Tratamientos estéticos clase B: las razones detrás del crecimiento de un “mercado paralelo” que pone en riesgo a los pacientes
Cada vez más profesionales de la salud se están volcando a realizar prácticas estéticas para compensar el deterioro de sus ingresos, pero sin la formación adecuada o suficiente
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Cada tanto, una denuncia pública o una muerte, como la de Silvina Luna o Mariano Caprarola, saca a la luz una práctica que bien conocen los médicos que tienen que resolver sus complicaciones y deformaciones: las estéticas clase B, procedimientos con productos de bajo costo y combinaciones tóxicas para el cuerpo o prótesis sin garantía de calidad que se comercializan en un “mercado paralelo” que conocen colegios profesionales y, si prospera alguna denuncia, los tribunales. Ahora, la crisis económica suma otro riesgo: profesionales que se están volcando a prácticas estéticas para compensar el deterioro de sus ingresos y sin formación suficiente o adecuada, según coinciden especialistas.
“Hoy, un odontólogo hace medicina estética facial: aplica toxina botulínica y rellenos faciales con la excusa de que se usan para la boca o los labios. Puede usar la toxina para tratar el bruxismo, pero ahora se dedican a la frente, las patas de gallo o el relleno de labios o nariz y hasta hay cursos de corta duración que les ofrecen para realizar los procedimientos sin control de la autoridad sanitaria y sin medir o saber resolver complicaciones. Así hay neurólogos, cardiólogos, terapistas, ginecólogos, enfermeros, pediatras”, señaló Jorge Pedro, médico especialista de la División Cirugía Plástica del Hospital de Clínicas y miembro de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora (Sacper).
Lo atribuyó de manera directa a la crisis económica y bajos ingresos a pesar de los tres empleos que, en promedio, declaran tener los profesionales de la salud. “Pero la pregunta es quién está formado para hacer esas prácticas con productos o prótesis que hay que saber utilizar: el mal uso del ácido hialurónico, por ejemplo, puede tener efectos adversos y, por eso, hay que saber cómo detectar a tiempo posibles reacciones y saber tratarlas –planteó–. La medicina estética no es una especialidad y, con este vacío legal de incumbencias y la ausencia de una ley de especialidades médicas, cualquier profesional de la salud puede hacerla, así como cirugías estéticas”.
La agenda del día del cirujano incluía dos pacientes que consultaban por el mismo motivo: la aparición de complicaciones por la aplicación de silicona industrial, que es tóxica para el organismo. En esos casos, el tratamiento es una mastectomía (extirpación mamaria) con reconstrucción. “Vemos estos casos permanentemente. Desde hace años”, dijo Pedro.
Para esta altura del año, pero en 2018, los Consultorios Externos de Cirugía del hospital escuela de la Universidad de Buenos Aires (UBA) dedicaron una semana a la detección de las enfermedades producidas por la inyección de silicona industrial para modificar el contorno corporal, según describía la convocatoria abierta a la población. En cinco días, se presentaron más de 400 personas. “Tenían aceites o siliconas industriales, muchas de ellas en las mamas y los glúteos”, recordó el especialista. “Sigue siendo un problema masivo”, afirmó.
En una mamografía, mostró la “tormenta de nieve” que producen en el tiempo esos productos. “Si una paciente tuviera una lesión sospechosa que pudiera ser cáncer, no lo podríamos ver”, explicó Pedro sobre hasta dónde pueden llegar las consecuencias de procedimientos en los que no se utilizan implantes o productos con garantía de calidad y trazabilidad para bajar costos. “Por el contrario, se trata de productos prohibido, que producen serias secuelas regionales y, en algunos casos, hasta la muerte”.
Etiquetas comprensibles
Ya desde hace años, en etiquetas poco comprensibles para el potencial paciente tentado por el bajo precio, pueden figurar hasta contrastes de uso radiológico, metacrilato en polvo, bactericidas, colágeno u otros productos diluidos en sueros o agua, como relevó en ese momento LA NACIÓN tras la muerte, en 2009, de la modelo Soledad Magnano por una intervención en los glúteos y cuando, en 2014, Silvina Luna, Virginia Gallardo o Victoria Xipolitakis hicieron público que les habían inyectado una combinación con un producto en polvo que se vendía en los locales de insumos odontológicos [por el metacrilato]. Ahora, de muestras de la autopsia sobre el cuerpo de Luna en la comunidad médica se espera conocer qué contenía esa combinación de materiales que se usaba para promocionar “colas perfectas”.
Eduardo Prémoli, jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Italiano y especialista en oculoplástica y órbita, atiende desde hace años complicaciones de pacientes tratados por otros profesionales para resolver. “Los médicos tratan de ir para donde hay mayor rentabilidad. Existen muchísimos cursos de estética y cosmética, lo que no significa que sean de cirugía, que lleva mucho más tiempo e inversión en formación. Lo que observo es que se están abocando a cursos cortos con salida laboral rápida. Ahí sí hay, actualmente, un incremento de profesionales de diferentes especialidades que empezaron a trabajar para mejorar el ingreso”, indicó el Prémoli, vicepresidente de la Sociedad Argentina de Oftalmología y la Sociedad Argentina de Plástica Ocular.
Y eso también se está viendo en la incorporación de los nuevos profesionales al sistema de salud, como publicó LA NACIÓN. “En el momento de elegir la residencia quedan vacantes las especialidades que no son tan rentables –observó el especialista, que también es docente universitario–. Se tiende a elegir lo que dé mayor ingreso y, hoy, sin tener que tener tanto tiempo de inversión en la formación, es la estética y la belleza. En la Argentina, además, con el solo hecho de tener el título de médico ya se puede trabajar y queda en la ética de cada uno qué va a hacer”.
Es por esto que Pedro insistió en una serie de precauciones a tener en cuenta antes de elegir un profesional, como que cuente con un título de especialista o ser cirujano certificado y que, antes del procedimiento, se firme un consentimiento informado en el que claramente se detallen las posibles complicaciones, en qué consistirá la cirugía, el seguimiento y qué cuidados habrá que seguir durante el posoperatorio.
“No sirve un consentimiento hecho inmediatamente antes de ingresar o en el quirófano. Tiene que firmarse días antes, en una conversación franca con el profesional y para que el paciente pueda preguntar y recibir toda la información antes de suscribirlo –explicó el cirujano–. El 90% de las cirugías son con anestesia general y requieren un lugar de complejidad para contar con la asistencia adecuada en el caso de que ocurra alguna complicación. Además, los productos inyectables, los hilos y las prótesis mamarias que se vayan a utilizar tienen que tener un sticker por trazabilidad que se incorpora al protocolo quirúrgico, la historia clínica del cirujano y se le da a la o el paciente, quien debe exigirlo.”
Otro consejo es tener cuidado con lo que se publica online y por las redes sociales, sobre todo en Instagram, con el marketing médico. “Tener muchos seguidores no es un indicador de calidad y hay que tener presente que las fotografías se pueden modificar y se elige la imagen que se quiere mostrar”, dijo Pedro.
“Como médicos –continuó–, hay que saber decir que no a un paciente y el paciente también tiene que aprender a aceptarlo por el cuidado de su salud. Saber operar lleva años; saber decir que no, lleva toda una vida y requiere de ética del cirujano plástico, lo que debe ser valorado también por los pacientes”.
Salida laboral ante la crisis
Las 700 vacantes de este año en una capacitación sobre rejuvenecimiento facial con referentes de la región, Europa y Asia se agotaron en pocos días. Para presenciar las exposiciones sobre técnicas y productos, con demostraciones en vivo y disección cadavérica durante dos días en un hotel de Puerto Madero, solo quedó la posibilidad de seguirlo on line.
Fernando Felice, médico especialista en cirugía plástica, estética y reparadora y organizador de Masterhub, señaló ante la consulta de LA NACIÓN que se inscribieron profesionales de especialidades como pediatría, traumatología, urología, ginecología, otorrinolaringología, cirugía general y medicina general o de familia.
¿Por qué? “La salud está muy mal paga –respondió–. Una persona va a atenderse por una obra social o una prepaga y tiene turnos recién de acá a dos meses y cada vez son menos los médicos reconocidos que quieren trabajar con coberturas y ni que hablar en los hospitales, porque el ingreso es malísimo”.
Y agregó: “Como ven que este rubro [por la estética] no está nomenclado por las obras sociales o las prepagas o son pocas las que lo cubren, los médicos pueden trabajar de forma independiente. Entonces, están viendo a la estética como una salida laboral para mejorar sus ingresos. Por eso hay tantas especialidades que se vuelcan a este campo”.
Coincidió con el especialista del Clínicas, donde Felice completó su residencia en cirugía plástica y reparadora hace 14 años y fue jefe de residentes, al poner como ejemplo a los odontólogos. “Están habilitados para hacer estética facial y se vuelvan bastante a la estética porque está mejor remunerado que su propia especialidad o las subespecialidades odontológicas”, indicó. Pero dijo que, en general, no está viendo que haya una “capacitación seria” para ese cambio de tareas.
¿Cuáles son las especialidades con más profesionales que están optando por ese cambio ante la crisis? La respuesta fue inmediata: todas las especialidades dentro de medicina y la odontología para mejorar sus ingresos. “Si no logramos una buena capacitación profesional, van a seguir cada vez más en ascenso las complicaciones o los malos resultados. Que quien se quiera dedicar a la estética, se capacite bien, ya que no existe una residencia como para cirugía plástica, dermatología u otra especialidad”, insistió Felice.
Atiende, según contó, entre dos y tres casos por día con complicaciones o deformaciones en las que ya es necesaria una cirugía para corregirlo. “Se ven más seguido de lo que se cree”, dijo.
Este jueves, durante la primera jornada, en una mesa que analizaron cómo evitar y manejar posibles complicaciones, Karina Ravera, radióloga especializada en intervencionismo ecoguiado en procedimientos de estética, mencionó la creciente preocupación de los pacientes por la hipercalcemia y otras consecuencias asociadas con materiales como el polimetilmetacrilato (PMMA) a propósito de los casos como el de Silvina Luna que se están conociendo. “Es una emergencia en nuestro país con las muertes que se sucedieron”, dijo la médica, que durante su presentación también se había referido a la importancia creciente de la formación profesional.
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