Todavía quedan 86 basurales a cielo abierto en la provincia
El Organismo Provincial para el Desarrollo Sustentable y la Ceamse sanearon diez predios desde 2017; buscan regularizar los demás
LA PLATA.- No hay humo, basura ni olor a podrido: el predio de San Vicente en el que antes estaba emplazado el mayor basural a cielo abierto del Gran Buenos Aires es, ahora, un gran pastizal encerrado por un alambrado. Nadie diría que allí se acumularon grandes cantidades de residuos durante más de una década. Sin embargo, pese a que en 2017 la provincia proyectaba haber cerrado para este año al menos 12 de los 92 basurales a cielo abierto declarados entonces por los municipios, aún quedan por eliminar 86.
En junio de aquel año, el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) informó que en el segundo semestre sanearía cuatro basurales: los de San Vicente, Balcarce, Junín y Azul. Y programaba para 2018 el cierre de entre ocho y doce más, no identificados.
Las actuales autoridades del organismo aclaran que no existió un cronograma oficial. "No había un plan sistemático de saneamiento. Había propuestas o proyectos. Uno con los recursos va haciendo lo que puede", dijo a LA NACION Javier Argilla, director provincial de Residuos del OPDS, quien llegó al cargo poco después de aquella promesa.
"Lo ideal sería tener recursos para cerrar todos los basurales en dos o tres años. El problema es que para cerrarlos tenés que generar alternativas adecuadas y hacerlas sustentables. Si no, es cerrar uno para volver a abrir otro al lado", agregó.
En 2017, 2018 y lo que va de 2019 sanearon cinco basurales situados en San Vicente, Balcarce, Junín, Azul y General Paz. También se limpió el de la isla Martín García, que no figuraba en aquel listado de 92 porque no estaba visualizado a pesar de que llevaba 10 años abierto.
El de San Vicente tenía 16 años y estaba muy cerca del casco urbano. El predio abarca 18 hectáreas; ocho de ellas eran utilizadas para arrojar 84 toneladas diarias de residuos.
La quema de basura, el humo, el malestar constante, el riesgo en la ruta 58 y la ruta 6 generaban infinidad de accidentes muy graves y algunos fatales. Diego trabaja desde hace cuatro años en la granja Santa Cecilia, al lado de lo que era el basural. "Ya no se tira basura ahí. Ya no hay olor. Había mucho humo siempre y la cantidad de ratas era impresionante", contó a LA NACION.
La idea del municipio es poder hacer allí canchas de fútbol, pero todavía no pueden porque el terreno aún está blando. Alrededor del predio hay una pequeña montaña de basura y dos autos quemados. "El problema que tenemos es que la gente tira la basura en la ruta. Paran el auto y tiran las bolsas", admitió Fabián Camussi, secretario de Servicios Públicos de la Municipalidad de San Vicente.
Ahora, las toneladas de residuos domésticos que generan los vecinos de ese distrito van a parar al Eco Punto, un predio situado a 13 kilómetros del centro en el que las quince personas que integran la Cooperativa La Familia se encargan de seleccionar lo reciclable y desechar el resto, que va a la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (Ceamse).
María Romero preside la cooperativa, que lleva ese nombre porque son todos parte de una misma familia. Trabajan de 5 a 16. "Ya sabemos hacer esto. Somos cartoneros desde hace 30 años", explicó mientras mostraba cómo se sube la basura por una cinta, cómo se compactan los cartones y las botellas, cómo trabajan.
Hay olor a putrefacción en el lugar porque la cinta se rompió y durante algunos días los camiones depositaron la basura y los cooperativistas tuvieron que abrir una a una las bolsas con sus manos y seleccionar ahí mismo.
Otros casos
En tanto, los basurales a cielo abierto que había en Junín y Balcarce también llevaban muchos años allí, contaminando el ambiente. Lo mismo ocurría con el de Azul, donde se construyó un relleno sanitario para tratar los residuos. Además, se eliminó el basural de Ranchos (partido de General Paz), que tenía 28 hectáreas y 20 años de antigüedad.
Hoy esos municipios realizan una nueva gestión de sus residuos sólidos urbanos, con plantas de separación y disposición en rellenos sanitarios.
En el caso de la isla Martín García, todos los meses la Ceamse manda un barco en el que se traen los residuos y se disponen en el Relleno Sanitario Norte III, en el Camino del Buen Ayre.
Por un acuerdo con la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar), la Ceamse realizó también el trabajo de ingeniería y saneamiento para el cierre de los basurales de Marcos Paz y Cañuelas. Y por un convenio con el municipio de Las Heras cerraron el basural de esa ciudad. Ni Marcos Paz ni Las Heras estaban incluidos en ese listado original de 2017 de basurales que el OPDS se proponía sanear.
Hace un año, por intermedio de un convenio con la intendencia de Mar del Plata, la Ceamse se hizo cargo del saneamiento del histórico basural de esa ciudad balnearia. No se trataba de un basural a cielo abierto, sino de un desborde del relleno mal administrado.
Ese trabajo aún no está terminado, pero sus técnicos buscan que se convierta en un complejo ambiental con las máximas normas de seguridad medioambientales, que se eliminen la contaminación del suelo y las napas hídricas y que se produzca el reciclado a través de la separación de los residuos en las plantas sociales.
Por último, avanzan conversaciones entre el presidente de la Ceamse, Eduardo Ricciuti, y el municipio de Luján para erradicar el basural local.
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