Trabajar en equipo y con humildad puede y debe ser posible
Se consolidó un equipo joven y hay que prestarle atención porque la Argentina en toda su vida cotidiana vive buscando armar equipos. Posiblemente ésta sea su gran dificultad histórica en todas las áreas. Ya sabemos que hay un montón de individualidades, un montón de gente genial en distintos ámbitos, pero siempre aparece la dificultad de encontrarse, reunirse, acordar, armar equipo.
Todos los más chicos, los que nunca vieron a nuestra selección ganar un campeonato mundial, están impactados. Pero no tienen que perder la oportunidad de celebrar a lo que se llegó. Éste es un mensaje que quisiera darles a nuestros hijos, a nuestros sobrinos, a nuestros ahijados, que no se acuerdan de lo que fue llegar a una final: esto es para celebrar.
Me parece que hay aquí y ahora una oportunidad magnífica para celebrar y para tener una mirada celebratoria. Y es una oportunidad para padres, para formadores, para directivos, para docentes: mostrarles a los más jóvenes este equipo.
Esta final de la copa de fútbol nos puede ayudar a entender qué significa no solamente trabajar en equipo, sino para definir qué es el éxito. Si sobre unos 190 países que tienen selecciones de fútbol y que pasaron distintas instancias deportivas para llegar a jugar el Mundial llegás a la última instancia, a la más grande, que es la definición del campeonato, y salís segundo: eso es éxito.
Y este éxito en particular del seleccionado argentino tiene una característica especial: la humildad poco común de estos jugadores, que están todo el tiempo tan expuestos. Sus declaraciones, sus palabras medidas, pensadas, simples, fueron de humildad.
Y en la Argentina la humildad es un valor para rescatar, porque nuestra no humildad es la que nos impide armar equipo. La Argentina está buscando nuevas figuras y tiene una necesidad de esta genuina humildad en nuestra gente, en los reconocimientos.
Nuestro argentino N° 1, el papa Francisco, nos muestra que la humildad es un valor necesario cuando se la encarna y vive sinceramente: él no cambió sus zapatos cuando llegó al Vaticano y siempre iba en colectivo a las villas.
Generalmente hace falta un dolor para armar un equipo. Ya sabemos que funcionamos bien cuando hay una catástrofe, una inundación, cuando se pierde un chico. En esas situaciones aparece la histórica solidaridad. Los argentinos siempre nos juntamos para dar una mano.
Pero en esta oportunidad, los jugadores lograron encontrarse como equipo y lograron crecientemente la adhesión de los 40 millones de argentinos. La curiosidad es que con la alegría, con la música, con la tribuna también se logró lo que se logra frente a una catástrofe: el equipo.
No quiero dejar de validar que esto es un éxito y que los adultos tienen que hacérselo ver a los más jóvenes. Ya sé que no es ni un cruce de los Andes ni una batalla, pero con situaciones como éstas se puede brindar una mirada pedagógica y educativa de lo que significa ser un equipo y vivirlo con humildad.
Estos jugadores, estrellas en sus respectivos clubes, nos mostraron que no hace falta una catástrofe para llegar a armar un equipo y ser exitoso. Siento una obligación moral de rescatar el sentido de la humildad y del éxito bien entendido para superar esta dificultad histórica de trabajar todos juntos.
El autor es titular de Red Solidaria
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