El drama de las cenizas obligó a Bariloche a reinventarse
Lejos del fantasma del Puyehue, la ciudad se prepara para iniciar una temporada que promete; cabalgatas y paseos en barco invitan a descubrir una Patagonia diferente
SAN CARLOS DE BARILOCHE (De una enviada especial).- Reinventarse. De eso se trata. No hay carteles que lo declaren abiertamente ni frases que lo verbalicen. Es el sello natural del paisaje y de su gente el que lo refleja en su andar, a cada paso, pese a los pronósticos que ensombrecieron a la ciudad a principios de junio.
Desde la paliza que significó la entrada en erupción del volcán Puyehue-Cordón Caulle y la imagen de un desierto gris -ajeno y desconocido- a esta parte, se interpone un abismo. La "Capital de los Lagos del Sur", como llaman los rionegrinos a este rincón del país, encontró en poco tiempo la manera de vencer los imprevistos que trajo la naturaleza, esta vez algo enfurecida.
Los meses de trabajo que sobrevinieron al desastre derivaron en una región fortalecida en carácter y renovada en propuestas. Lejos quedó el mal trago que provocó la lluvia de cenizas. También el desánimo y la desesperación, transformados hoy en recuerdos que se añaden a esa lista que la memoria prefiere olvidar.
De cara al arranque de la temporada estival, la oferta se alimenta del mismo impulso que guía a los pobladores y espera impaciente poder completar la postal con la llegada de los turistas al corazón de la montaña.
Imanes con el paisaje
El espectro de opciones que se perfilan para este verano es inagotable. Cada una, a su manera, provoca un romance instantáneo con el paisaje, emplazado sobre la margen sudeste del Lago Nahuel Huapi. La consigna es sentir el lugar, volverlo propio. El ambiente llama a la aventura y ella a la acción.
Las anécdotas sobre Bariloche se intercalan durante un entretenido y colorido viaje en camioneta, rodeado por retamas y lupines, que entran en pausa al llegar al Complejo Los Baqueanos, ubicado a unos 22 kilómetros del centro de la ciudad.
El sol anticipa una jornada ideal y un vuelo en parapente corona el escenario que en unas horas se convertirá en testigo de varias travesías que se encadenarán hasta caer la tarde.
Una cabalgata con sello europeo
La primera prueba llega de la mano de Marie, una joven guía de cabalgatas que migró de Francia cautivada por la belleza del sur.
Camino a una playa de arena, rodeada de cerros y bosques, relata a esta cronista su vida en la Patagonia, que abrazó como su nuevo hogar durante unas vacaciones. Se zambulló en este trajín hace cuatro años y, desde entonces, divide su tiempo entre su pasión por los caballos, que amansa junto a José -también baqueano de la zona-, y su trabajo en Los Alpes europeos, donde oficia de pastora de un rebaño de ovejas que permanecen bajo su cuidado días y noches enteras. "Una tarea que se afianza entre las mujeres", describe a LA NACION .
La sonrisa fresca de Marie refleja estar convencida de su elección. En su incipiente castellano, que comenzó a pulir con la ayuda de José -también presente en la excursión-, revela secretos del paisaje que recorre a diario, mientras imagina alternativas para dinamizar la cabalgata y dotarla de magia.
Al llegar a destino, mira con complicidad a su compañero. No hace falta otra señal. Se entienden naturalmente. Juntos avanzan hacia el lago, divertidos, y se ubican detrás de una línea imaginaria esperando la largada. Sin guiños a los visitantes, aguardan unos minutos, y trotan con alegría hacia el otro extremo de la playa. El espectáculo es perfecto. El marco, soñado.
Ya es de noche, aunque la claridad no lo confirme. Entre risas y retratos que intentan congelar ese momento único, emprendemos el regreso bordeando algunas carpas instaladas en la zona. Lentamente, la temporada empieza a asomar.
Un trekking de lujo
Al día siguiente, la cita se traslada a otro punto de Bariloche: el muelle de Puerto Pañuelo. A metros del imponente hotel & resort Llao Llao, sobre el Circuito Chico, nos espera para embarcar un anfitrión de lujo, Nicolás De la Cruz, reconocido internacionalmente por su participación en hazañas de alta montaña.
Distanciado de las recorridas que lo deslumbraron durante más de veinte años como andinista, Nicolás despunta hoy otro vicio: el agua. El Kaiken Patagonia, el barco que adquirió un año atrás, es la proyección de esa búsqueda, de un nuevo desafío.
La vista panorámica de la península que se consigue a bordo es realmente envidiable. También lo es la experiencia que se vive en su interior, análogo al living de una casa. Intimista, el lugar invita a relajarse y disfrutar de uno de los circuitos lacustres más exclusivos de la zona manteniendo un contacto estrecho con los otros pasajeros y miembros de la tripulación.
Rumbo a Brazo Tristeza, un profundo fiordo glaciario que le da nombre a esta expedición, Nicolás conquista con su vasta experiencia en la región y en el mundo, donde se destacan, entre otros, ascensos al Everest, al Xixapagma (Himalaya) y al Aconcagua.
A medida que nos acercamos a los cerros López y Capilla se sincera y revela sentirse a gusto en su nuevo rol, sin dejar entrever cierta nostalgia. "Es que no me alejé de la montaña. Mirá", expresa a esta cronista al señalar el paisaje que se avecina mientras navegamos.
Minutos después cruzamos en un pequeño bote a una playa cercana. Nicolás nos guía en una sencilla caminata por un bosque de cañas colihue que culmina con la Cascada del Arroyo Frey, una impresionante mole de roca desgastada por el hielo y el agua durante siglos.
Ya internados en la tupida selva valdiviana, un sector del parque donde llueve la mayor parte del año, la travesía se corona con una pequeña llovizna que recibe al grupo. La vuelta, inmersos en un silencio profundo para apreciar el entorno que separa al bosque de la playa, le confiere al paisaje una atmósfera incluso más romántica. La propuesta llega de la mano de Nicolás, un gran conocedor de estas tierras.
Plan para abaratar costos
El drama de las cenizas que sumió a la región en una profunda crisis impulsó la aparición de nuevos proyectos con el fin de conservar el alto índice de turistas que registra Río Negro año tras año y evitar que migren a otras provincias y países vecinos.
Con ese objetivo, autoridades gubernamentales y operadores del mercado trabajan en conjunto en un plan destinado a ofrecer descuentos promocionales en hotelería y gastronomía que rozarían el 50 por ciento, según adelantaron a LA NACION en el marco de la 3era. Semana de la Aventura, llevada a cabo a fines del mes pasado en Bariloche.
"La expectativa es fortalecer el turismo. La oferta en ese rubro es muy importante. Sólo se trata de dar apoyo y de instrumentar las políticas de promoción adecuadamente", señaló el intendente electo, Marcelo Goye, unos días antes de asumir el cargo.
La propuesta podría alcanzar también algunas de las actividades que ofrece la ciudad, entre las que se destacan, la escala en roca y en hielo, rafting, trekking, buceo, mountain bike, kayak, además de las mencionadas en esta nota.