Tras una nota de LA NACION, la Iglesia chilena suspendió a un sacerdote argentino acusado de abuso sexual
Hubo una investigación sobre "abuso sexual contra un menor de edad". También hubo una orden del Vaticano de "amonestarlo". Y un año más tarde se sumó un informe de la arquidiócesis de Los Ángeles, en California, que determinó que los testimonios contra el sacerdote Roberto Agustín Barco eran tan contundentes que alcanzaban para prohibirle ejercer el sacerdocio dentro de su jurisdicción.
Sin embargo, Barco siguió dando misa y con el apoyo del obispado de Chascomús, encontró refugio en un pueblo alejado al sur del Chile. Anteayer, luego de que una investigación de LA NACION contara su historia, el obispado de Puerto Montt decidió juntar todas las pieza sueltas y suspenderlo en el "ejercicio público de su ministerio".
"Jamás en mi vida tuve una conducta inapropiada con niños a los que tanto amo!!!", le había asegurado a este diario Barco, vía WhatsApp. Siempre con un tono cordial y cerrando cada frase con un signo de admiración, Barco respondía así a un informe de diciembre 2018 difundido por la arquidiócesis de Los Ángeles en el que se detallaban los nombres de todos los sacerdotes cuyas denuncias por supuestos abusos resultaban creíbles para la Iglesia. Esos testimonios, informó el arzobispo, fueron entregados a la justicia para que se inicien causas judiciales.
Para entonces, Barco, de 65 años, ya llevaba varios meses como párroco en Cochamó, localidad ubicada a 100 kilómetros de Puerto Montt.
"El administrador apostólico del arzobispado de Puerto Montt, padre Ricardo Morales, como medida prudencial ha decidido suspender del ejercicio público del ministerio al Pbro. Roberto Barco, mientras duren las indagaciones que permitan aclarar los hechos de los que se le imputan", anunció anteayer el obispado chileno, en un comunicado difundido también por el Episcopado de ese país.
Sanción previa
Pero además de anunciar el alejamiento del sacerdote argentino, el obispado chileno aseguró que en "el año 2017, la Congregación para la Doctrina de la Fe, determinó que el obispo de la diócesis de Chascomús amonestara al Pbro. Barco, después de concluida una investigación previa por abuso sexual contra un menor de edad". Esa sanción a Barco había sido desmentida por el obispado de Chascomús.
La Congregación para la Doctrina de la Fe es el órgano de la Iglesia, con sede en el Vaticano, encargado de llevar adelante las investigaciones sobre pedofilia. Y según reconocieron en Chile, a pesar de que Barco fue amonestado, no se lo "privó de ejercer públicamente el ministerio sacerdotal".
LA NACION había consultado al obispado de Chascomús sobre cuál era la situación de Barco, y si a pesar del informe de Los Ángeles seguía siendo sacerdote. Allí, el presbítero Lisandro Rodríguez, canciller de la diócesis, aseguró que se "dio por cerrada la causa por ausencia de delito".
Barco asumió asumió como Administrador Parroquial de la iglesia de María Inmaculada de Cochamó el 5 de mayo de 2018. Según informó el padre Ricardo Morales, vocero del obispado chileno, su designación fue un acuerdo entre los obispos Cristian Caro, en ese momento a cargo de Puerto Montt, y Carlos Malfa, de Chascomús. Morales insistió en otro punto: Barco sigue perteneciendo la diócesis argentina.
"Yo le comuniqué en el día de ayer [por el domingo] al sacerdote que mientras dure la investigación y por prudencia no puede ejercer el ministerio, esto es que no puede oficiar misa ni ningún otro sacramento en público", dijo Morales durante la conferencia de prensa.
Y agregó que pedirá a Chascomús informes sobre los antecedentes de Barco. "Él es el que tiene la información más fidedigna y completa de lo que ha acontecido", agregó.
Informe público
Ni en los obispados de Chascomús y Puerto Montt, ni en la conferencia episcopal chilena respondieron dónde se encontraba hoy el sacerdote y por qué razón Barco no había sido investigado hasta el momento ya que el informe de Los Ángeles es público y fue difundido por los principales medios de Estados Unidos.
Luego de ejercer la mayor parte de su sacerdocio en Chascomús, Barco fue trasladado a la parroquia San Salvador de Colton, una pequeña ciudad que pertenece al condado de San Bernardino, en California.
De acuerdo al informe difundido por la arquidiócesis de Los Ángeles, el abuso se habría cometido entre 2009 y 2011, aunque la denuncia recién fue presentada el 25 de abril de 2016, y ese mismo día se hizo una denuncia en sede policial. Pocos días después, Barco fue destituido.
A pesar de la sanción, Barco seguía anhelando volver al clima cálido de California y abandonar el frío de la patagonia. "Desearía regresar a Los Ángeles, aunque es difícil!!! Pero para Dios nada es imposible!!!!, Sería justo que me aceptaran nuevamente para seguir trabajando allí!!!", admitió el sacerdote en uno de sus mensajes a LA NACION.
Pero en Los Ángeles no pensaban lo mismo. John Andrews, director de prensa del obispado de San Bernardino, ratificó a LA NACION que la situación de Barco no varió desde entonces: "Fueron removidas sus facultades, lo que significa que no tiene permiso de ningún tipo de ministerio aquí".
Hasta el pasado domingo, Barco seguía a cargo de la misa de las 10 en la parroquia de Cochamó.
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