Tras el caso del buque varado en Santa Fe: las principales diferencias entre la viruela del mono y la varicela
Ambas patologías presentan manifestaciones en la piel que pueden ser similares; sin embargo, las infecciones se distinguen por su origen, síntomas, transmisión y tratamiento
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El Ministerio de Salud de la provincia de Santa Fe confirmó que el tripulante de un barco con bandera de Liberia, actualmente varado en el puerto de San Lorenzo, no tiene viruela del mono como se sospechaba inicialmente, sino varicela. El caso, en medio de una alerta mundial por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) por la primera patología, puso de relieve la importancia de conocer y diferenciar entre estas dos enfermedades virales, cuyas manifestaciones en la piel pueden ser similares, pero que presentan diferencias significativas en su origen, síntomas, transmisión y tratamiento.
La varicela es una enfermedad causada por el virus varicela-zóster, un miembro de la familia de los herpesvirus. Es altamente contagiosa y se propaga principalmente a través de las gotas respiratorias emitidas cuando una persona infectada tose o estornuda, así como por el contacto directo con las lesiones cutáneas de un paciente. Afecta principalmente a los niños y es una de las enfermedades eruptivas más comunes de la infancia. En la mayoría de los casos, la varicela se manifiesta como una enfermedad leve, pero puede ser grave, especialmente en adolescentes, adultos y personas con sistemas inmunitarios comprometidos.
Por otro lado, la viruela del mono es una enfermedad rara causada por un ortopoxvirus, que pertenece a la misma familia que la viruela humana. Se considera una zoonosis, lo que significa que la transmisión ocurre desde animales a humanos. Es endémica en algunas regiones de África Central y Occidental, pero también ha causado brotes en otras partes del mundo debido a viajes internacionales y el contacto estrecho entre personas. A diferencia de la varicela, la viruela del mono no se propaga fácilmente entre humanos, y los brotes suelen estar más localizados.
El infectólogo Hugo Luis Pizzi explicó a LA NACION: “El agente etiológico de las dos patologías son diferentes. El contagio, si bien es cierto, es a través de las vesículas, pero hay un componente sexual notorio en la viruela del mono, o en la viruela símica. La edad de prevalencia es absolutamente disímil. En 2022, cuando entraron [al país] los 60 casos, estos eran todos personas que estaban en edad de gran actividad sexual, y casualmente por eso se contaminaban. La varicela, en cambio, se suele dar en niños pequeños”.
Las diferencias clínicas entre ambas enfermedades también son notables. Mientras que la varicela presenta vesículas pequeñas que suelen causar picazón intensa, las lesiones de la viruela del mono son más grandes y profundas, a menudo llenas de pus, y pueden dejar cicatrices indelebles. Además, esta última patología se caracteriza por un agrandamiento de los ganglios linfáticos, un síntoma que no se observa en la varicela.
“El tamaño y la profundidad de las lesiones de esta viruela son absolutamente superiores a las de la varicela”, señaló Pizzi. Y agregó: “El estado general del que padece la viruela del mono es mucho más deteriorado que una varicela. La mortalidad también es mayor en las personas que padecen la viruela”.
En la varicela, el periodo de incubación, que es el tiempo entre la exposición al virus y la aparición de los síntomas, varía entre 10 y 21 días. Los síntomas iniciales incluyen fiebre, malestar general, pérdida de apetito y dolor de cabeza. Poco después, aparece una erupción cutánea característica que comienza como pequeñas pápulas rojas que rápidamente se convierten en vesículas llenas de líquido. Estas vesículas suelen aparecer en brotes sucesivos, lo que significa que en cualquier momento se pueden observar lesiones en diferentes etapas de desarrollo: pápulas, vesículas y costras. La erupción típicamente comienza en el cuero cabelludo, la cara o el tronco, y luego se extiende al resto del cuerpo. Las vesículas son extremadamente pruriginosas (pican), lo que a menudo lleva a que los niños se rasquen, aumentando el riesgo de sobreinfección bacteriana.
La viruela del mono tiene un periodo de incubación de seis a 13 días, aunque puede variar entre cinco y 21. Los síntomas iniciales son similares a los de la varicela, con fiebre, dolores musculares, fatiga y cefalea. Sin embargo, se diferencia por la aparición de una inflamación de los ganglios linfáticos (linfadenopatía), algo que no es común en la varicela. La erupción cutánea en la viruela del mono generalmente comienza en la cara y luego se extiende al resto del cuerpo, incluidas las palmas de las manos y las plantas de los pies, una localización que es rara en la varicela. Las lesiones de la viruela del mono son más grandes y profundas, con un dolor significativo asociado. A diferencia de la varicela, las lesiones suelen estar en la misma etapa de desarrollo en cualquier área afectada del cuerpo.
El diagnóstico de estas enfermedades se basa en la observación clínica y, cuando es necesario, en pruebas de laboratorio. El infectólogo Tomás Orduna, del Hospital Muñiz, comentó a LA NACIÓN que “el primer diagnóstico diferencial en la práctica diaria se plantea con varicela, justamente porque también tiene la misma evolución de pápula, vesícula, pústula, costra”. Sin embargo, Orduna explicó que el diagnóstico definitivo se realiza a través de pruebas de laboratorio, como la PCR, que detecta el genoma viral y confirma la enfermedad específica.
La vacuna contra la varicela es parte del calendario oficial en muchos países, incluida la Argentina, donde se administra de manera gratuita a los niños. Por otro lado, la inmunización contra la viruela del mono es menos común y está disponible principalmente en Europa y Estados Unidos. Pizzi subrayó que las personas mayores de 50 años que recibieron la vacuna contra la viruela humana tienen una protección del 90% contra la símica.
“La vacunación contra la varicela tiene buenos niveles de cobertura en nuestro país”, destacó Orduna. “Por eso es tan raro ver gente joven con varicela. Es más frecuente que potencialmente podamos ver a alguien que ya está por fuera de los 25, 30 años que pueda tener varicela en contacto con alguien, quizás incluso devenido en un viajero que llega, como podría ser el modelo de los marineros”.
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