Cientos de personas exigieron justicia por los asesinados hace un año en Israel y la liberación de los que aún permanecen secuestrados
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“Israel se defiende. Es muy loco para mí haber vivido una matanza de estas características. Una cosa así solo se veía en los libros de historia”, comenzó diciendo Bianca Kolodny, de 15 años, al rememorar el horror del 7 de octubre de 2023. Las palabras de Kolodny reflejan un sentimiento colectivo que, en la tarde del primer aniversario del atentado de Hamas, reunió a miles de personas en la intersección porteña de Pringles y Estado de Israel. La multitud, entre la que se destacaban familias, amigos de la comunidad judía argentina, mantenía un respetuoso silencio. Se encontraban allí no solo para honrar a las víctimas, sino para exigir que el mundo no olvide lo sucedido y que los secuestrados regresen a casa.
Norma Kutnowski, otra de las personas allí presentes, expresó con profunda emoción: ”Para los judíos, luego del Holocausto, este ataque fue de lo más dramático que hemos vivido como comunidad. Pero esta marcha no es solo por Israel, yo estoy acá por la humanidad. Si esto avanza, es una amenaza para el mundo”.
El ataque de Hamas fue uno de los episodios más sangrientos en la historia reciente de Israel. Más de 3000 proyectiles fueron lanzados desde la Franja de Gaza y comandos armados se infiltraron en kibutzim, pequeñas comunidades agrícolas que representan uno de los pilares fundamentales del tejido social israelí. El saldo fue devastador: más de 1200 muertos y 250 secuestrados, muchos de ellos con raíces argentinas. Entre estas víctimas, uno de los casos más dolorosos fue el de Kfir Bibas, un bebé de apenas 8 meses, secuestrado junto a su familia.
A medida que avanzaba la tarde, el evento, organizado por las principales organizaciones judías del país, cobró un matiz aún más emotivo con la proyección de las fotos de los secuestrados. Se recordaba a las víctimas, pero también se subrayaba la resiliencia que surgió tras el dolor. “Venimos a mostrar que somos un país que rechaza al terrorismo y que estamos a favor de Israel. Por eso estamos acá”, sentenció Javier Wagmaister.
Este primer aniversario, además de ser un homenaje, fue el marco para el lanzamiento de la campaña “Todos los días es 7 de octubre”. Con esta iniciativa, los organizadores buscan mantener viva la memoria de las víctimas y continuar la lucha por la liberación de los rehenes que aún permanecen en manos de Hamas. Incluye un conmovedor spot, de 65 segundos, con la voz en off de Oscar Martínez. Apela a convertir en permanente el peso de la ausencia de los asesinados y los secuestrados en las cuestiones sencillas del día a día. Asimismo, expresa cómo el dolor que generó la masacre se perpetúa mientras haya rehenes.
Ariel Katz, miembro de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) y uno de los organizadores del acto, expresó con vehemencia: “No podemos olvidar, no debemos olvidar. Este evento no es solo para recordar a los muertos, sino para exigir justicia y la liberación de los secuestrados”.
Cammi Dana, de origen libanés que estaba entre la multitud, relató a LA NACION cómo su propia familia se tuvo que exiliar por ser judíos: “Israel tiene derecho a subsistir y el mundo no lo entiende. Yo soy del Líbano y fuimos obligados a salir del país. Allí el judío nunca tuvo los mismos derechos, pero en el año 1959 los judíos que vivíamos allí nos tuvimos que ir por el antisemitismo”. Sus palabras reflejaban la complejidad de la situación en Medio Oriente, donde el conflicto tiene raíces profundas.
El ataque del 7 de octubre de 2023 no solo afectó a Israel, sino que dejó una marca en comunidades judías de todo el mundo, y especialmente en la Argentina, que alberga la comunidad judía más grande de América Latina. Deborah Naistat, otra de las presentes, lo resumió con claridad. “Vinimos para que se entienda que tienen que volver los secuestrados y que tenemos derecho a vivir libres, sin miedo”, destacó.
“Quieren aniquilarnos”
Por su parte, Iván Kaussner, de 45 años, decidió asistir al evento junto a sus tres hijos y su esposa: “Para nosotros estar acá quiere decir que el pueblo judío nunca se rinde ni se doblega frente a las amenazas del fundamentalismo. Somos un pueblo unido y resiliente, no nos damos por vencidos. Hemos entendido que hay grupos que quieren aniquilarnos, y contra esa violencia no hay posibilidad de diálogo, por eso estamos en guerra”.
Minutos antes del evento, en una conferencia de prensa, Eyal Sela, el embajador de Israel en la Argentina, también afirmó que Israel irá hasta las últimas consecuencias para hacer que los secuestrados regresen a sus hogares. “Israel tiene información sobre la ubicación de algunos rehenes. Hay 101 rehenes aún en manos de Hamas”.
Sobre la seguridad de la comunidad judía en la Argentina, LA NACION le consultó al funcionario si se ha incrementado la vigilancia en las sinagogas o instituciones por la escalada de violencia en Medio Oriente. “Yo no puedo decir más que asegurarles que estamos siguiendo los protocolos de seguridad que indica la embajada, pero no puedo hablar en nombre de la comunidad judía en general”, sostuvo Sela.
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