Un alud destruyó su casa y su familia hace 5 años: todavía no apareció el cuerpo de una hija
Santiago del Estero. "El Rodeo era nuestro paraíso", dice Eugenia Castiglione de Sal, casi murmurando y con la mirada perdida. La noche del 23 de enero de 2014, en lo que ellos consideran una combinación de la fuerza de la naturaleza y negligencia humana, Eugenia perdió a su hija Carolina Sal, a su hermana María Luisa Castiglione y a su madre, Dora Josefina de Castiglione en ese pueblo ubicado a 36 kilómetros de San Fernando de Catamarca. Piedras gigantes y barro sepultaron la casa de descanso que allí tenía, su "paraíso". A estas tres muertes hay sumarles las de otras nueve personas en la zona. El cuerpo de Carolina, de 23 años, jamás fue encontrado.
Había hecho muchísimo calor durante el día y con la noche la lluvia dijo presente. Ya habían cenado y los Castiglione – Sal estaban dispersos por la casa, algunos charlando entre sí cerca de las ventanas viendo la lluvia caer, otros esperando saber si el recital de Abel Pintos se haría o no en el predio municipal y otros leyendo.
La lluvia se volvió tormenta fuerte, muy fuerte. "No creo que se haga el festival", comentó Carolina, un tanto resignada, quien tenía muchas ganas por ver al ya consagrado artista bonaerense.
El agua golpeaba violentamente a todas las casas de El Rodeo, un hermoso lugar serrano, atravesado por varios ríos. Desde la capital santiagueña, lugar de residencia de los Castiglione-Sal, la distancia es de casi 250 kilómetros.
En aquella noche del 23 de enero de 2014 alguno llegó a insinuar "y vamos igual, si se suspende volvemos". Agustín Sal, papa de Carolina, hoy dice "capaz que si nos íbamos, si bajábamos al predio del festival el alud no nos encontraba en la casa y las cosas hubieran sido distintas".
Cerca de las 23 horas, con una lluvia pocas veces vistas, que había sido anunciada por el servicio meteorológico como "extraordinaria", la noche se hizo más oscura, hubo un segundo de silencio, o dos y un temblor con un ruido jamás escuchado por los presentes sacudía la casa.
Todo era pánico, gritos. Agustín veía a su hija Carolina aferrarse a algo y en un abrir y cerrar de ojos no la vio más. Las piedras, enormes, tapaban y sepultaban la casa de toda la vida los Castiglione, una tradicional y conocida familia santiagueña ligada por décadas al centenario diario El Liberal.
Agustín y Gonzalo Sal, de 18 y 17 en aquel entonces pudieron salvarse. Uno quedó, nadie sabe cómo, arriba del techo de un auto, en tanto que el otro fue encontrado horas después aferrado a una piedra, casi 4 kilómetros río Ambato abajo.
Los Álvarez eran de Catamarca. Una de las hijas del matrimonio compuesto por Graciela y Adrián ya estaba en el predio festivalero, también a la espera de Abel Pintos. Sus hermanos Emiliano y Darío, junto a sus padres Graciela y Adrián no pudieron recibir a tiempo la llamada en la que su hija les decía que la vayan a buscar, que se había suspendido. El violento alud de piedra y barro los encontró en el auto, casi arrancando. Los cuatro murieron y fueron encontrados río abajo, adentro del vehículo, con los cinturones puestos.
Los Ahumada y los Díaz Mendibe, catamarqueños también como los Álvarez, sufrieron el alud. Gerónimo Ahumada relató que minutos antes de que la furia del agua arrasara con su familia los cuatro lograron reunirse y decirse que se amaban. "Lo hicimos por las dudas no salgamos de esta", contó quebrado y doblado por el dolor.
Un fuerte golpe, seguramente de una gigantesca piedra, hizo que se soltaran los cuatro. "No soy un héroe pero ellas saben que fui un hombre hasta el último momento y tengo paz conmigo mismo. Si no fuera por el golpe que recibimos no nos habríamos soltado", dijo Gerónimo a Diario 26.
Daiana y Agostina tenían 7 y 5 años, respectivamente, al momento de la tragedia. El abogado Sergio Díaz sufrió la muerte de su esposa, María Zulma Mendibe y la de su pequeña hija, Candelaria, de 5 años.
La causa
De todas las víctimas el único cuerpo que no se encontró fue el de la joven Carolina Sal Castiglione. Su propio padre, Agustín, decidió, luego de 16 agotadores días, dar por terminada la búsqueda: "sentí que ya era demasiado, que Caro no quería que la encontráramos".
Hoy la familia Sal – Castiglione pelea para que la causa no prescriba y se condene a los que hoy están imputados, ya que están convencidos que se trata de un combo fatal entre "un desastre natural y una grave, muy grave negligencia humana".
La causa cuenta hoy con trece imputados entre los que se destacan el ex gobernador Brizuela del Moral, quien inauguró el cuestionado puente en 2010, el actual vicegobernador de Catamarca Jorge Solá Jais, quien por entonces estaba al frente de Vialidad Provincial, Juan Negui, Secretario de Recursos Hídricos al momento de la tragedia y Félix Casas Duering, Intendente de El Rodeo en 2014.
El abogado Sergio Díaz, sobreviviente del alud y que ese día perdiera a su pequeña hija y a su esposa, indico en una entrevista realizada por Radio Nacional, que "no hay lugar para el sobreseimiento, tienen que ir a juicio", en tanto que pidió "rechazar lo relacionado a la prescripción, porque no hay prescripción de la causa porque hay imputados que son funcionarios".
En este punto agregó que "no puede haber prescripción en la medida en que haya funcionarios entre los imputados".
Los familiares de las víctimas, casi todos ellos sobrevivientes de esa trágica noche de terror, sostienen, con el apoyo de informes técnicos, que la construcción del puente en el año 2010 produjo "un efecto de endicamiento".
Agustín Sal, papa de Carolina, aseguró a La Nación que "los informes del Instituto Nacional del Agua, la Universidad de Córdoba desaconsejaban la construcción del puente en el Río Ambato y aun así se lo hizo igual".
Por su parte, el abogado Sergio Romero, quien asiste a una de las familias damnificadas aseveró que "es clara la negligencia del estado en toda la secuencia del trágico alud. Aquí, claramente fallaron las defensas y las alertas del crecida".
Desde la defensa de los imputados plantean la prescripción de la causa y que se exima de responsabilidad a sus defendidos, entendiendo que "se trató de una crecida sin precedentes que no estaba contemplada por nadie".
Juan Negui, uno de los imputados y Secretario de Recursos Hídricos al momento de la tragedia aseguró al diario El Ancasti que "se trató de una crecida extraordinaria, un fenómeno extraordinario donde el caudal del río creció mil veces de su caudal medio". Carolina nunca fue encontrada. Su mamá Eugenia sigue repitiendo, casi murmurando "El Rodeo era nuestro paraíso".