Tesoro arqueológico inesperado. Países Bajos tiene su Stonehenge con un calendario solar de hace 4.000 años
En el enclave, comparado con el monumento megalítico situado en Inglaterra por el culto al sol y a los muertos, se ha encontrado una cuenta de cristal que viajó 5.000 kilómetros desde la Mesopotamia
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MADRID.- Hace unos 4.000 años, a finales de la Edad de Piedra y principios de la del Bronce, el río Rin servía de corredor natural para las poblaciones del noroeste de Europa. Era una ruta de comercio e intercambio de ideas. Una especie de autopista de la prehistoria que ha dejado restos de santuarios al aire libre, algunos de los cuales cumplían además la función de calendario solar. En el municipio de Tiel se ha descubierto uno de estos enclaves, único en Países Bajos, con tres montículos de tierra y pilones de madera formando pasillos para procesiones rituales. Excavado desde 2017 y presentado este junio, entre los objetos hallados figura una cuenta de cristal procedente de Mesopotamia (actual Irak) que demuestra el contacto con gentes del Antiguo Oriente Próximo. A pesar de la ausencia de piedra en el delta holandés, el lugar ha sido comparado con Stonehenge, el monumento megalítico situado en Inglaterra. Ambos marcaban solsticios y equinoccios y en los dos había enterramientos humanos.
El tamaño del santuario de Tiel, a unos 50 kilómetros de Utrecht, equivale a tres estadios de fútbol y los arqueólogos se dieron cuenta hace unos meses de que el mayor de los montículos descubiertos era un calendario solar. De unos 20 metros de diámetro, a su alrededor se había hecho una zanja con aberturas por las que entraba el sol en fechas concretas del año. Como ocurre en Stonehenge. “El rayo solar señalaba, por ejemplo, el 21 de junio, el solsticio de verano y el día más largo. O bien el 21 de diciembre, el solsticio invernal y la jornada más corta”, explica el arqueólogo Cristian van der Linde, su descubridor, cuyo equipo ha trabajado con expertos municipales.
Calendario y cementerio
Este espacio marcaba también el principio de la primavera y del otoño: el 21 de marzo y el 21 de septiembre, cuando el día y la noche son de la misma duración. “En nuestros calendarios actuales todavía hay fechas que recuerdan el calendario solar: la Navidad, por ejemplo, se asocia a la noche más larga. O los festivales de mayo celebrados entre el equinoccio de primavera y el solsticio estival”, añade Van der Linde. El lugar en Tiel se utilizó unos 800 años. “Pensamos que los movimientos del Sol que siguieron estaban relacionados con sus creencias religiosas; por eso hay enterradas aquí cerca de 80 personas”. El sol no solo iluminaba a los vivos, en las sepulturas había objetos considerados ofrendas, como una punta de lanza de bronce.
El calendario es muy completo y este experto cree que lo usaban para saber cuánto duraría el invierno y el momento de siembra de grano y la posterior cosecha. “Era una herramienta para sobrevivir y para rendir culto, que nos deja una imagen única de las costumbres de la Edad del Bronce en nuestro territorio. Hemos recobrado cerca de un millón de objetos”, dice. Durante las excavaciones, han observado también cuatro zonas habitadas, una de las cuales apareció a unos 20 metros al sur de la elevación de terreno de los enterramientos. Las otras, todas casas de madera con espacio para familias y animales, estaban desperdigadas a lo largo de una quebrada. “Debían de vivir allí hasta 100 personas, aunque más allá de la parte estudiada podía haber más granjas”.
¿Y la cuenta de cristal venida de Oriente? “Es una señal. Sabemos que había rutas comerciales que llegaban muy lejos y esa cuenta es la más antigua encontrada en una zona muy amplia. Además, es 500 años más antigua que otras similares recogidas en el noroeste europeo y refleja cómo se movían los objetos en el mundo”. No es que estos comerciantes se presentaran en Mesopotamia y trajeran ellos mismos la pieza a su vuelta. “Había redes que cubrían incluso 1.500 kilómetros de distancia y el intercambio tenía lugar cuando esas redes se cruzaban. De todos modos, hace 4.000 años las personas se movían mucho más de lo que tal vez pensamos”.
Las excavaciones han concluido y los objetos han sido catalogados y remitidos a varios lugares. Entre ellos, el Museo Nacional de la Antigüedad, de Leiden, y el Flipje & Streekmuseum, de Tiel. La zona arqueológica está ya vacía, pero la historia no ha concluido. El terreno es hoy propiedad privada y se sabe poco de los planes del dueño. “La legislación holandesa obliga a efectuar un estudio para pedir un permiso de edificación, y durante dicha tarea apareció el enclave. Por nuestra parte, todas las posibilidades están abiertas dada la importancia de lo que se ha encontrado”, dice Mieke Kat, portavoz del Ayuntamiento de Tiel. El arqueólogo Van der Linde no descarta que pudiera levantarse una réplica en otro lugar porque el santuario está en un lugar alejado. “Así podríamos ver si el calendario solar funciona”.
Isabel Ferrer
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