“Todo es demasiado estresante”. La fuga de médicos de guardia en hospitales profundiza la crisis sanitaria
Desde la Asociación Médicos Municipales admiten que los profesionales pasan por situaciones agresivas, como ataques de pacientes y acompañantes; los concursos quedan vacantes; hay especialidades que ya no se ofrecen los fines de semana en instituciones porteñas
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La cabina de Ingresos de la Guardia del Hospital Piñero, en Bajo Flores, está cubierta por una reja metálica. Protege a la recepcionista cuando, tras horas de espera, algún paciente se impacienta y, en un arrebato de impotencia, comienza a golpear el cubículo en busca de respuestas. A la derecha, la puerta de durlock de uno de los consultorios tiene un agujero del tamaño de un puño. Es una abertura que simboliza la crisis sanitaria que se agudiza en la Ciudad de Buenos Aires, una problemática que Juan, uno de los médicos consultados, define como “desesperante”.
“Los fines de semana pasa, por ejemplo, que llegan en ambulancia dos acuchillados, y a la vez en los tres shockrooms tenemos un paciente infartado, uno con diabetes descompensado y otro con Epoc descompensado. Y, al mismo tiempo, los pacientes que vienen de afuera por diferentes temas se ponen nerviosos y empiezan a golpear las puertas y a gritar cosas para que los atendamos. De repente todo es demasiado estresante. A una compañera hace poco le pegaron una piña en la nariz. A mí, hace unos años, también”, cuenta este profesional del Piñero, quien prefiere resguardar su identidad.
Desde que hace dos semanas se viralizó el video de un médico de guardia del Hospital Argerich que, sobrepasado, discute con pacientes de la sala de espera, el desborde de los hospitales porteños tomó especial relevancia en la discusión pública y política. Desde ambos lados de la avenida General Paz, los funcionarios de la Ciudad y la Provincia lanzaron denuncias cruzadas. El gobierno porteño afirmó que a la actual situación epidemiológica -con el aumento de casos con dengue y coronavirus-, y a la situación económica, que vuelca cada vez más usuarios al sistema de salud público, se suma la cantidad de bonaerenses que se atienden en la Capital, que, según afirman, representan un 40% del total de los pacientes.
Pero desde la Asociación Médicos Municipales de la Ciudad de Buenos Aires subrayan otro ingrediente que vuelve el cóctel aún más amargo: “Se están yendo médicos de las guardias”, sintetizan. A esta problemática, siguen, se suma una segunda: en los concursos que se realizaron para ocupar los puestos vacíos, no se lograron llenar las plazas.
“Hay vacantes que se producen por jubilación o por abandono de trabajo, y lo que empieza a pasar es que cuesta cubrir estos cargos. Es un fenómeno que se viene profundizando, sobre todo en los hospitales del sur y los que concentran zonas más complicadas, como el Santojanni, el Penna, el Piñero”, afirma el psiquiatra Edgardo Knopoff, vocero de la asociación médica. Detalla que en el área programática del Piñero, hospital donde trabaja, han perdido a cuatro psiquiatras en el último año.
“Hay especialidades que ya no tenemos los fines de semana en la guardia, como toxicólogos, cardiólogos, terapistas -suma el médico del Piñero consultado-. Los baches se cubren con algunos médicos que figuran como suplentes o ayudantes”. Desde Médicos Municipales afirman que en la Ciudad también se observan bajas en las especialidades más demandadas, como pediatría y clínica.
Consultados por LA NACION, fuentes de la subsecretaría de Atención Hospitalaria, afirmaron que no hay bajas significativas en los planteles de guardia. “En época de licencias, como las vacaciones, la cobertura de vacantes es un poco más lenta o con un mayor grado de dificultad en servicios nuevos y en algunas especialidades -apuntaron-. La red de servicios actúa en forma integrada para dar atención a la totalidad de las necesidades de los residentes de la ciudad”.
“A veces no tenemos lo básico”
Un residente del Hospital Penna toma el video viral de la guardia del Argerich como referencia para explicar la situación que viven en el centro médico donde trabaja, ubicado en el barrio porteño de Parque Patricios. “La situación, en general, siempre fue un poco como lo que se ve en ese video. Lamentablemente, lo naturalizamos. Ahora cuesta más cubrir los cargos libres porque, además, los salarios quedaron desactualizados. Hay mucha inflación y la última paritaria no fue tan alta”, afirma, y luego se queja de que se aplauda a los médicos por su labor y a la vez no se los reconozca de manera consecuente.
Pero a estos factores, destacan los profesionales de la salud consultados, se suman otros más, que no solo afectan la integridad de su trabajo, sino que además vulneran la calidad de la atención que reciben los pacientes. “La situación de las guardias empeora cada vez más. Se va notando la falta de insumos: a veces no tenemos lo básico, por ejemplo, Salbutamol para los asmáticos. Hay veces que también nos faltan mascarillas. Es desesperante, no sabemos qué hacer. Y además la gente que está esperando desde hace horas se pone ansiosa, y nosotros la pasamos mal”, suma el médico de guardia del Piñero consultado.
Los profesionales médicos dicen que a veces carecen de sábanas y de limpieza en las habitaciones donde duermen durante las guardias y en sus baños. “Si la propuesta de trabajo es tener que ir a atender a un montón de pacientes al mismo tiempo, mientras otra gente en la sala de espera te grita, te golpea la puerta, te filma, y además estás mal pago, con pocos insumos, con falta de medicamentos, la verdad es que es lo menos tentador del planeta. Solo quienes tengan una vocación a prueba de balas van a seguir trabajando en las guardias de los lugares más vulnerables”, suma Knopoff.
Entre las preocupaciones de los médicos de guardia, el residente del Penna consultado destaca la calidad de la atención ofrecida y la experiencia de los pacientes.“Claramente, cuando estamos sobrepasados de pacientes, nuestra calidad de vida laboral y nuestra forma de trabajar empeora un montón. Si trabajás turnos de 12 horas y aparte es un trabajo que requiere lidiar con gente que está enferma, que está esperando hace seis horas y que tienen miedo, angustia, dolor, pasás horas muy tensas”, explica.
“Somos todos seres humanos. Cualquiera que esté muriéndose de dolor, tirado en un banco seis horas, se pone a gritar por atención. Pero yo estoy del otro lado de la situación y entiendo perfectamente a los médicos, que tienen un límite y en un momento se cansan del sistema. Por eso creo que está bueno que se haya viralizado el video de este chico para que se exhiban las condiciones en las que se trabaja en los hospitales públicos”, agrega el residente.
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