Un creador mediático y estridente que supo hacer de la pasarela un gran show
Se definía como un autodidacta, y era un hombre muy agradecido con sus padres, que lo ayudaron a abrir un local en el corazón de Recoleta que resultó una vidriera fundamental para su lanzamiento como creador de moda. Y no menos considerado con dos de sus principales fans, Mirtha Legrand y Susana Giménez, que terminaron siendo modelos, madrinas, amigas.
Jorge Ibánez dijo y sostuvo que jamás se quedaba con ganas de hacer algo y que no hacía nada que no lo divirtiera: diseñador, bailarín, conductor de TV y hasta consultor de moda. Hizo de sus pasarelas un show. Mediático, estridente, meticuloso a la hora de elegir los materiales con que diseñaba y con un gusto especial por el brillo, el bordado y el color.
Buscaba que "las mujeres se sintieran reinas", y Florencia de la V -de la que se decía "amigo inseparable" y del que era padrino de su hija-, Nacha Guevara, Graciela Alfano, Mariana Arias, Catherine Fulop y Andrea Frigerio estaban entre algunas de las más fotografiadas con sus creaciones, además de Ingrid Grudke, convertida en su musa-amiga. No en vano, afirmaba: "El que viste a las divas tiene que ser más divo que ellas, porque ellas se ponen lo que él diga".
Una de ellas, o la más televisiva, Susana, mencionó que Ibáñez logró que toda aquella que vistiera uno de sus diseños terminaba siendo su amiga. Uno de esos modelos, un vestido al cuerpo con cola, dorado y muy bordado en la parte superior, es el que promete usar en la apertura de su próximo ciclo en homenaje al modisto.
Ibáñez fue reconocido como tal en noviembre último cuando logró el premio Tijeras de Oro y de Plata a la mejor colección de alta costura, justamente entregado por su descubridora y mentora, Mirtha Legrand, que en esa oportunidad también obtuvo la Tijera de Brillantes, reconocimientos otorgados por la Cámara Argentina de la Moda. Prueba de esa fuerte relación es que el diseñador estuvo anteanoche, hasta las 21, "probándole modelos a Mirtha", como recordó ayer su gran productor, Héctor Vidal Rivas. Superconmovido, destacó: "Siempre se jugó a ser lo que realmente le gustaba". Y lo hizo de su mano tanto en Buenos Aires como en presentaciones en Nueva York y en París. "Una persona íntegra que creció en la moda, con honestidad e integridad. Una personalidad increíble, difícil de cubrir", destacó Vidal Rivas.
De tal manera asumía su papel que ayer tenía previsto bailar mientras cantaba Valeria Lynch -vestida por Ibáñez, por supuesto-, durante el ya clásico desfile de mujeres reales de Clarín Mujer, el cual le fue dedicado especialmente. Un homenaje similar recibió en el cierre de la primera semana de BAAM Argentina Fashion Week, al cumplirse su 40a edición. En esta semana, Ibáñez se presentó en reiteradas y exitosas oportunidades, pero se destacaron sus desfiles-shows bien personales, con numerosas modelos y pasadas, y ambientaciones de Martín Roig o coreografías de Aníbal Pachano, por ejemplo; muy carismático, tenía gran poder de convocatoria entre las celebrities locales.
Vestidos importantes, elaborados, cuidados, lisos o con estampas llamativas, mucho bordado y siempre delineando las curvas femeninas. Los trajes de fiesta o de noche, su especialidad; las novias, su debilidad.
"Supo destacar lo mejor de cada mujer. De una famosa actriz a una clienta común. Mi sueño era conocerlo. Me presenté en su local y sin saber de mí, me atendió con mucho cariño, como si fuera una de sus modelos. Querido, querible, alegre, amiguero, siempre sonriente y dedicado a lo suyo: una couture personal. Diez años vistiéndome con esmero y detalle, como a todas", recordó emocionada Silvia Melgarejo, una de sus tantísimas clientas.
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