“Tiene que haber”: el pronóstico de un ingeniero de la NASA sobre la vida extraterrestre y la conquista de la Luna
Carlos García Galán es uno de los protagonistas de la nueva era de exploración espacial y actualmente trabaja en la misión Artemis I
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MADRID.– Un antiguo ingeniero de la NASA, Jim McLane, hizo una propuesta asombrosa hace unos 15 años: enviar a una o dos personas a Marte, en un viaje solo de ida. Al eliminar la etapa más compleja de la misión, el regreso desde el suelo marciano, se facilitaría uno de los grandes objetivos comunes de la humanidad: conquistar el planeta rojo. Esos primeros aventureros vivirían solos en Marte hasta que llegasen más voluntarios con ganas de erigir una nueva civilización en otro mundo. El ingeniero español Carlos García Galán no descartaría participar en una misión así. “Tendría que pensármelo”, afirma completamente en serio.
García Galán, un madrileño de 48 años que lleva media vida en la NASA, es uno de los protagonistas de la nueva era de exploración espacial. Si todo sale como previsto, la agencia espacial estadounidense lanzará mañana la misión Artemis I desde el Centro Espacial Kennedy, en Florida. Será el primer ensayo, sin pasajeros, de la expedición en la que “la primera mujer y la primera persona no blanca” caminarán por la Luna, alrededor de 2025, según los planes. García Galán es el responsable de la integración de las dos partes principales de la nave: la cápsula de la tripulación, fabricada en Estados Unidos, y el módulo de servicio europeo, que suministra el oxígeno, el agua, la energía y la propulsión. La Luna, proclama, es solo el primer paso hacia Marte. Tras dos intentos fallidos en verano boreal, todo está listo para el lanzamiento.
–Ir a la Estación Espacial Internacional es cuestión de horas, ir a la Luna requiere unos tres días, pero ir a Marte ya implica un viaje de incluso dos o tres años. Es un desafío totalmente diferente a lo que hemos conocido hasta ahora.
–Sí, llevar humanos a Marte es otra dimensión. Hemos llevado robots, pero no es lo mismo. Por eso, el objetivo de misiones en la siguiente década o dos décadas va a ser, primero, volver a la Luna y, después, desarrollar nuevas tecnologías y ciencia para aprender lo que es necesario para poder ir a Marte: desde poner bases permanentes más allá de la órbita cercana a la Tierra, hasta poder utilizar los recursos que hay en ese planeta. Por ejemplo, aprender a hacer combustible con el agua de la Luna y poder estar totalmente desconectados de la Tierra. Tenemos que hacer todo eso antes de poder dar un paso tan grande como es ir a Marte, donde necesitas un año o dos para poder volver a la Tierra o que te traigan recursos.
–El entonces presidente estadounidense, Donald Trump, afirmó hace tres años: “Con todo el dinero que estamos gastando, la NASA no debería estar hablando de ir a la Luna. Eso lo hicimos ya hace 50 años”.
–Lo que estamos haciendo ahora es muy diferente a lo que hicimos hace 50 años. El hecho de llegar ahora a la Luna es simplemente el primer paso. Vamos allí para quedarnos. El Programa Apolo estaba muy enfocado a llegar a la Luna. Nuestro objetivo ahora es establecer una plataforma permanente allí, con un cohete para poder llevar astronautas todos los años con la nave Orion, que es la que va a llevar a los astronautas a la órbita lunar y devolverlos a la Tierra. Es la nave que va a llevar a la primera mujer y a una persona de color a la superficie lunar.
–¿Cuándo caminará un ser humano por la superficie de Marte?
–Es difícil saberlo. El plan actual es que en esta década vamos a volver a la superficie lunar y vamos a empezar a hacer las primeras misiones allí, sobre todo en los polos lunares, donde creemos que hay más oportunidad de encontrar agua que podemos extraer. Esta década va a ser para volver y empezar a establecer los primeros componentes de toda la infraestructura que hemos pensado, incluyendo la Estación Espacial Gateway alrededor de la Luna. En la siguiente década, empezaremos a establecer la infraestructura en la superficie lunar, por ejemplo, vehículos presurizados para poder explorar diferentes sitios en la Luna. También una base donde pueden estar los astronautas 30 días o más, incluso. Y creo que, al final de esa próxima década, empezaremos a desarrollar ya los sistemas que podrán ir a Marte.
–Nada de pisar Marte antes de 2040, entonces.
–Nunca se sabe, pero con los planes que tenemos ahora sería más o menos por esa época.
–En 1969 era fácil figurarse que la primera persona en pisar la Luna sería un hombre blanco estadounidense cristiano. ¿Usted cómo se imagina la primera persona en Marte?
–Es difícil imaginársela. Hay una diversidad increíble en la gente que trabaja ahora en el programa espacial. No me he puesto a pensar cómo sería, pero me imagino que reflejará lo que es la sociedad: habrá mujeres y hombres de todos los colores y etnias.
–Usted soñaba de niño con ser astronauta. ¿Ha renunciado a la idea o todavía está a tiempo?
–No he abandonado la idea totalmente. Ahora mismo hay diferentes formas de poder ser astronauta. Yo lo podría hacer por la NASA o incluso por la Agencia Espacial Europea, pero hay otras vías que están apareciendo ahora, relacionadas con el turismo. Hace 15 años nadie se podía imaginar que habría compañías privadas llevando a gente al espacio y mira dónde estamos ahora. Yo creo que, cuando empecemos las misiones a la Luna, también se va a crear una economía lunar de compañías privadas que van a dar apoyo a nuestro programa. Nunca se sabe lo que va a surgir de eso.
–Usted ya ha intentado ser astronauta de la NASA. ¿Va a seguir presentándose a sus pruebas o a las de la Agencia Espacial Europea?
–A la última no me he presentado, porque estuve mucho más enfocado en mi papel como ingeniero y jefe de equipos, pero, por edad, quizá lo podría hacer una vez más.
–¿Iría a Marte si lograra ser astronauta?
–Sí. Siempre he querido participar en exploración y empujar los límites de lo que conocemos y lo que hacemos como humanidad. Es nuestra responsabilidad hacerlo, y si tuviese la oportunidad, iría, por supuesto. Sería parte de esa misión.
–¿Está usted a tiempo de ser uno de los miembros de la primera misión a Marte como astronauta?
–Creo que me encontraría un poco tarde la misión a Marte. La gente que esté ahora en el colegio o incluso entrando en la universidad está en la edad adecuada para participar en estas misiones. Aunque, dentro de 15 o 20 años, cualquiera sabe a qué gente querremos seleccionar.
–Se habló incluso de ir a Marte con un billete solo de ida: humanos yendo allí a fascinarse con la inmensidad marciana y quedándose a morir. ¿Usted iría incluso así?
–No lo sé, sería una decisión bastante difícil. En la NASA estamos pensando en asegurar el regreso de la gente a la Tierra. Tendría que pensarlo, depende de cómo estuviese mi vida en ese momento y los objetivos de la misión que fuésemos a realizar.
–En 2008 hubo incluso algún voluntario para ir a Marte con un billete solo de ida. Era una misión tan épica como la de los exploradores de la Edad Media que se lanzaban al océano sin saber si volverían a su casa. En un viaje a Marte, aunque el plan sea regresar, las probabilidades de morir serían altas.
–Esa misión sería muy complicada y habría bastante riesgo. Hay riesgos al ir a la Estación Espacial Internacional, que está a unos 400 kilómetros, imagínate ir a unos 60 millones de kilómetros. La gente que vaya tiene que considerar los riesgos que hay. Todos los astronautas lo saben muy bien. Por eso antes dije que mi decisión dependería de los objetivos que tuviésemos. No creo que fuese en una misión más o menos suicida a Marte, pero sí que tomaría bastante riesgos. Hay que tomarlos. Estamos empujando los límites de la tecnología, de la ciencia y de la capacidad humana. Es necesario hacerlo para poder seguir explorando y creciendo como humanidad.
–Al margen de este primer paso a la Luna, ¿nadie está trabajando ahora mismo seriamente en ir a Marte?
–Lo que estamos haciendo ahora está totalmente conectado con lo que sería necesario para ir a Marte. Si la pregunta es cuánta gente específicamente está trabajando solo en la misión a Marte, igual el número no es muy alto, pero todo el Programa Artemis, incluso lo que hago yo todos los días, está enfocado a desarrollar los componentes que van a ser necesarios para ir a Marte. Cuando visualizo mi trabajo, que es integrar los componentes de la nave Orion para ir a la Luna, yo creo que estoy poniendo mi granito de arena para llegar a Marte. El objetivo de la NASA es muy claro: llegar allí.
–¿Cómo se imagina la vida extraterrestre?
–Es difícil imaginar que en el universo, con lo grande que es, no se dan las condiciones adecuadas para la vida en ningún otro lugar que no sea la Tierra. Tiene que haber vida extraterrestre. ¿Cómo es? No lo sé. Para imaginar cómo serán los extraterrestres estamos limitados por lo que conocemos nosotros ahora. Quizá la vida extraterrestre es de una manera que ni siquiera somos capaces de imaginar.
–¿Usted cómo valora la aportación del empresario Elon Musk a la carrera espacial?
–Elon Musk y su compañía Space X, al igual que otras empresas privadas, están aportando muchísimo al desarrollo de tecnologías, por ejemplo, para hacer los viajes al espacio más baratos, como los cohetes reutilizables. La estrategia de Artemis es poner la visión y la infraestructura y, después, trabajar con compañías privadas para que ellas resuelvan los problemas y desarrollen nuevas tecnologías para hacer más barato y más factible mantener esa infraestructura en la Luna y, con el tiempo, en Marte. Yo creo que, por ejemplo, lo que hemos visto ahora en la órbita baja de la Tierra, con compañías privadas que incluso están hablando de hacer sus estaciones espaciales privadas, aporta muchísimo a la economía. Creo que eso es lo que vamos a ver en la Luna cuando demos los primeros pasos para volver allí. Yo creo que es una posibilidad muy real que haya compañías privadas que reabastezcan la estación espacial [en la órbita de la Luna] o incluso las bases lunares. Espero que con el Programa Artemis generemos esa nueva economía lunar y que veamos compañías privadas hacer cosas increíbles que igual ni pensamos ahora que son factibles.
Por Manuel Ansede
©EL PAÍS, SL
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