Tres carreras, clases de computación y una start up. Quién es el estudiante argentino que está entre los mejores 10 del mundo
Es de Quilmes, cursa ingeniería informática y dos licenciaturas; quiere invertir en profesores particulares para que otros jóvenes como él puedan seguir estudiando
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Nicolás Monzón es un joven argentino de 25 años que esta mañana amaneció con la noticia de ser uno de los 10 finalistas candidatos a ganar el Global Student Prize, un premio anual de US$100.000 que otorga la Fundación Varkey a un alumno que haya provocado un impacto positivo en el aprendizaje, en la vida de sus compañeros y en la sociedad.
Monzón nació y creció en Villa La Florida, en Quilmes, provincia de Buenos Aires, y actualmente estudia tres carreras: ingeniería en informática en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), licenciatura en Matemática y licenciatura en Ciencias Físicas en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Sin embargo, recién supo que podía estudiar una carrera universitaria cuando estaba cursando el último año del secundario y una compañera le acercó una guía del estudiante. Hasta entonces, el proyecto de continuar sus estudios no existía dentro de su mundo de posibilidades.
“Yo lo que tenía entendido era que después del secundario había que salir a trabajar, agarrar la pala y salir adelante, no que se podía seguir estudiando”, contó.
Su pasión por la matemática se despertó a los nueve años, cuando su abuela, viendo su interés por los números, le regaló un libro sobre la materia que era muy avanzado para su edad y que, sin saberlo, lo preparó para todo lo que vendría. Monzón contó con el apoyo especial de un profesor quien lo presentó al programa educativo y social Jóvenes en Acción (JEA) y, desde allí, lo animaron a solicitar una beca con la que comenzó ingeniería en informática.
“Siento una felicidad muy grande porque tengo la certeza de que esto me va dar el impulso para crecer con Magnetar, la start up de tecnología que creé junto a un grupo de compañeros, y me va a permitir ayudar a mis hermanas y a mi familia desde una mejor posición”, dijo Monzón a LA NACION.
Su familia está compuesta por su madre, que es ama de casa, su padre, que trabaja como obrero de la construcción, y tres hermanas, una de las cuales también estudia ingeniería. “Mi infancia no fue fácil. Mi viejo cartoneó, vi a mis tíos pelando cables, a mi vieja y a mi abuela haciendo trueque en la feria, con frío, a las cinco de la mañana, teniendo dos trabajos o a veces sin trabajo. La vida no es fácil”, contó el joven.
Vocación de servicio
Durante su trayectoria como estudiante, que comenzó en el Instituto Sagrada Familia de Quilmes, ha cultivado una importante vocación de servicio. Comenzó dando un curso de reparación de computadoras y desarrollo de videojuegos mientras terminaba la secundaria y hoy se encuentra en proceso para ser ayudante de cátedra de la UADE.
Como anécdota, Monzón cuenta, no sin algo de vergüenza, que el año pasado le dio clases de programación gratuitas a un vecino que, gracias a las lecciones, consiguió trabajo en el rubro. “Víctor es el portero de mi edificio. Me lo encontraba todas las noches cuando volvía tarde de estudiar y siempre nos quedábamos charlando. Fuimos generando una especie de amistad y yo le empecé a comentar sobre el mundo de la programación. Vi que a él le gustaba y entonces empezamos a armar una ruta de aprendizaje para que pudiera empezar a trabajar. Yo lo orienté, pero él tuvo la voluntad y hoy es desarrollador en Mercado Libre”, dijo Monzón. Su ejemplo también ha inspirado a muchos de sus amigos del barrio donde creció para seguir estudiando.
Cuando quedó seleccionado entre los 50 finalistas, Monzón dijo que si ganara el premio le gustaría invertir en JEA, la ONG que lo ayudó a encauzar sus estudios, para que puedan acompañar a más jóvenes como él y también en Magnetar para poder capacitar a profesores particulares. Hoy sostiene las mismas ideas y agrega: “Quiero colaborar con la educación de la Argentina, generar un crecimiento sostenido con, por ejemplo, capacitaciones de informática para estudiantes de todas partes del país y ayudarlos con el desarrollo profesional”.
Un premio a los logros, el impacto positivo y la innovación
El 21 de junio se habían anunciado los primeros 50 finalistas, elegidos entre casi 7000 nominaciones de 150 países, entre los cuales también estuvo Axel Leonel Córdoba, otro joven de 25 años nacido en la provincia de Tucumán. Córdoba estudia Ciencias Geológicas en la Universidad Nacional del Comahue, en Río Negro, y se destacó por generar dos proyectos con efectos social, educativo y ambiental: Ciencia Cristalina, un taller para que los alumnos de escuelas rurales puedan armar laboratorios de física y química con bajo presupuesto, e Hydroplus, un polvo granular que puede reducir un 50% el agua de riego en las plantas.
El Global Student Prize es un premio hermano del Global Teacher Prize, que otorga la Fundación Varkey en alianza con Chegg.org. Se creó para resaltar los esfuerzos de estudiantes de todo el mundo que están mejorando el planeta. El reconocimiento está dirigido a alumnos que tengan, al menos, 16 años y estén inscriptos en una institución académica o en un programa de formación y capacitación. Los nominados son evaluados por sus logros, el impacto en sus compañeros, la forma en que marcan la diferencia en su comunidad, cómo superan los desafíos, y cómo encarnan la creatividad y la innovación.
Los otros finalistas son Alesyah Asa, de Malasia; Anagha Rajesh, de la India; Gitanjali Rao, de Estados Unidos; Igor Klymenko, de Ucrania; Kenisha Arora, de Canadá; Lucas Tejedor, de Brasil; Mathias Charles Yabe, de Ghana; Maya Bridgman, de los Emiratos Árabes Unidos; y Nathan Nguyen, de Australia.
Agustín Porres, director Regional de Fundación Varkey, afirmó: “Hoy lo celebramos a Nico, y en él, a todos aquellos estudiantes que siguen esforzándose por seguir aprendiendo. El lugar donde él está hoy puede ser realmente inspirador para otros jóvenes. Su vida está marcada por innumerables obstáculos y, a la vez, por enormes docentes, por una familia maravillosa, por amigos, tutores y una comunidad educativa que mostró que cuando trabaja unida puede hace la diferencia”.
Se espera que el ganador se anuncie a finales de este mes durante la semana de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.
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