Es una condición que engloba distintas afecciones que comparten un problema de base común: el mal funcionamiento del sistema nervioso autónomo
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La cantante mexicana Yuri reveló esta semana que, después de haberse contagiado de Covid-19 hace cerca de un año, aún sufre las secuelas provocadas por la enfermedad.
La intérprete de “Maldita primavera” y otros éxitos confesó que había sido diagnosticada con disautonomía, una rara condición que provoca entre otras cosas un aumento incómodo y rápido de los latidos del corazón cuando el paciente intenta realizar cualquier tipo de actividad.
“Me regresaron algunas secuelas en el sistema nervioso, me (lo) detectaron (…) me volvieron hace tres semanas, estuve bastante enfermita. Gracias a Dios pude detectarlo a tiempo, fui con un neurólogo, dos neurólogos, me detectaron que tengo disautonomía, que no es de muerte, pero sí es muy difícil”, le dijo al programa Hoy de la cadena Televisa.
¿Pero de qué se trata exactamente esta condición que afecta la salud de la cantante y que ha sido detectada en muchas otras personas que sufren la llamada Covid prolongada o de larga duración?
Impacto en las funciones automáticas del cuerpo
La disautonomía es un término general que engloba a distintas afecciones que comparten un problema de base común: el mal funcionamiento del sistema nervioso autónomo (SNA).
El SNA (compuesto por el sistema simpático y parasimpático) controla las funciones automáticas del cuerpo -aquellas sobre las que no tenemos control- como la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la digestión, la dilatación de las pupilas y la temperatura, entre otras.
En una persona sana, el SNA reacciona correctamente ante los estímulos externos, como la gravedad, la temperatura o el estrés. Pero cuando hay fallas en el funcionamiento del sistema nervioso autónomo, como ocurre con la disautonomía, el paciente puede sufrir una serie de síntomas que van desde mareos, desmayos, taquicardia, bradicardia (cuando el corazón funciona más lento), debilidad, problemas estomacales y más.
La disautonomía puede manifestarse como una condición primaria o asociada con otras enfermedades como por ejemplo el mal de Parkinson, artritis reumatoidea o, como está empezando a quedar en evidencia ahora, también con Covid-19.
La disautonomía puede estar presente al nacer, o aparecer de forma gradual o repentina a cualquier edad y su grado de severidad varía, desde leve a severo, pero rara vez es fatal. Se estima que a nivel mundial, más de 70 millones de personas viven con diversas formas de esta condición, que afecta por igual a personas de distinto género y etnicidad.
En los pacientes con Covid de larga duración, la fatiga es la característica clínica más común.
Vínculo con el Covid-19 de larga duración
El por qué algunos pacientes que se han infectado con SARS-CoV-2 continúan con síntomas meses después de haber superado la enfermedad, independientemente de si sufrieron un cuadro grave o leve de Covid-19, continúa siendo un misterio.
Lo es aún más qué determina cuáles serán los síntomas que permanecerán o resurgirán, (estimados en más de 100, según estudios, y con un impacto en al menos 10 sistemas del cuerpo).
Algunas teorías apuntan a que es posible que el virus continúe presente en muy pequeñas cantidades, escondido en reservorios o santuarios anatómicos lejos del sistema inmunitario, y por ello continúe causando problemas.
Una respuesta autoinmune a la infección viral inicial también podría estar vinculada a otra teoría que intenta explicar el Covid de larga duración, y podría ser la causa de algunos de los síntomas más raros como es el caso de la disautonomía.
Algunos científicos consideran a el Covid-19 como una enfermedad endotelial, en la que la inflamación generada contra el virus acaba dañando el endotelio vascular, una capa frágil que actúa como interfaz entre la sangre y los tejidos del organismo.
A principios de este año, científicos de la Universidad de Copenhague propusieron que en algunos pacientes con Covid de larga duración, el cuerpo podría terminar atacando sus propias estructuras vasculares.
Otros científicos sospechan que el Covid-19 podría desencadenar la reactivación de virus que han permanecido inactivos en el cuerpo durante años o incluso décadas, y esto es lo que da lugar al desarrollo de síntomas crónicos.
Tratamiento
En la actualidad no hay una cura para la disautonomía. Pero en las formas secundarias de la enfermedad, puede haber mejorías cuando se trata la condición subyacente con fármacos, así como con ejercicio y cambios de alimentación y en el estilo de vida.
Amy Kontorovich, cardióloga y especialista en tratamiento de disautonomía del Hospital Mount Sinai, en Nueva York, desarrolló un novedoso programa de terapia física conocido como Terapia de Condicionamiento Autonómico (ACT, por sus siglas en inglés).
El método demostró reducir los síntomas de fatiga en algunos pacientes con Covid de larga duración, y desde entonces ha sido adoptado por 53 centros de terapia física en la zona de Nueva York, según explica el periodista especializado en salud David Cox en un artículo de BBC Future.
El ATC, le explica Kontorovich a la BBC, comienza con una serie de ejercicios de movimiento, antes de progresar hacia diferentes ejercicios aeróbicos que lentamente aumentan en intensidad, pero nunca permiten que el paciente exceda el 85% de su frecuencia cardíaca máxima.
Este modelo está inspirado en un programa de reacondicionamiento similar, que ha demostrado ser efectivo al tratar una de las formas de disautonomía que se se conoce como Síndrome de taquicardia ortostática postural o POTS, por sus siglas en inglés.
“Parece programar al sistema nervioso autónomo como para volver a cablear las cosas”, dice. “Una de las tendencias interesantes que he visto en muchos de los pacientes con Covid de larga duración que he tratado es que anteriormente eran muy activos y, durante el tiempo de su enfermedad aguda, estaban acostados en la cama o eran principalmente sedentarios”.
“Ese período de inactividad puede ser un factor que contribuya al patrón de disautonomía posterior al Covid, porque sabemos que eso puede suceder con el desacondicionamiento”, explica. La experta admite, de todos modos, que el tratamiento no es una panacea: algunos de los pacientes con disautonomía severa con frecuencia no pueden completar el programa porque no se sienten bien. Pero sus primeros resultados muestran que puede ser beneficioso para quienes pueden terminarlo.
Por otra parte, hay que recodar que muchos pacientes que sufren síntomas mucho después de haberse contagiado con el virus empiezan a sentirse mejor con el paso del tiempo, a medida que el cuerpo se recupera. Y dado que el SARS-CoV-2 está entre nosotros desde desde hace menos de dos años, es muy pronto para saber cuánto tiempo durarán los síntomas crónicos.
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