Tercera dosis: un millón de personas esperan el refuerzo pasadas del tiempo sugerido tras la segunda aplicación
Según los datos oficiales, analizados por LN Data, pasaron seis meses o más después de completar el esquema; más de 3.600.000 ya tienen las tres dosis
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La película de diciembre parece ser la segunda parte de la saga Covid-19 que aún no tiene escrito el final. El incremento de casos en los últimos días, que impulsan la curva hacia arriba, tiene características similares a lo que pasó exactamente un año atrás cuando comenzó un rebrote que meses después se convirtió en la segunda ola, la más grave desde el inicio de la pandemia. Entre una escena y otra, la vacunación es la protagonista que puede hacer la diferencia, aunque la adhesión definitiva de la población y el alcance de las nuevas etapas terminará marcando el destino final.
Detener el avance de los casos, con el predominio de delta ya confirmado, e impedir que la nueva variante ómicron se propague hasta alcanzar el rango de circulación viral, ya con varios brotes confirmados como en Córdoba y Santa Fe, son hoy los desafíos planteados en un escenario que, hasta el momento, parece ser menos dramático que los anteriores. La preocupación, a diferencia de diciembre de 2020, pasa por el ritmo de vacunación, la cantidad de personas que aún no completaron el esquema con dos dosis y aquellas que están cerca de superar los meses recomendados después de la segunda aplicación para contar con una tercera aplicación.
El Ministerio de Salud de la Nación comenzó la etapa de los refuerzos con los grupos específicos, aquellos integrados por mayores de 50 años que recibieron Sinopharm y mayores de 3 años inmunodeprimidos, y las provincias y la Ciudad de Buenos Aires están avanzando en la aplicación de las dosis de refuerzo a los cinco meses de haber completado el esquema con dos aplicaciones (la cartera sanitaria primero había recomendado a los seis meses, pero luego cambió). Después de ese tiempo, según la evidencia científica, la protección de la vacuna comienza a disminuir porque comienzan a caer los anticuerpos.
Según los datos oficiales analizados por el equipo de LN Data en la Argentina hay aún 988.988 personas que ya cumplieron seis meses o más desde la segunda aplicación y que deberían recibir una tercera dosis. Hace al menos seis meses 2.537.753 recibieron segundas dosis de las cuales 1.548.765 también sumaron un refuerzo. Para el cálculo no se tuvieron en cuenta aquellos grupos con factores de riesgo ni de mayores de 50 años con Sinopharm por ser los prioritarios.
La nueva etapa de vacunación ya incluyó a 3.613.000 personas, de las cuales 1.500.000 recibieron la dosis de refuerzo y 2.113.000 la adicional, en todas las jurisdicciones del país. En este grupo se encuentran las personas de riesgo y aquellas que van cumpliendo los cinco meses. A pesar de esto todavía hay una porción elevada de la población que no completó el esquema con las dos aplicaciones cuando ya el Gobierno comienza a plantear la necesidad de una cuarta inoculación a partir del año próximo.
El último registro indica que 31.712.465 personas (el 69,9% de la población) completaron el esquema y 37.580.758 habitantes (82,8%) tienen al menos una dosis; según el Ministerio de Salud aún hay 4.300.000 personas mayores de 12 años que faltan completar el esquema de dos dosis.
“No podemos pensar en una cuarta dosis cuando todavía hay tantas personas que le falta la segunda dosis y un número muy grande sin completar las tres dosis. Nadie entiende por qué la gente no quiere completar los esquemas, sobre todos los más jóvenes. Hay una lectura errónea de la realidad: se piensa que la pandemia ya terminó, o que se puede estar seguro con una dosis cuando está comprobado que la protección es baja, por no decir nula”, opina el infectólogo Eduardo López.
La vacunación en la Argentina
El ritmo de vacunación, explica el experto, bajó a pesar de la disponibilidad de vacunas. De los picos que superaban las 400.000 aplicaciones por día en octubre hoy las cifras llegan a 280.000 o 300.000 por jornada. “En un mes, a un ritmo de 205.000 aplicaciones de promedio, se terminaría de completar las segundas dosis, pero el problema es que el adulto joven no se va a vacunar”, lanza.
El mes pasado la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA) sentó su postura y recomendó que las vacunas contra el Covid-19 se apliquen de manera obligatoria en toda la población adulta del país, consejo que también adoptó la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). El Gobierno descartó exigir la vacuna, pero impulsó el uso del pasaporte sanitario, una forma indirecta de alentar la vacunación en aquellas personas que aún no completaron los esquemas.
“Que no avance la vacunación en dos dosis se explica porque los jóvenes no están concurriendo a aplicarse la segunda; la gente tiene una falsa imagen de que la pandemia se superó cuando bajaron los casos y es una equivocación. Los jóvenes no hacen una enfermedad importante, aunque pueden transmitir el virus. Hay que apelar a esa buena voluntad de los jóvenes”, coincide el infectólogo Ricardo Teijeiro. “Los pases sanitarios pueden ayudar como una medida para igualar: no es justo que la gente que no se vacuna comparta espacios con personas que están protegidas”, agrega.
El 8 de diciembre de 2020 se produjo el quiebre en la disminución de casos y se inició un repunte que llegó hasta los 12.000 casos diarios, el inicio de la segunda ola que tuvo su peor momento en mayo y junio con días de hasta 41.000 contagios. Las cifras de esta semana, con jornadas que registraron más de 5600 nuevos enfermos, aún está lejos de lo que ocurrió el año pasado aunque podría significar el comienzo de un nuevo rebrote. Por el contrario, el promedio semanal de fallecidos diarios se mantiene estable (alrededor de 20 decesos por día) y la ocupación de las salas de terapia intensiva sigue siendo baja, aunque con un leve repunte: en todo el país es del 35,2%, en el área metropolitana del 39% y en la Ciudad de Buenos Aires del 4,8% (sector público) y 7,6% (sector privado).
Los casos diarios
“El número de casos seguirá subiendo aunque la magnitud dependerá de cuántas personas tengan dos y tres dosis. Hay que promover que se sigan acercando a los vacunatorios y acelerar la segunda y la tercera porque se debe caminar en conjunto. Discutir la cuarta dosis cuando todavía falta un montón, es apresurado”, plantea López.
Teijeiro, por su parte, recomienda que se deberían promover facilidades para que las persones se acerquen a los vacunatorios en forma espontánea y antes que se cumplan los plazos de cinco o seis meses. “Debería ser más masiva la llegada de la tercera dosis porque tenemos stock y hay vacunatorios, incluso podrían sumarse los centros privados y las farmacias. Para definir si hay que vacunarse periódicamente primero deberíamos saber el comportamiento del virus, si es perdurable o no. Lo importante es vacunarse ahora”, sostiene.
Con la colaboración de Delfina Arambillet
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