Torunn, la arquitecta noruega que descubrió el encanto de los PH y las casas chorizo de Buenos Aires
“Algo que puede parecer insignificante por fuera, puede encerrar una casa que es un diamante", opina
Torunn Vaksvik Skarstad tiene 30 años, nació en Oslo, Noruega y es arquitecta. El 6 de julio de 2011 llegó a la Argentina para pasar un año de intercambio en el país, aprender el idioma y cursar algunas materias relacionadas con su profesión. “Vine sin la intención de quedarme, quería viajar lejos para aprender; estaba entre las opciones de Chile o Argentina y por un vínculo con la universidad donde estudiaba, decidí venir”, recuerda entre sorbo y sorbo de un café servido en un bar del Microcentro.
Torunn cuenta que llegó sin saber una palabra de español pero que quería “tirarse al agua” y experimentar el vínculo con gente desconocida y enfrentar los desafíos del idioma y las costumbres locales.
“Llegué sola a la Argentina y sabía que me iba a integrar más siendo así”, explica la joven y aclara que si se mantenía con un grupo que hablara inglés no iba llegar a su objetivo de integrarse y conocer todo lo que se había propuesto. “Nunca tuve la idea de que no iba a funcionar, disfruto las diferencias con Noruega”.
Sobre sus primeras impresiones del país y de la ciudad en particular, Torunn dijo: “Buenos Aires se siente muy europea y es más disfrutable por cómo es la gente”.
En los primeros días en que cursó materias en la facultad, Torunn se dio cuenta de que la Arquitectura le permitía incorporar conceptos sin saber completamente el idioma. Transcurrido el año de intercambio, la joven volvió a la Argentina en 2012 porque sentía que quería quedarse más tiempo y “recién había empezado a disfrutar” de su recorrido.
Con respecto a su carrera, Torunn dice que acá es más amplia que en Noruega y la formación no se limita a la propuesta de una casa. “Allá el arquitecto no firma la obra”, cuenta y puntualiza en las características de la ciudad: “Me fascinó el tejido urbano de Buenos aires, que es muy distinto a Europa, es otro desarrollo y los asentamientos son diferentes. El PH y la casa chorizo son típicos de Argentina”.
Para Torunn las propiedades horizontales, cuyo ingreso se realiza mediante un pasillo largo encierran una especie de “mundo secreto” porque desde el exterior no es posible saber cómo es la manzana.
“Con mi esposo estuvimos buscando un PH para remodelarlo, es el sueño de trabajar juntos en una plataforma para crecer como arquitectos y que a la vez tenga nuestro sello. Es un proceso desafiante”, se entusiasma Torunn, que muestra en su blog Casa Cubo los avances del proyecto y los detalles de cada proceso en Instagram.
La arquitecta cuenta que en su país y en gran parte de Europa no existen las medianeras y se asombra de que acá todo esté rellenado hasta el tope. “Algo que puede parecer insignificante por fuera, puede encerrar una casa que es un diamante; está escondido. En ese sentido sería lindo verlo y tenerlo como parte del ambiente. Una manzana puede contener pequeños tesoritos”, asegura la joven.
La pesadilla de las inmobiliarias
Torunn critica la modalidad de venta y difusión de propiedades de las inmobiliarias y señala un aspecto para mejorar el negocio: “No hay tradición de hacer fotos atractivas, son malas y, en cuanto a las visitas, las inmobiliarias no están organizadas. El proceso de compra venta es un desastre, no están tomando el potencial que podrían tener”.
La búsqueda de su propio PH le hizo ver las dificultades habituales en este tipo de operaciones. “Cuando se desea comprar una casa podría ser más sencilla la búsqueda con una plataforma más profesional. Hoy está súper flojo y eso también da lugar a episodios de engaños. Es un negocio mal desarrollado que, con ajustes, podría mejorar un montón”, sugiere.
En el modo de trabajo en las obras en construcción, Torunn destaca el uso de diferentes materiales en cada país: “Un material que acá se usa un montón, allá no se conoce y viceversa.. El micropiso de hormigón pulido, muy usado en baños y cocinas, allá no se usa por cuestiones de temperatura y humedad”.
Con respecto a las costumbres y cultura nacionales, la joven subraya: “Argentina es un país muy pegado a sus tradiciones, bastante conservador, al que le gusta su modo de vida, la sociedad está convencida y cómoda consigo misma. Como extranjero puede chocar que no quieran disfrutar de algo diferente o analizar las propias costumbres. No lo juzgo, porque reconozco que es algo cómodo y tranquilizador y a la gente se la ve feliz”.
En este sentido, aclara que en Europa por la cercanía a otros países es muy común chocarse con otras costumbres y otro idioma; y eso “influye mucho en la percepción”.
Cuando Torunn conoció a su esposo, que es argentino, decidió mudarse un tiempo a Dinamarca, pero hace un año y medio ambos regresaron y encararon el proyecto profesional de remodelar una propiedad.
“Nunca fui de estar en un solo lugar mucho tiempo, si se presentan otras oportunidades y objetivos los encaro y luego busco otros” reconoce y admite que probablemente no lleguen a disfrutar del proyecto que inician actualmente, porque es posible que una nueva meta los encuentre en otro destino.
Oslo, su ciudad natal
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