Tres viudas, una virtual
Era un día radiante de sol, con mucho calor. Estaba "yirando" por la calle Juana Azurduy, mientras en la radio sonaba un tango "Calle Cachí", a los pocos metros me tomaron dos chicas, que en la conversación me dijeron sus nombres y me hicieron acordar a la época de Navidad, el pesebre, etc. Ellas son: Belén y María, que recientemente estaban haciendo un trabajo como coordinadoras de prensa en un evento que se estaba desarrollando en el Predio de La Rural, en Palermo, sobre Moda Femenina.
Conversamos durante el recorrido y me contaron sobre la buena recepción que tenía el evento y que en pocos días más se terminaba. Belén y María bajaron en la puerta de La Rural sobre avenida Sarmiento, y apenas moví el auto unos metros, me pararon tres mujeres mayores y como siempre sucede cuando los pasajeros cierran la puerta del taxi, comienza una nueva historia, y en este caso, tres historias que nunca me las hubiera imaginado.
Se debe considerar que habitualmente el pasajero de calle que asciende al taxi, calcula que hay aproximadamente 42.000 coches de alquiler, y entonces supone que nunca más volverá a encontrarse con ese chofer y siente como un anonimato o impunidad que le permite contar y hacer partícipe al taxista de sus historias, ya que es seguro que nunca mas lo volverá a encontrar, contrariamente al pasajero de radio-taxi, que conoce que está la posibilidad de volver a viajar con el mismo taxista.
Las tres señoras cuando vieron el cartel promocional de este "blog", que está en la parte posterior del asiento del acompañante, me preguntaron si quería escuchar sus historias. Les respondí que estaría encantado y así fue como me relataron que ellas eran viudas, dos lo eran realmente y la tercera se consideraba "una viuda virtual". Sus nombres son Delia, Angélica y María Elena.
La primera, Delia, me contó que es viuda hace casi veinte años, tiene dos hijos y un buen pasar económico que le permite disfrutar con frecuencia de viajes y paseos. Tanto es así que, en pocos días, habrá de dirigirse a Santiago de Chile para luego tomar un crucero por el pacífico hasta la costa oeste de Estados Unidos. Mantiene una "situación sentimental" con un señor diez años más joven que ella, quien la contuvo y la ayudó a encontrar la felicidad perdida tras el fallecimiento de su marido.
La segunda, Angélica, es viuda reciente, algo mas de un año, y el recuerdo de su esposo está permanentemente junto a ella. Vive sola, no tiene hijos, solo algunos sobrinos y cuando llega la hora de almorzar o cenar, en la mesa incluye un plato y cubiertos, como si su marido estuviera por llegar a comer, y los pone en el lugar que él ocupaba habitualmente.
Le habla permanentemente como si estuviera allí, tanto es así que cuando sale para hacer alguna compra, al volver y abrir la puerta del departamento, le dice: "Ya volví, viejo, quédate tranquilo".
Con respecto a la tercera, María Elena, la cosa es diferente, ella no es viuda, pero se siente como tal: está casada desde hace algo más de cuarenta años y considera a su esposo como un verdadero "déspota", tal sus expresiones. Este hombre le hacía llevar un cuaderno con los gastos diarios y a todo eso hay que sumarle que hace años descubrió que mantenía un matrimonio paralelo, con una amante en su lugar de trabajo.
A partir de allí y dado que él no quiere separarse porque tendría que darle la mitad de sus bienes, resolvieron vivir bajo el mismo techo, manteniendo las apariencias por las hijas y nietos, pero en habitaciones separadas. Es por eso que todas las mañanas el marido a las siete y media, saca su auto de una marca alemana y se va al departamento de la amante.
En tanto, María Elena sale un poco más tarde para hacer footing dando veinte vueltas a la plaza cercana, luego vuelve, va hace las compras diarias y visita a su familia.
Ella me contó que en una oportunidad le dijo a su marido: "Cuidá tu salud porque el día que te enfermes, es mejor que te mueras porque no podrás contar conmigo, yo no pienso atenderte".
Hay mucho más en las historias de estas tres amigas, pero para muestra esto es suficiente.
Cuando llegaron a su destino, al bajar Delia me dijo que esperaba leer sus historias y que pronto volvería a comunicarse por teléfono conmigo, cuando volviera de su viaje en crucero.
Espero que cumpla su promesa. Será hasta nuestro próximo encuentro.
¿Qué lugar de la Ciudad es?; deje su respuesta. El lunes próximo, se revelará la incógnita
La respuesta de la foto publicada la semana anterior
La foto publicada la semana pasada, sobre los frentes de dos propiedades pintadas y fileteadas, guardaban estrecha relación con el tema de la nota que acompañaba la imagen.
Las dos casas están ubicadas sobre la calle Jean Jaures al 700, vecinas a la propiedad que fuera de Carlos Gardel, hoy transformada en museo del gran cantor.
Muchos lectores creyeron que los frentes pertenecían a casas del barrio de la Boca o Barracas porque supongo confundieron a las que están pintadas en el Pasaje Lanín, del que oportunamente hablaremos.
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