Tu carrera: en camino al sillón del CEO
Desde una mirada orientada a la especialización, a una visión más generalista focalizada en el negocio, el paso necesario para llegar a ser un número uno
Hay personas que tienen claro que quieren llegar más lejos, y después un poco más aún, hasta llegar al puesto número uno en una compañía que puede ser ajena, pero también familiar. Cualquiera sea el caso, la conducción necesita herramientas de gestión que van más allá de la especialidad que cada uno puede lograr a través de una carrera de grado. Para ellos, los programas ejecutivos capacitan en una mirada global y también establecen una red de contactos con personas, en general sus pares en el camino profesional, que tienen la misma visión y mucho potencial.
“Un posgrado o una maestría en dirección de empresas lleva a otro nivel a personas que han “exprimido” al máximo su carrera de grado”, dice Carlos Loisi, Vice director del MBA
EMBA de la Universidad Di Tella. “La maestría da una solidez muy importante en una visión global necesaria para conducir una empresa. Así, saca a la persona de su especialización para asumir un rol más general, donde se necesita una gran capacidad de gestión”.
Se trata de adquirir habilidades interpersonales y de toma de decisiones que son críticas para la empresa. “La imagen sería «desespecializar» a la persona para que obtenga una mirada más macro”, agrega. En este sentido, las carreras que están más alejadas del mundo de los negocios, como Medicina, Abogacía o también carreras técnicas, se complementan con conocimientos orientados al mundo de los negocios, necesarios para quienes quieren crecer dentro de una compañía.
“El pasaje hacia un rol gerencial se define en esencia como un tránsito desde una posición de especialista a una de generalista, desde una preocupación por lograr resultados a través del propio trabajo técnico a una por alcanzarlos a través de la gestión del trabajo técnico de otros”, concuerda Paula M. Bianchi, Directora de Gestión del Conocimiento y la Innovación de la Escuela de Administración y Negocios de la Universidad de San Andrés. “Los programas ejecutivos brindan conocimientos que permiten que cada participante alcance una visión global del funcionamiento del negocio. Además, adquieren una formación integral en las herramientas y habilidades de gestión más alejadas de su formación inicial y de su experiencia laboral hasta el momento,” se extiende Bianchi.
En primera persona
Mariana buscaba un giro laboral. “Quería pasar de una relación de dependencia a trabajar autónomamente,” explica. Entonces con 28 años esta Contadora hizo el Executive MBA del IAE. Y sintió que fue la decisión correcta. “Me sumó muchos contactos y conocimientos en aspectos que van fuera de lo que es mi especialidad”, dice. “Me aportó conocimientos de recursos humanos, marketing y estrategia, es decir, de lo que es soft,” agrega.
Ricardo estaba en las antípodas. Ya tenía varios desarrollos inmobiliarios en José Ignacio, Uruguay, que funcionaban sobre rieles. Pero necesitaba exponerse a modos de pensar diferentes, que lo desafiaran. “Quise ver Teoría y Práctica en forma más orgánica y desde una universidad de prestigio; aprender de mis errores y aciertos y tener una mirada más amplia”, confiesa.
Por eso se inscribió este año en el programa de Real Estate para directivos de la Universidad de San Andrés. Y evalúa así su experiencia: “Es una herramienta brillante para el que quiere profundizar en esta industria. Los profesores vienen de la actividad privada y tienen un altísimo nivel. Entre los participantes, yo estaré en el promedio en términos de capacitación y soy Administrador de Empresas e hice un posgrado en Harvard.”
Por su lado, Ariel terminó el MBA de la UADE en 2012 a los 37 años. “Había tenido varias ascensos en mi carrera en los últimos años y mi objetivo era estar preparado para una experiencia internacional, que finalmente conseguí. Tener una maestría otorga credenciales profesionales indispensables en entornos más competitivos”, relata. “A través del MBA, adquirí un aprendizaje en el que identifico dos canales”, precisa. “El primero, más académico, me permitió estar al tanto de las tendencias y las experiencias exitosas y no exitosas en el mundo de los negocios. El segundo, más pragmático, emerge de los problemas cotidianos que enfrentan y resuelven todos los días tus colegas de curso. Eso te da un punto de vista único que definitivamente genera valor cuando volvés al mundo real de los negocios”, concluye.
De hecho, según Loisi, una de las virtudes de estos cursos es la interacción con los compañeros de estudio. “En una aula pueden reunirse 60 personas con mucho potencial y carrera ascendente. Es una instancia para formar una red social profesional de primera mano muy valiosa. Además, también hay encuentros de alumni de diferentes camadas que interactúan en reuniones deportivas o encuentros como cata de vinos”
En materia de edad, en los 90 los egresados de Economía y carreras afines solían hacer posgrados justo después de recibirse para poder acceder a puestos jerárquicos desde el vamos. La tendencia ahora es distinta, y la edad promedio de los participantes del MBA es de alrededor de los 34 años. Como Mariana, Ricardo y Ariel, la gente en general adquiere experiencia laboral primero y las herramientas que busca después son de lo más diversas.
En el IAE hay una gran variedad de programas que se adaptan a estas necesidades y que incluyen workshops temáticos, simulaciones y discusiones de casos. Algunos más cortos y de cursada intensiva –pueden durar sólo un par de semanas– entregan certificados y se orientan a habilidades específicas. Otros más largos dan título de posgrado –si son maestrías duran dos años como promedio– y pueden incluir estudios en el exterior y una doble titulación con escuelas extranjeras también.
Los programas que encargan las propias empresas para sus directivos (programas cerrados) varían según el tipo de compañía, el momento de madurez en su desarrollo y el nivel de competencias de los candidatos a ocupar posiciones gerenciales.
Herramientas que abren puertas
Para Paula Rodríguez Etchard, Directora de Executive Education del IAE Business School, “se pone el foco en desarrollar un pensamiento crítico y una mirada creativa para la solución de problemas. También, se centra en el liderazgo de pares, directivos y equipos, y en una visión estratégica del negocio para poder gestionar la compañía formal o informalmente.” El Director de UADE Business School, Carlos Sicurello, añade que en el MBA de su facultad “se enseñan competencias técnicas, como marketing, estrategia y finanzas, y autodesarrollo y emprendedorismo.”
En cuanto a la formación de un CEO, “el desafío específico es ampliar su mirada para que pueda crear futuros posibles para la organización”, reflexiona Bianchi. Y agrega que “para eso es indispensable que comprenda las dinámicas de la innovación, los procesos de diseño organizacional y la gestión del cambio, y que tenga conocimiento “puertas afuera” de la compañía entrando en contacto con diferentes contextos y conociendo los principales actores que influyen en ellos.”
En épocas de cambio, cambian también las propuestas y los programas. La nueva oferta de programas del IAE, por ejemplo, incluye el ya clásico EMBA, el “programa IN”, que gira en torno a la innovación. El “efecto Medici” o intersección de disciplinas que ofrece, provoca una amplitud de enfoques para estimular la creación a través de la interacción entre arte, tecnología y management, que luego se complementa con una intensa actividad práctica. De hecho el 30 % del programa IN transcurre en laboratorios donde los participantes hacen actividades de pintura, fotografía, cine, música, teatro, cocina, robótica e impresión 3D.
La oferta, está claro, es grande, variada y de calidad. El desafío es hacer la elección acertada y convertirse en protagonista de resultados concretos en la industria en que se trabaje.
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