Terminaron las vacaciones...¿y ahora?
Identificar de dónde proviene la sensación de vacío es fundamental para afrontar el regreso
Así como "no hay que pedirle al lunes, más de lo que el lunes puede dar", no pretendamos que el regreso de vacaciones sea una experiencia fácil de transitar.
Están quienes ya se animan a hablar de un "síndrome post vacacional", a propósito de los síntomas que pueden llegar a aparecer por el retorno a las responsabilidades cotidianas: ansiedad, irritabilidad, tensión, jaquecas, dolores musculares y agotamiento, entre otros.
"¿Cómo es que me siento sin ganas de nada si debería estar renovado?"
"¿Cómo es que me siento sin ganas de nada si debería estar renovado?", es lo que suelen preguntarse muchos frente a un síntoma, por cierto, desconcertante. Cada quien sabe, o debería, al menos, intentar descubrir cuál es el motivo de padecimiento.
¿Cuál es el mar de fondo? ¿Tan sólo que se haya terminado lo que tanto planeamos o esperamos durante todo el año? ¿Volver al despertador? ¿Retomar la mirada crítica y evaluadora de los jefes? ¿La inagotable "actualidad"?
Para quienes pueden padecer "el drama de volver", sería saludable no perder el foco del conflicto, identificar con certeza cuál o cuáles son los detonantes de este vacío tan presente y manifiesto.
No se sorprendan con quienes creen que el regreso los hace sentir mejor
En esta búsqueda personal por identificar las verdaderas causas (insisto, nunca está de más pedir ayuda cuando no logramos llegar al nudo), el más universal de los motivos gira en torno a la metamorfosis de los tiempos.
En vacaciones no hay horarios, no hay apuros, no hay que dar demasiadas explicaciones o justificar resultados.
No se sorprendan con quienes creen que el regreso los hace sentir mejor. Para muchos obsesivos al trabajo, el "volver de vacaciones" es responder satisfactoriamente al mandato.
Si bien creen que con llegar, retomarán el control y calmarán la "culpa" de haberse ido, ellos también son víctimas del retorno al foco de ansiedad (con los mismos posibles síntomas de los que se niegan a retomar las tareas).
Ya antes de partir, muchos padecen la sola idea de tomarse el merecido descanso, así como de pedir todos los días que le corresponden para tal fin.
Para muchos, el foco de incendio está en regresar al colegio o, lo que parece más estresante aún, en tener que rendir materias
Para muchos chicos y adolescentes y, por lógica, para sus familias, el foco de incendio está en regresar al colegio o, lo que parece más estresante aún, en tener que rendir materias. Comienzan los dolores de panza de los más pequeños, así como otras dolencias, caprichos o miedos sin fundamento.
Habrá que estar atento y, sin presiones y a modo de juego, intentar acercarnos a ellos para ver cuál es el temor: ¿El fin de la diversión de las vacaciones, la pérdida de la presencia full time de los padres, el sólo hecho de no querer ir a la escuela, un nuevo colegio, el inicio de una nueva etapa (comenzar el jardín, primario o secundario)...?
Respecto a los adolescentes que deben materias, frente a cualquier posible síntoma (alergias u otras psicosomáticas), ya no es tiempo de reproches, sino de acompañarlos en el estrés que provocan estas instancias. La presencia y la confianza son buenos aliados a la hora de, más allá de haber estudiado, ganar seguridad y obtener buenos resultados.
Posibles herramientas para volver lo mejor posible
Ante todo, como dijimos, identificar el motivo real de nuestro padecimiento.
Luego de este primer paso esencial, cualquiera sea la causa, algunas sugerencias para unos y otros:
. Más allá de las resistencias, unos días antes, sin dejar por eso de disfrutar, anticiparse y aceptar con piedad todo esto que, inevitablemente, sabemos que nos va a ocurrir
. Tener en cuenta esto de aceptar "volver lento" como cuando termina el fin de semana
. Para no alimentar la autoexigencia, no esperemos grandes resultados en los primeros días post regreso
. Repartir las semanas de vacaciones a lo largo del año, "ponerse como zanahoria" otro viaje o escapadas de fin de semana cada tanto
. Descartar la idea de que se necesita demasiado dinero para poder concretar un cambio de aire o practicar aquellas actividades que nos dan placer
¿Quién la pasa peor?
Sorprende ver cómo hasta una página web dedicada a promover viajes y turismo se preocupa por este síntoma social más que recurrente.
Según la página viajeros.com, "es muy común encontrar hombres y mujeres de entre 30 y 45 años que padecen este malestar generalizado, a diferencia de los menores de 30 que tienen una mayor capacidad para adecuarse a estas circunstancias". Que los de más de treinta y pico sean las principales "víctimas del síndrome post vacacional" es una certificación de las radiografías generacionales que podemos identificar a diario.
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