Trasladan a 64 familias de la villa 21-24 que viven a metros del Riachuelo
Nadie puede vivir a menos de 35 metros de la orilla del Riachuelo. Esa fue el principal punto de la sentencia de la Corte Suprema cuando en 2008 bajó el martillo a lo que se conoció como Causa Mendoza que, además, ordenaba recomponer el daño ambiental de la cuenca, mejorar la calidad de vida de sus habitantes y prevenir nuevos perjuicios. Unas 2000 familias debían ser relocalizadas en forma progresiva en la ciudad de Buenos Aires y se necesitaban al menos 17.000 soluciones habitacionales a lo largo de toda la cuenca. Lentamente se empieza a saldar esa deuda pendiente, al menos en el ámbito porteño.
Esta semana 64 familias que viven colgadas del Riachuelo en la villa 21-24, en Barracas, en uno de los extremos del meandro del cauce, comenzaron a ser trasladadas a nuevas viviendas ubicadas en un predio cercano conocido como Mundo Grúa porque allí funcionaba una empresa de logística. Serán las primeras de un total de 320 que se irán instalando allí de forma progresiva a partir de marzo, en departamentos construidos por el Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC). Cuando se complete la mudanza, habrán sido reubicadas 1004 familias que necesitan una nueva residencia.
El acuerdo marco de 2008 planteaba la relocalización de las personas ubicadas en los asentamientos Lamadrid, Magaldi, Luján y El Pueblito y las villas 26 y 21-24. Todas las familias que viviesen en esa franja de 35 metros debían ser trasladadas. Hasta el momento se completó la relocalización de la villa 26 que desapareció cuando terminó la mudanza. Las casillas fueron demolidas y le dieron paso a senderos que se sumarán a los espacios generados cuando se libere toda la traza.
"Esperamos en este año poder completar la relocalización de los vecinos de la 21-24", le dijo Juan Maquieyra a LA NACION, en plena mudanza de los vecinos. Ésta implica trasladar a unas 900 familias más. "Creemos que para poder sanear el Riachuelo y lograr la relocalización cerca del barrio la única manera es con el apoyo del Gobierno nacional y con la voluntad política de la Ciudad. Eso permite avanzar mucho mejor que lo que se avanzaba antes", agregó.
El año pasado se cumplieron diez años de la sentencia de la Causa Mendoza y la Corte Suprema le pidió explicaciones a las autoridades de la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar) por su incumplimiento de los compromisos asumidos en 2008 . "¿Son conscientes de que en diez años se cumplió solo con el 22% de las viviendas que debían ejecutarse?", preguntó el juez Juan Carlos Maqueda. Los responsables de Acumar no sabían cómo responder.
Las relocalizaciones que se están haciendo en la 21-24 vienen a cubrir una parte de esa vieja demanda, muchas veces obstaculizadas por presupuestos trabados o desviados. "Al lado del Riachuelo se vive muy mal porque se generan problemas de salud, muchas enfermedades, también hay olor a basura, es una contaminación permanente. Por suerte está un poco más limpio que antes, pero sigue siendo un basural", contó Salvador Aguilar, fuera de su casa que será demolida una vez finalizada la mudanza.
Su vivienda llega hasta la orilla del Riachuelo. Y aunque Salvador diga que hay menos basura, sobre el río ennegrecido se ven pasar botellas, neumáticos, bolsas y otros elementos. "Estamos contentos con esta posibilidad. Tenemos una casa nueva que habrá que pagar. Quiero pagar mi casa nueva, haciéndole frente con mi trabajo de herrero. La casa estará demolida y este lugar se convertirá en un paseo. No hay angustia, era momento de que pase", dice el hombre, paraguayo, junto a su esposa, Carmen Benítez y sus hijos Jessica, Elías y Liz.
El fallo de la Corte, del 8 de julio de 2008, comenzó a gestarse en 2004 cuando un grupo de vecinos de la vera del Riachuelo presentaron una demanda contra el Estado Nacional, la provincia de Buenos Aires, la Ciudad y 44 empresas para reclamar por la recomposición del ambiente, la creación de un fondo para financiar el saneamiento de la cuenca y un resarcimiento económico por daños y perjuicios.
En la ciudad se creó la Unidad de Proyectos Especiales Cuenca Matanza Riachuelo (UPE-Acumar) que depende del IVC y lleva adelante proceso de relocalización de las familias. Hasta el momento fueron reubicadas 165 familias de la 21-24 en el barrio Mugica, 104 de la Villa 26 en el barrio Luzuriaga, 29 del asentamiento Luján en los complejos habitacionales Lacarra y Cruz, 137 del asentamiento El Pueblito en el complejo San Francisco, 121 del asentamiento Magaldi en San Francisco, 10 del Camino de sirga en barrio el Mugica y 118 de la villa 26 en San Antonio y Lacarra.
"La relocalización completa terminaría, si todo marcha bien, a fines de 2020 o principios de 2021. Esto incluye una política que se discute con el IVC sobre los mejoramientos dentro de la villa 21-24 para aquellas personas que quieran quedarse con la incorporación de los servicios públicos", destacó Luis Duacastella, defensor adjunto del Ministerio Público de la Defensa.
"La condena de la Corte no termina en la relocalización porque también implica el mejoramiento de la calidad de vida de otros vecinos. Se hicieron muestras a 50 metros del Riachuelo y los resultados arrojaron que hay contaminación de metales pesados, fundamentalmente plomo, muy perjudiciales para los niños. Hay que remediar los suelos, hacer veredas y pavimentos. Darles agua corriente, como mínimo", planteó el funcionario del organismo que acompañó la demanda de los vecinos.
Los edificios de Mundo Grúa están en un proceso de mudanza simultánea de 64 familias que mañana terminarán de instalarse en sus nuevas casas, que pagarán mediante créditos otorgados por el IVC y con cuotas accesibles a sus posibilidades económicas. Mientras los adultos desembalan cajas, trasladan muebles, acomodan la ropa, los más chicos juegan en los patios internos de los edificios. Por allí andan los tres hijos de Juana Sosa, otra de las beneficiarias del las nuevas viviendas.
"Toda mi casa era como el comedor", dice, parada en el centro de su vivienda, con tres habitaciones. "Era grande, pero estaba toda rota, tenía mucha humedad, no le favorecía a mi hijo que es asmático. Vamos a estar cerca del Riachuelo, pero no encima, como pasaba hasta ahora", cuenta la mujer. Mientras tanto ceba un mate y explica cómo están organizándose con las vecinas para limpiar los espacios comunes. Y también que pueden "llavear" las puertas de las casas, para sentirse más seguras.