Tras nuevas irregularidades constatadas en el zoo de Luján, buscan acelerar el traslado de los primeros 10 leones a un santuario de EE.UU.
Los ejemplares irán al complejo Keepers of the Wild, en Arizona
- 5 minutos de lectura'
Después de meses de reuniones y negociaciones con los propietarios y el abogado del clausurado zoológico de Luján, Luciano Zammito; de infinidad de trámites, permisos y acuerdos, llegó el momento de trasladar a los primeros diez de 57 leones allí encerrados, ocho hembras y dos machos, hacia el santuario Keepers of the wild, situado en Arizona, Estados Unidos, donde tendrán una vida lo más parecida posible a la de su ambiente natural, de donde nunca debieron haber salido sus ancestros.
Si todo el operativo concluye como está planeado, estos ejemplares –más los otros que los seguirán– vivirán en semilibertad, pues en libertad total no sobrevivirían. La mayoría de los 120 leones y tigres que habitan en el zoológico nacieron y crecieron en cautiverio, con una gran cercanía con los seres humanos. Algunos de ellos provienen de circos, de los que fueron incautados; todavía están los carromatos como testimonio en los confines del predio. Se necesitaría mucho tiempo y dinero, así como otros recursos, para adaptarlos a su hábitat natural, sin tener la certeza de que se llegaría al objetivo deseado.
Pero el esfuerzo de trasladarlos al santuario, eso sí está claro, mejorará sensiblemente su calidad de vida: tendrán espacio, lagunas, árboles, compañía y la posibilidad de correr; así, experimentarán una sensación similar a la libertad total.
“Nos tienen clausurado el zoo hace casi dos años y estamos trabajando con el 20% del personal. ¿Cómo quieren que hagamos? Desde Ambiente [el ministerio nacional], hicieron más de ocho inspecciones y siempre encontraron todo bien”, se defiende Jorge Semino, dueño del lugar. “No tenemos plata para castrar ni separar todos los animales, hacemos lo que podemos”, agrega.
Se refería a la información difundida recientemente por el ministerio a cargo de Juan Cabandié, que durante una inspección constató que los felinos se siguen reproduciendo pese a la prohibición existente, a la par de otras irregularidades, y confirmó la clausura impuesta al predio.
Lo cierto es que urge mirar para adelante y liberar espacio para que el zoológico pueda transformarse en un ecoparque, de modo que los animales que queden vayan teniendo más espacio para mejorar su calidad de vida y el lugar pueda reabrir reconvertido. A pesar de que la comida para los felinos está relativamente asegurada con las vacas y los caballos que mueren en los campos vecinos, dos años sin público empiezan a complicar aún más el panorama.
Cómo será
Los leones son animales que, si bien sufren el cambio de territorio y recuerdan a aquellos que los criaron, cuidaron y alimentaron, después de un tiempo se adaptan a su nuevo hábitat, especialmente si este mejora sensiblemente su calidad de vida. “Los de Luján tienen una interacción muy fuerte con los humanos”, indica Pablo Llaver, socio gerente de la empresa Highlander, a cargo de toda la logística del traslado.
Llaver fue el responsable, hace ya treinta años, de la misión de llevar fuera del país hacia distintos zoológicos 60 leones y 21 tigres del primer dueño del zoológico de Luján, Jorge Cutini, cuando se cerró el zoológico que tenía en Ezeiza. También se ocupó de gran parte de la logística de la relocalización de la elefanta Mara desde Buenos Aires a un santuario del Mato Grosso, y lo hará con Pocha y Guillermina –las elefantas de Mendoza– cuando llegue el momento.
“En 2002 trasladamos todo el acuario de Mar del Plata a Valencia. Llevar a los delfines y a las belugas fue lo más complicado que hicimos, pero les mejoró mucho la vida. Y el traslado de los osos desde Mendoza hasta un santuario en Denver fue emocionante. Los tuvimos que subir desde la mazmorra en la que vivían y la única manera de ver el cielo era mirando hacia arriba. Empezamos a trabajar un domingo para sacarlos de allí y el viernes estaban en Estados Unidos, en libertad. El momento en que abrimos la jaula fue único”, recuerda Llaver.
Para transportar a los primeros diez felinos –que tienen entre dos y ocho años– desde Luján, se deberán fabricar diez jaulas (que pueden ser de madera o de acero), de acuerdo con las exigencias de IATA, la asociación internacional de transporte aéreo. “Nosotros usamos las de acero, que son mejores para el animal, más lisas”, agrega Llaver. En general, como el avión se mueve y los animales se estresan, se quedan muy quietos; si viajan en un avión de pasajeros, van en la bodega y no es posible verlos durante todo el viaje. Si bien tienen agua y comida a disposición, es muy raro que coman algo. Debajo de las jaulas se coloca un piso especialmente preparado para recolectar la orina. Todos los detalles son importantísimos para que lleguen sanos y salvos, y con el menor estrés posible.
Campaña
Luego de que el zoológico fuera clausurado por el Ministerio de Ambiente y se diera intervención a la Justicia por las diversas irregularidades constatadas en el predio, la organización y la financiación del traslado de los leones está a cargo de dos ONG, Enfoque Animal y Fundación Zorba, que deben reunir 135.000 dólares. Es posible que próximamente empiece una campaña pública de recaudación de fondos para llegar a la suma requerida, mediante muchos pequeños aportes privados.
Quizás una conciencia colectiva más extendida y un verdadero cambio de paradigma, a favor del respeto por las demás especies y en contra del cautiverio de animales para exhibición, esta vez logren que 57 leones recuperen una vida algo similar a la que siempre debieran haber tenido. Los zoológicos ya son parte del pasado.
Otras noticias de Zoológicos
- 1
En la ciudad. Lanzan un programa para que los mayores de 25 terminen el secundario en un año: cómo inscribirse
- 2
Ya tiene fecha el comienzo del juicio a la enfermera acusada de asesinar a seis bebés
- 3
Un vuelo de Aerolíneas Argentinas tuvo problemas cuando pasaba por Río de Janeiro y debió regresar a Buenos Aires
- 4
Hay alerta amarilla por vientos fuertes para este viernes 20 de diciembre: las zonas afectadas