Tragedia en Bariloche: la cadena de eventos que condujeron a la mortal avalancha, según la asociación de guías de montaña
En el análisis, se señala que los tres esquiadores provocaron dos desprendimientos y desconocieron una advertencia sobre un potencial riesgo
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SAN CARLOS DE BARILOCHE.- Además de desoír la recomendación que les dio un tiempo antes un guía de alta montaña y de ignorar las advertencias del boletín de avalanchas, “los esquiadores descendieron simultáneamente la pendiente, produciendo la avalancha que afectó a todo el grupo a la vez”. Esa es una de las conclusiones del informe que presentó hoy en esta ciudad la subcomisión de Nivología de la Asociación Argentina de Guías de Montaña (AAGM) del Centro de Información de Avalanchas Bariloche (CIAV) en relación con el desprendimiento que se produjo hace cinco días en el cerro López.
El reporte fue realizado por Juan Pablo Villagra y Julián López, dos guías de alta montaña de la AAGM que no solo fueron testigos de la avalancha que el miércoles pasado dejó una persona muerta y dos heridos en esa montaña, sino que también participaron del rescate.
Al realizar un análisis técnico de la avalancha y los eventos que condujeron a ella, los expertos detallaron que el día del incidente, Christian Javier Erausquin, Andrea Marshall y Augusto Gruttadauria se dirigieron “a la zona de la Hoyita, luego a Pico Turista, desde donde esquiaron nuevamente a la Hoyita”. El grupo luego cruzó a otra zona al sur del filo del cerro, por sobre el terreno del accidente.
“Según el esquiador 3, en la elección de esa bajada influyó el hecho de que ‘era más directo para bajar a casa’. Según la misma persona, el único que conocía ese recorrido de bajada era el esquiador 1″, indica el informe. El “esquiador 1″ es Erausquin, mientras que el hombre identificado como “esquiador 3″ es Gruttadauria.
“Según lo reportado luego por las víctimas rescatadas al grupo de guías que realizaron el primer contacto en ambos rescates, los esquiadores se reagruparon en el filo antes de iniciar el descenso. El esquiador 1, con snowboard, comenzó a descender primero, sin consecuencias, deteniéndose en algún punto cercano a la mitad del recorrido. Luego, o quizá simultáneamente a la bajada del esquiador 1, la esquiadora 2 (Marshall) comenzó su descenso, y se detuvo en un lugar no muy alejado del filo. En ese momento el esquiador 3 descendió, pasando muy cerca de la esquiadora 2, provocando el desprendimiento de una placa mediana que lo arrastró unos 50 mts y enterró hasta las rodillas”, detalla el reporte.
Suma que inmediatamente después de ese episodio, Marshall comenzó a descender (”probablemente con intenciones de ayudar al esquiador 3″) y gatilló el desprendimiento de una placa mucho más grande, que la arrastró durante todo el recorrido. “La misma avalancha arrastró también al esquiador 1, que se encontraba esperando, y el cual pudo presenciar este último desencadenamiento, y también enterró al esquiador 3, en el mismo lugar donde ya se hallaba parcialmente enterrado por la avalancha anterior. Tanto el esquiador 1 como la esquiadora 2 fueron arrastrados hasta el depósito final a 1500 msnm, mientras el esquiador 3 quedó sepultado a una altura de 1950 msnm, lugar cercano a la zona de inicio”, añaden los guías en su informe.
Condiciones peligrosas
Julián López y otro guía de la AAGM que ese día se encontraban en el cerro presenciaron, a las 17.15, “una avalancha de gran magnitud, reportando que la nube de partículas generada llegó a cruzar el valle”. Tras poner a resguardo a sus clientes, se dirigieron a la zona de depósito de la avalancha y avisaron de inmediato a la Comisión de Auxilio del Club Andino Bariloche (CAX), porque sospecharon que se trataba de un accidente con víctimas.
De hecho, uno de los autores del reporte, pudo presenciar el ascenso del grupo formado por Erausquin, Marshall y Gruttadauria desde las laderas contrarias: “Tanto al guía como a su cliente le llamó la atención la presencia de esquiadores en esa zona y la falta de distanciamiento entre los mismos durante la traza de ascenso, técnica por la cual se reduce la exposición simultánea ante una posible avalancha”, indicaron.
Un momento antes, cuando llegaron a Roca Negra (el refugio inferior del cerro López), los tres esquiadores se encontraron con un guía de esquí de la AAGM, que les mencionó las condiciones peligrosas y les recomendó no recorrer la zona superior al refugio.
Según ese profesional, uno de los integrantes del grupo abandonó la excursión desde ese punto, alegando cansancio (se trata de Pablo de la Reta), y le dejó su Detector de Víctimas de Avalancha (DVA) a Erausquin, que no tenía. Se trata de un dispositivo que transmite y recibe señales para localizar personas en caso de aludes.
Los otros esquiadores continuaron hacia el refugio. Según confirmó luego uno de los integrantes del grupo, los tres sabían de la existencia del boletín de avalanchas elaborado diariamente por el CIAV, aunque no lo habían consultado.
En shock
Tras la avalancha, los dos primeros guías en llegar al lugar encontraron a Erausquin enterrado hasta el torso, con la cabeza y vías aéreas descubiertas, y a Marshall: una mano se encontraba visible por fuera de la nieve. Lograron desenterrar a ambos y estabilizaron al primero. La instructora de esquí escocesa ya no tenía signos vitales. “Christian estaba en shock, bastante tranquilo y bloqueado. Le pedimos que se quedara donde estaba y no se movió ni un metro”, contó hoy López a LA NACION.
Luego de interrogar a Erausquin, los guías de la AAGM comenzaron la búsqueda con DVA de Gruttadauria, pero no obtuvieron señal. El dispositivo tiene un alcance de 40 metros: no lo localizaron en ese momento porque el joven cordobés estaba sepultado 1000 metros más arriba.
Erausquin contó en ese momento que había visto a Marshall desencadenar la avalancha, aunque no a Gruttadauria. Las peligrosas condiciones del terreno, sumadas a la posibilidad de que el cordobés “se encontrase todavía intentando bajar desde la zona de inicio y pudiera desencadenar una nueva avalancha” convencieron a los rescatistas de suspender la búsqueda.
Además, se colocaron luces en el refugio con la intención de poder ser identificadas por el esquiador cordobés, “previendo la posibilidad de que este no hubiese esquiado al ver la avalancha desencadenada por sus compañeros y se encontrase en la parte superior de la montaña tratando de volver al refugio”.
La avalancha se inició en una pendiente de aproximadamente 40 grados de orientación este-sureste, a aproximadamente 2000 metros de altitud, cerca del filo del cerro López. Esa pendiente desciende primero como una “pala” y se divide después en 2 canaletas principales. El reporte reveló que el recorrido de la avalancha fue de aproximadamente 1000 metros.
Dos avalanchas
De acuerdo con el reporte, Gruttadauria desencadenó en su bajada una primera avalancha, en una placa de nieve mediana, mientras que Marshall habría gatillado la avalancha mayor. Fue por eso que el esquiador de origen cordobés (que permaneció sepultado en la nieve más de 10 horas y pudo milagrosamente llamar al 911) quedó en un lugar tan distante de sus compañeros.
Finalmente, en la madrugada del jueves pasado, los guías que permanecían en el refugio fueron alertados sobre la situación de Gruttadauria. Utilizando el DVA, lo encontraron a las 6.20 de ese día. “Augusto estaba superemocionado y agradecido. Cuando llegamos, se quebró y no paraba de agradecernos. Y después de que lo desenterramos (solo tenía el torso al descubierto) tenía mucho frío y dolor en su pierna derecha. Lo abrigamos, le dimos té y comida, lo abrazamos y esperamos a que llegara la CAX”, narró hoy López.
A las 8.30, Gruttadauria fue evacuado en helicóptero desde un lugar de aterrizaje a 1790 msnm sobre el recorrido de la avalancha. Desde el Sanatorio San Carlos, donde permanece internado, informaron hoy que el paciente “se está recuperando favorablemente y está de muy buen ánimo”. Añadieron que “los médicos están evaluando la posibilidad de pasarlo a una habitación normal” de la institución.
Desde el CIAV y la AAGM advirtieron que “todas las muertes por avalanchas son eventos trágicos”. Sin embargo, enfatizaron en que “los esquiadores vinculados a la avalancha se encontraban dispuestos a esquiar una pendiente con características totalmente adversas para las condiciones de peligro de avalanchas del día informadas por CIAV”.
Y agregaron: “Las recomendaciones del boletín de peligro se basaban en no esquiar terreno con pendientes mayores a 30 grados de inclinación, evitar las orientaciones norte, noreste, este, sureste y sur y mantenerse en terreno simple. La bajada elegida es de orientación sureste-este, con un promedio de 40 grados de inclinación y tramos de 45 grados, con características de terreno complejo y es una zona de avalanchas recurrentes con al menos una víctima mortal previa”.
El informe también destaca que los tres esquiadores “descendieron simultáneamente la pendiente”, despreciando una regla fundamental para reducir el riesgo cuando se eligen pendientes comprometidas o dudosas: “descender de a uno por vez para que una potencial avalancha solo afecte a una persona y que el resto pueda colaborar en un eventual rescate y/o aviso de emergencia”.
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