Tras el fuerte conflicto con la Iglesia, en Salta reapareció la “vidente” de la Virgen del Cerro
Galliano, que dice tener visiones marianas, estuvo en la tradicional procesión que convocó a unos 15.000 devotos; su figura enfrenta a carmelitas con el Arzobispado
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SALTA.– “Hay mucho turismo no solo por el fin de semana largo, sino por la ‘Virgen del Cerro’. Vuelve María Livia [Galliano]. Están llegando ómnibus de todos lados”. Con ese comentario, un taxista salteño se refería a la mujer que dice tener “apariciones” y “mensajes” marianos y que, desde el comienzo de la pandemia de Covid-19, no se mostraba en la ermita del cerro, donde todos los años llegan los feligreses.
Hoy, cuando se realizó una nueva procesión al cerro, Galliano reapareció. Y lo hizo en medio de la polémica que empezó hace nueve meses y que incluye denuncias cruzadas entre las carmelitas del convento San Bernardo y el Arzobispado provincial, que rechaza que las monjas integren la fundación Obra Yo soy la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús y Yo soy el Sacratísimo Corazón Eucarístico de Jesús, que es la entidad que gestiona los temas vinculados a la devoción de la “Virgen del Cerro”, que la Iglesia no reconoce.
A partir de un acuerdo impulsado por el Vaticano, el arzobispo de Salta, Mario Cargnello, envió a la procesión a Javier, un teatino párroco de la Capilla de la Medalla Milagrosa en el barrio Los Tres Cerritos, cercano a esa zona, a dar la misa. Otros veinte sacerdotes también estuvieron allí.
En abril pasado, las monjas denunciaron a Cargnello y a otros tres sacerdotes por supuesta violencia de género y económica y de esa causa se desprendió otra investigación por los manejos económicos del monasterio y su vínculo con la fundación.
Durante toda la mañana, en la puerta del convento San Bernardo, hubo una larga fila para comprar las imágenes de la virgen, rosarios y llaveros que confeccionan las carmelitas. Las religiosas atienden a los feligreses a través de una celosía. “Lo bueno es que las hacen ellas y rezan mientras las producen”, cuenta Elvira, que llegó desde Tandil para la celebración.
Había muchos feligreses que vestían remeras con la imagen de la “Virgen del Cerro” y la frase: “Gracias por atender mi llamado”. En la explanada del monasterio, los vendedores ambulantes ofrecían rosarios, almanaques y estampitas. Durante la espera los peregrinos intercambiaban sus experiencias. Así, una mujer de Venado Tuerto, en Santa Fe, contó que se recuperó de un cáncer y otra, de Buenos Aires, le decía que su marido había sido curado de una “enfermedad grave”.
Mientras, la guía de una excursión comentaba: “María Livia anunció que se construirá un convento arriba [del cerro]; va a ser como en Medjugorje (N. de la R.: localidad en Bosnia, en la que supuestamente aparece la virgen, aunque el Vaticano no la reconoce)”.
Acuerdo
En agosto pasado, a instancias del Vaticano, se firmó un acuerdo entre las carmelitas y la Iglesia salteña que se suponía resolvería la grieta religiosa. No fue así, pero sí se cumplió con la decisión de que se celebrara la misa por la festividad de la virgen, lo que no significa reconocer la devoción.
En la misa –una buena parte realizada bajo una llovizna persistente– hubo unas 15.000 personas. En tanto, unos 2000 voluntarios, que estaban identificados con un pañuelo celeste, trabajaron intensamente en la organización. Los líderes llevaban handies y en cada punto del playón acomodaban a los peregrinos, entregaban rosarios y estampitas, recolectaban las “intenciones” de los devotos y limpiaban los baños químicos.
Durante la ceremonia, Galliano, de camisa color natural y pantalón negro, estuvo muy activa detrás del altar, en donde también se ubicó el coro. Daba indicaciones y, en varios momentos, conversaba con los sacerdotes.
Hasta hace unos años, sus apariciones eran más frecuentes y, en el cerro, los sábados caminaba entre los peregrinos, les tocaba un hombro o les daba la mano. En ese entonces, se multiplicaban las escenas de desmayos, agitaciones y llantos. Los devotos hablaban de “imposición de manos”, un gesto cuestionado por la Iglesia. Sin embargo, en la celebración de hoy no se registraron ese tipo de expresiones.
En la misa hubo oraciones por el arzobispo salteño, por el papa Francisco y también por la comunidad de las carmelitas.
La Iglesia, aunque no reconoce a la “Virgen del Cerro”, no opina sobre quienes la veneran movidos por la fe. De la fundación, señala que es una “iniciativa particular en el marco de una organización civil, sin reconocimiento ni inserción en la actividad orgánica y oficial de la iglesia católica de Salta”. La clave del conflicto es que las carmelitas sean parte.
La institución no habla públicamente de Galliano. Hace unos años en una entrevista el Papa sí cuestionó el protagonismo de la “vidente”, como la denomina el Vaticano en sus documentos. En 2006, cuando era cardenal, Jorge Bergoglio, recomendó a los sacerdotes porteños “no celebrar la Eucaristía” en la ermita del cerro.
En la celebración de hoy se reservó un momento para los enfermos que no pudieron acompañar la imagen en la procesión. Así que se les acercó la Virgen. Antes de iniciar el ascenso hubo una suelta de globos en forma de rosario. Después, con la imagen en andas, comenzó la caminata acompañada de feligreses que llevaban velas encendidas. La ceremonia terminó cuando se entronizó la Virgen en su capilla.
Fue la última ceremonia colectiva del año. Las actividades se reiniciarán en marzo próximo. El santuario permanecerá abierto, pero no se rezará el rosario comunitario, ni habrá “oración de intercesión”. Tampoco estarán activos los servicios de camionetas que trasladan devotos.
Los comienzos
Las “apariciones” y los “mensajes” de la Virgen que Galliano dice recibir comenzaron en 1990, pero no se hicieron públicos hasta un tiempo más tarde. Al comienzo sabía de ellas solo su confesor. A medida que pasó el tiempo, se constituyó un grupo que se reunía a rezar el rosario los viernes.
Fue en 1995 cuando comenzó el vínculo de Galliano con las monjas de clausura. Ese año, según narra la historia oficial de la fundación, la Virgen le “dijo” a Galliano que fuera al convento y les pidiera a las religiosas que se convirtieran en “transmisoras” de sus “mensajes”.
A partir de ese momento las carmelitas “adoptan espiritualmente a María Livia; compartiendo estas experiencias de este nuevo camino, entre rosas y espinas. Desde entonces toda la comunidad la sostiene con sus oraciones y amor hasta estos días”. Toda la descripción está en la web de la fundación que agrega que la Virgen, cuando debe transmitirle algún mensaje al Carmelo, le señala “‘Hijita, lleva este mensaje a tus hermanas carmelitas”.
Recién en 1997, cuando era arzobispo monseñor Moisés Blanchoud, se publicó un libro con los “mensajes” recibidos por Galliano. Por esa misma época, se creó una comisión en la Iglesia salteña –siguiendo los pasos previstos por el Vaticano para estos casos– para “acompañar y discernir” las revelaciones privadas que dice tener la mujer. En 2000 la situación se modificó. Cargnello asumió como arzobispo y su llegada coincidió con la expansión del fenómeno de los visitantes y con la entronización, el 8 de diciembre de 2001, de la imagen de la Virgen en la ermita. En 2003, la comisión le pidió a Galliano una serie de estudios psicológicos que se realizó, pero no entregó. Ahí se interrumpió el proceso de reconocimiento por parte de la Iglesia.
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