Un artista sin medias tintas que amó la vida
Páez Vilaró amaba la vida. Los franceses dirían de él que era un homme à femmes , tremendamente seductor, galante y cálido. La última vez que lo vi fue en Tigre, en la casa de memoria victoriana recuperada con respeto que había sido de los Erhardt del Campo y que eligió como su residencia en Buenos Aires. Allí levantó una pequeña réplica de Casapueblo, con los muros y los "pollos" blancos a la cal, en el estilo propio de las islas griegas. Cuidó la fachada de la casa original a la que le dio el carácter de museo personal, con sus recuerdos y sus pinturas.
Ese mediodía glorioso de sol, el invitado de honor era el intendente Sergio Massa, que llegó en compañía de Diana Saiegh, entonces directora del Museo de Tigre. De remera y jeans, Massa se sentó codo con codo con el maestro para cerrar proyectos conjuntos que, sumados al MAT, le darían un aura de arte al partido. Lo ilusionaba a Páez Vilaró seguir imaginando cosas nuevas cuando había cumplido hacía rato los 80. Quizás en ese entusiasmo estaba la clave de su eterna juventud, ese aire de galán de cine a lo Anthony Quinn. Escorpiano imbatible, sobrevivió a un cáncer de diagnóstico reservado. Dicen que el médico le dijo: "Tiene un veinte por ciento de posibilidades de salir", y él contestó: "Entonces vamos con ese veinte". La mesa redonda de Tigre estaba trazada alrededor de un árbol que actuaba como sombrilla vegetal, la ambientación de sus casas tenía siempre una chispa de gracia, propia del Páez Vilaró que amaba las reuniones con amigos, los asados bien hechos y las largas sobremesas.
Es cierto que era un hombre de dos orillas. Un rioplatense de lindo hablar que hizo suya la larga y fecunda tradición pictórica de Uruguay, representada por los candombes de Figari, el constructivismo de Torres García y los paisajes urbanos de Barradas. La pintura de Páez Vilaró tenía la espontaneidad del gesto y lo representaba tanto por la elección de los temas como por la paleta intensa. A decir verdad, nunca fue un hombre de medias tintas.
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