Un año de cuarentena. ¿Cuáles son los problemas sanitarios que enfrentará el país ante una posible segunda ola?
Los especialistas consultados por LA NACIÓN coinciden en que la lenta vacunación, la aparición de nuevas cepas del virus y el relajo de las medidas de autocuidado son los grandes desafíos que se presentan ante un rebrote
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Poco a poco, en los despachos oficiales crece el temor al aumento de los contagios camino a la segunda ola de Covid-19. Esta vez, a diferencia de hace un año, cuando se declaró el aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO), la pandemia avanza con un cronograma de entrega de vacunas sin fechas, un relajamiento del autocuidado y dudas sobre la adhesión social a una nueva cuarentena. Hoy, los 8000 casos diarios son un punto de partida demasiado alto para la capacidad de respuesta de un sistema sanitario planificada el año pasado.
“Cuando vemos la situación epidemiológica de la Argentina y lo que sucede en la región, es evidente que tenemos importantes desafíos”, dijo el jueves a la noche el presidente Alberto Fernández. Su diagnóstico definió tres problemas por delante: una segunda ola más fuerte que la primera, las mutaciones del virus SARS-CoV-2 y la escasez de las vacunas.
Pero, ¿es solo eso? Referentes consultados coinciden en que la lista es algo más extensa.
“De acuerdo con la experiencia de otros países, que debieron enfrentar una segunda ola del coronavirus, los próximos desafíos para nuestro país pueden resultar más complejos en su resolución y más angustiantes en su tolerancia”, sostiene Zulma Ortiz, subdirectora del Instituto de Investigaciones Epidemiológicas de la Academia Nacional de Medicina y exministra de Salud bonaerense. “No saber a ciencia cierta cuánto durará la crisis sanitaria y qué efectos colaterales tendrá en la economía, sumado a la aparición de nuevas variantes del virus, son algunos de los elementos que se plantean en un escenario de segunda ola inminente y cargada de incertidumbres.”
En diálogo con LA NACION, los especialistas consultados coinciden en mirar hacia delante, pero sin insistir con lo que no funcionó: medidas poblacionales universales sin criterio epidemiológico, testeos insuficientes, demoras en el rastreo de contactos para evitar brotes, centralización del seguimiento de los pacientes sin intervención territorial de los equipos del primer nivel de atención, irregularidades con la vacunación y marchas y contramarchas en la comunicación oficial, como publicó este medio, entre otros.
Cobertura
“Se impone lograr la cobertura de vacunación efectiva de acuerdo con los criterios de riesgo –señala Ortiz–. Esto no significa que las unidades de cuidados intensivos y los dispositivos para rastreo, detección y aislamiento, junto con las acciones de prevención y control de la salud, se descuiden. Por el contrario, el sistema debe estar tan preparado para disminuir el daño como para responder rápidamente frente a focos o brotes en la comunidad que pueden darse por nuevas variantes del virus.”
En ese sentido, insiste en que “es clave la búsqueda activa de casos, dado que permitiría identificar anticipadamente situaciones de riesgo epidemiológico de diverso origen y promover el aislamiento de casos o contactos para evitar situaciones de transmisión en conglomerados o intrafamiliar. Esta búsqueda activa es de particular importancia en las fronteras, los aeropuertos o los lugares de arribo de otras regiones. Sin dudas la decisión de cierre de fronteras es la más compleja, pero que a juzgar por los datos debe ser contemplada como se está haciendo”.
Roberto Debbag, vicepresidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica, anticipa dos desafíos: organizar rápido una red de centros de testeos “para sostener una positividad por debajo del 10% durante el brote pandémico” y vacunar prioritariamente a 7,4 millones de argentinos, que son los mayores de 60, con por lo menos una dosis “para disminuir la probabilidad de muerte” y a los argentinos con comorbilidades. “Hay que prestar atención a los jóvenes ahora con la variante de Reino Unido, que esta semana se publicó en la revista Nature que tiene un 70% más de transmisibilidad, con casos más severos”, indica el especialista.
Curva
El gerontólogo José Jáuregui, presidente electo de la Asociación Internacional de Geriatría y Gerontología, insiste en que el desafío para los adultos mayores, con la vacunación “a mitad de camino” va a ser seguir cuidándose. “En los próximos meses, hay que tratar de llegar a vacunar al 100% de la población de riesgo y hacerlo lo antes posible, aunque tampoco sabemos demasiado sobre el nivel de protección que se logrará, sobre todo con la circulación de las nuevas variantes del virus”, dice.
Más allá de que todo el sistema sanitario debería estar preparado, Jáuregui opina que, de nuevo, las autoridades sanitarias deberán por lo menos tratar de aplanar la curva de casos. “Para eso, las medidas serán muy antipáticas de nuevo. Técnicamente, no hay tantas opciones ante una segunda ola: cuarentena o vacunación suficiente”.
Con experiencia en la coordinación de equipos de centros de atención comunitaria, un médico de familia y docente universitario que pide reserva de su nombre señala que lo más urgente en adelante es la distribución de vacunas y la ampliación de los puntos de vacunación, sin olvidar insistir en las medidas de autocuidado de la población. Pone solo como ejemplo que en la provincia de Buenos Aires hay más de 1500 vacunatorios públicos en efectores de atención primaria donde históricamente se hacen las campañas. “No se incorporaron a esta campaña; ahí está la capacidad y la experiencia de los vacunadores y el conocimiento del trabajo con los vecinos, en el territorio”, define.
Pero lo que más le preocupa es el seguimiento de los pacientes por otros problemas de salud. Con el avance de la vacunación del personal de salud del sector público y los cuidados conocidos, insiste en que ya no hay que plantear una oferta de servicios tan restrictiva como en mayo del año pasado y no suspender la atención en el primer nivel de atención dentro de los posible. A la vez, plantea: “Muchos pacientes llegan a las guardias con sospecha de Covid-19 y hoy, la única opción es mandarlos a la casa para que se aíslen y no siempre están dadas las condiciones. Es necesario que se reabran los centros de aislamiento”.
Para Ortiz, hay posibilidad ante la segunda ola “no solo de corregir lo que no funcionó, como la capacidad de testeo y la vacunación, sino también de capitalizar lo que sí se logró, como la secuenciación genómica de nuevas variantes y el equipamiento los servicios de salud. El gran desafío es, para las autoridades, implementar medidas efectivas y, para la ciudadanía, cumplirlas con responsabilidad y con sentido solidario para atravesar la pandemia con el menor daño posible”.
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