Trajes de baño para hombres, de Marcelo T. De Alvear al topless
Caballero galante y deportista todo terreno. Esas son características de Marcelo Torcuato de Alvear, quien no realizó ningún acto de campaña electoral en el país y se enteró en Europa de que había sido elegido por el pueblo para ocupar la presidencia de la Nación. Pocas semanas antes de asumir, en septiembre de 1922, se embarcó rumbo a Buenos Aires con su mujer, la cantante portuguesa Regina Pacini. Trajeron sesenta y cinco baúles (la mayoría de él) y un automóvil cero kilómetro.
Un vestuario distinguido y variado
El sucesor de Yrigoyen fue un propulsor del saco cruzado y los trajes deportivos. En este caso, vamos a ocuparnos de su atuendo playero de 1927. En Mar del Plata (más precisamente, en Playa Grande) fue retratado por un reportero gráfico de la revista Caras y caretas luciendo un moderno traje de baño de una sola pieza, ya que el pantalón estaba cosido a la musculosa.
Antes de adentrarnos en su modelo, sepamos que el mandatario tomó unos días de descanso en esa temporada. Solía levantarse al alba y practicar golf en el club de Playa Grande. Luego se cambiaba y bajaba para realizar una caminata en la orilla. Solía llevar una moderna filmadora con la que capturaba paisajes. Y cuando el calor comenzaba a hacerse presente, nadaba pasando la rompiente. Aun en el agua, no se quitaba la gorra blanca para proteger su calva de los potentes rayos del sol. Unas sencillas zapatillas de lona eran el calzado común para los señores durante el último tramo de los años 20.
Como era habitual en los modelos de aquel tiempo, el traje de baño del presidente era una confección de lana. El tejido de punto estaba de moda y estos diseños aerodinámicos copaban las playas de Europa y América.
Debemos tener en cuenta que cumplían su función como podían. Luego del contacto con el agua se desarmaba un poco y por eso era necesario contar con un salida de baño que cubriera la imperfección. La solución llegaría mas adelante cuando las fibras más elásticas desterraron a la lana.
El tejido de punto dio origen a una palabra que aún hoy algunos utilizan para referirse al traje de baño. Los franceses lo denominaron maillot, término que derivó en el español malla.
La casa que creó estos modelos de lana unidos en una sola pieza fue la estadounidense Jantzen, una firma que estuvo a la vanguardia en este rubro y es recordada por un modelo revolucionario.
La llegada del Topless
En 1933, dos años después de su arribo a la Argentina (antes se importaban), la firma norteamericana había lanzado un modelo masculino con "cierre relámpago". Se trata de un dato fundamental, más allá de la innovación con la cremallera. ¿Por qué? Porque en aquel tiempo los señores comenzaron a hacer topless. Leyó bien, así se lo llamaba: cuando estaban tomando sol en la playa, se sacaban las tiras o breteles de la musculosa y se la dejaban suelta, exponiendo su pecho. Fue escandaloso. ¿Por qué lo hacían? Porque todos querían ser Tarzán.
En 1932 fue el estreno mundial de Tarzán de los monos, protagonizada por el eximio campeón de natación Johnny Weissmüller. Debemos tener en cuenta que este hombre competía con los clásicos trajes como el de Marcelo T. Pero en el cine, debía mostrar el pecho, de la misma manera que había ocurrido (con otro protagonista) en la primera versión, que había llegado a los cines en 1918. Claro que en aquel tiempo no se ponía el foco en las marcas de los pectorales y aquel primer hombre mono estaba lejos de seducir a partir del físico. En cambio, el Tarzán de Weissmüller sí exaltaba las dotes del musculoso actor deportista.
Por lo tanto, los jóvenes en las playas sentían que ellos también podían exhibirse. Así apareció el topless (cuya traducción es: "sin la parte de arriba"). No tuvo una bienvenida auspiciosa por parte de las autoridades. Los primeros que lo practicaron en los Estados Unidos fueron detenidos por inmorales. Los segundos y los terceros, también. Es que a comienzo de los años treinta se discutía si estaba bien que un caballero mostrara sus tetillas.
Hombres de breteles caídos
Los jóvenes varones, dispuestos a hacerse respetar, insistieron con su postura. Y cada vez eran más. Las playas estaban repletas de hombres con los breteles caídos. ¿Qué hizo la casa Jantzen? Inventó el traje de baño, con cierre en la cintura (bautizaron al modelo Topper, haciendo un juego con la palabra top), de tal manera que cuando aquellos que quisieran tomar sol en pecho y espalda, podían quitarse la parte de arriba.
Para mayor claridad, dejamos que lo expliquen los promotores, a través del aviso mediante el cual fue presentado en la Argentina:
Este elegante Jantzen tiene un cierre relámpago que permite separar de un tirón la parte superior de la malla, dejando en seis segundos solo el calzón.
Por lo tanto, si el caballero quería sacarse la parte de arriba, en seis segundos lo tenía resuelto. Así fue cómo, en las playas argentinas, empezaron a tener cada vez menos Alveares y más Weissmüllers.
Durante la década de 1940, los enteros al estilo Marcelo T. seguían presentes en el mundo de los que practicaban catch. Pero en ambas costas atlánticas se imponían el short y las bermudas, esos que aún dominan el vestuario playero masculino.
(Fragmento del libro del autor: Qué tenían puesto - La moda en la historia argentina)
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