemos casa en el balneario Buenos Aires y vengo para el lado del camino a José Ignacio porque hay menos gente que si voy para el lado de Manantiales o La Barra. Hoy me crucé mucha gente corriendo y caminando".
Por otra parte, Diego San Román, de 26 años y guardavidas donde arranca José Ignacio, salió a correr muy cerca del mar. "Aproveché para salir a correr que está el día gris y no hay tanta gente en la playa".
"Por suerte, en lo que va de la temporada no tuvimos que hacer ningún rescate. Solo hicimos asesoramiento y prevención", dijo aliviado el joven.
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