Como cada año la mayoría de los padres y madres planifican las vacaciones de sus hijos de manera tradicional, pero con una preocupación creciente: ¿cómo controlar y reducir el uso de pantallas y el tiempo en linea que los chicos pasan jugando? De acuerdo con el resultado de un sondeo realizado por LA NACION entre especialistas, la mejor alternativa no es confrontar con los chicos sino canalizar sus inquietudes en una colonia de verano tecnológica.
Con una oferta muy restringida aún en relación a la demanda creciente, las primeras propuestas se encuentran en la ciudad de Buenos Aires y en zona norte de la provincia. Los pioneros en colonias tecnológicas son Science Camp en Icana, Vacaciones Científicas en Mithril, Colonias de Vacaciones enTecnokids, y Vacaciones programando en Northrobotics, con diferentes enfoques y horarios pero todas tienen en común que nacieron por la demanda de padres en busca de canalizar la inquietud de sus hijos.
Colonias de Vacaciones
"A no a todos los chicos les gusta hacer deporte, pero a todos los gusta la tecnología" dice Leandro Swietarski, fundador de Tecnokids, en los talleres de Villa Crespo donde asisten por turno dos grupos de doce chicos. "Cuando los niños aprenden a programar y a crear, el tiempo en linea jugando, o viendo como otros juegan, se reduce mucho", agrega. Según Swietarski, el tiempo lo usan "para crear aplicaciones, juegos, robots y programas para motorizarlos, así como crear canales de YouTube". Los chicos que asisten a esta colonia tecnológica, en su mayoría, hacen deportes o actividades al aire libre el resto del día, según el testimonio de sus padres.
En la opinión del Dr. David Murad, psicólogo especializado en niños y adolescentes, es positivo que los chicos aprendan a "crear y producir algo propio, porque el resultado de lo que hacen los conecta con otros, y comparten lo que crean; ésto facilita socializar, en comparación a la posición pasiva del niño que sólo juega, o ve como otros juegan en linea, para entretenerse. El entretenimiento en linea sólo gratifica de manera individual, y esto puede traerle problemas a futuro en lo social y una creciente pérdida de tolerancia a la espera ".
Analía Verónica Paz (41) es mamá de Irina de 12 años, y comentó a LA NACION que su hija estaba conectada seis horas a internet, y ahora empezó a usar tres horas para programar sus propias aplicaciones y canales de YouTube, y que esta colonia "le abrió la inquietud de trabajar en robótica, sumándole tareas manuales que antes no hacía". "Irina hace gimnasia artística, ajedrez, y le encanta socializar con los demás chicos que conoció acá", concluye la mamá; mientras el fundador de Tecnokids, Swietarski, afirma que "no hay mejor maestro que un chico explicándole a otro chico"; en referencia a la interacción que se logra en estas actividades en la que los chicos aprenden haciendo y jugando con tecnología.
Vacaciones Científicas
Mithril es el primer verano que hace su propuesta de Vacaciones Científicas por pedido de una docena de padres cuyos hijos usaron kits educativos para ciencias en sus escuelas, diseñados y provistos por Mithril. Cada kit es un minilaboratorio que puede ser compartido por hasta veinte alumnos para experimentar varias aplicaciones científicas.
"Con esta manera de aprender, los chicos primero hacen y resuelven desde como extraer un ADN hasta como diseñar y producir un auto de juguete o un polímero. Luego ellos te explican la teoría, es decir, al revés de la escuela", dice Ariel García Traba (45) que lidera el emprendimiento. García Traba considera que "la mayoría de los maestros tiene miedo de enseñar ciencia a esta generación de chicos" y afirma que el pizarrón "es un enemigo para los niños actuales"; agrega además que " estos chicos pueden aprender las leyes de de Newton en pocos meses y no en años", si se los estimula con este método práctico.
Ariel García Traba, fundador de Mithril ( nombre de un material indestructible que se hizo conocido por el libro El Señor de los Anillos) es un científico apasionado de la educación, y su taller-escuela funciona en el barrio de Villa Martelli. Según García Traba "los sistemas educativos vigentes son cada vez mas incompatibles con los chicos actuales y su potencial". Para desmitificar las capacidades de aprendizaje de los niños según su edad muestra un cuaderno con el dibujo de Agustín de 7 años, con formas, colores y trazos propios de la edad, y al dar vuelta la pagina muestra un circuito eléctrico dibujado por Agustín a partir de experimentar con los componentes y conectores que le entregaron para encender un led. Juan Carlos, papá de Agustín, dice "lo importante es mostrar a los chicos todo lo que se puede hacer y facilitarlo; y que ellos experimenten. Así ellos descubran lo que quieren hacer en el futuro".
La mayoría de los padres consultados por La Nación buscan en estas colonias tecnológicas una solución más descontracturada, de no más de cuatro horas por día, en grupos pequeños y con una guía personalizada que satisfaga las inquietudes y curiosidades que los chicos tienen con la tecnología y que para muchos adultos resulta difícil comprender. Según los padres, saber que en estas colonias proveen dispositivos, componentes y programas que ellos no sabrían cómo comprarle a sus hijos, resulta de mucha ayuda, incluso para empezar a entender este mundo que, por desconocimiento y falta de comprensión, suele generar conflictos entre padres y madres, y con sus hijos e hijas.
Northrobotics
En zona norte, Northrobotics lleva dos años con una propuesta diseñada para niños de 6 a 12 años, y tienen previsto mudarse para crecer un 50% el próximo año. Utilizan los juguetes Lego para materializar lo que los chicos diseñan en una tablet, que ellos proveen, con un programa gratuito de la división Lego Education. Con estos recursos, enseñan a motorizar los juguetes convirtiéndolos en robots, y los niños aprenden varias leyes de la física y matemática a través del proyecto. Al terminar el primer día de colonia los chicos aprenden a diseñar y hacer funcionar circuitos y bloques mecánicos de su primer robot.
"Vengo de Bella Vista a San Isidro para traer a Santiago (10) porque él reclamó algo distinto para este verano. Sólo encontré esta propuesta" dice Stella Sarille, mamá de Santiago, y agrega: "lo vi salir contento como en ninguna colonia tradicional". Antes de salir de la sala, equipada con tres islas de trabajo para cuatro chicos cada una, Santiago le presentó, orgulloso, a su mamá, cómo funciona su primer robot. Inspirado en una de las naves de Star War, le decía en voz alta que "tiene sensores para desplazarse y lanza pelotas disparadas desde la tablet". Marina Zolezzi, comentó que su hijo, Nicolás de 7 años, está en esta colonia aprendiendo de niño lo que ella recién descubrió en su adolescencia. "Mi objetivo es que mi hijo naturalice lo que es programar y diseñar, y que quiera venir a hacerlo", dice.
Los proyectos que hacen los chicos en Northrobotics tienen dos niveles, que van desde la programación y motorización de legos con lenguajes de programación amigables y gratuitos, hasta principios de mecatrónica, que es la ciencia que, mediante la electrónica, los sensores y las comunicaciones, se usa para conducir, controlar y motorizar elementos mecánicos y electrónicos dentro de productos y servicios, protagonistas del"internet de las cosas".
La oferta de colonias es no sólo escasa en cantidad sino en cobertura geográfica y este verano están sin vacantes ni capacidad de ampliar turnos. Aún así, cuando se analiza el costo, según los datos relevados por La Nación, los precios por hora van desde $147 con materiales incluidos, hasta $240 con materiales y una merienda incluida. Comparando este costo con el precio que cuesta una niñera, que oscila en $95 y $150, las colonias tecnológicas son una propuesta económicamente razonable. Además, los aleja del riesgo de uso excesivo de dispositivos y pantallas como entretenimiento, que produce un "mecanismo de recompensa en los circuitos neuronales del niño, con creciente generación de dopamina; condición necesaria para un posible cuadro adictivo a futuro", concluye el psicólogo David Murad.
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