Tensión: en medio de un conflicto gremial, volvieron las clases presenciales en el Colegio Nacional de Buenos Aires
La Asociación Gremial Docente considera que no están dadas las condiciones epidemiológicas para el regreso; la institución anticipó que se descontarán los días a los profesores que no justifiquen las inasistencias
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Luego de dos meses desde que el gobierno nacional suspendió las clases presenciales, ayer por la mañana los alumnos de los colegios secundarios que dependen de la Universidad de Buenos Aires (UBA) volvieron a las aulas. Sin embargo, en Colegio Nacional de Buenos Aires (CNBA), el retorno no estuvo exento de complicaciones: la Asociación Gremial Docente (AGD) planteó una “restricción a la presencialidad”, por considerar que no están dadas las condiciones epidemiológicas para el regreso de los estudiantes y docentes a la institución. Lo que buscan, según indicaron a LA NACION, es que la presencialidad no sea obligatoria. Desde el colegio señalaron que la adhesión a esa medida fue del 2%.
“Los colegios preuniversitarios, como el CNBA, no son elegidos por cercanía geográfica, sino por las características del establecimiento. Eso quiere decir que la población se traslada grandes distancias para ir a clases. Yo fui alumna del Colegio Nacional de Buenos Aires y tenía compañeros que venían desde Carapachay. Creemos que no están dadas las condiciones epidemiológicas, dado que en breve habrá circulación comunitaria de la variante delta. Los docentes, en su gran mayoría, están vacunados con una sola dosis, que no te cubre frente a esa nueva variante. Además, sabemos que no hay vacunas para los estudiantes, por lo que estarían expuestos en el transporte público”, señala Ileana Celotto, secretaria gremial de AGD. Y explica que el problema de la distancia no solo se presenta en esa institución, sino también en la Escuela en Producción Agropecuaria y la Escuela de Comercio Carlos Pellegrini. Celotto aclara que en estas últimas dos instituciones aún no tomaron medidas porque todavía no celebraron una asamblea para debatirlas.
La gremialista agrega que al estar tan cerca del receso invernal de julio deberían aprovechar estas semanas para avanzar con el esquema de vacunación antes de regresar a la presencialidad.
“Otro tema importante es la cuestión pedagógica. A toda la docencia nos costó volcarnos a la virtualidad, fue un trabajo muy intenso. Y ahora tenemos que pasar de forma repentina a la presencialidad. Eso implica otro cambio abrupto. De todos modos, nuestro planteo es que no hay un paro, sino una restricción a la presencialidad. Es decir, proponemos que hasta el viernes no sea obligatoria la presencialidad ni para los docentes ni para los alumnos. Ahora esperamos reunirnos con las autoridades del colegio y de la UBA. En estos dos días tuvimos un 40% de adhesión a la medida que tomamos”, describe Celotto.
Un año y medio
Galo Soler Illia es padre de una alumna del tercer año del Nacional de Buenos Aires. Señala que, entre idas y vueltas, los alumnos no tienen clases presenciales hace prácticamente un año y medio.
“En los grupos de padres la discusión está muy dividida por la situación de los docentes que están vacunados con una sola dosis. De hecho, en mi grupo hay docentes que mandan a sus hijos al colegio y dicen que no van a dar presenciales hasta tener el esquema de vacunación completo, pero ese es un escenario lejano todavía. Yo no veo una política de las autoridades para contener y guiar a los alumnos. Los chicos no saben qué hacer. Por ejemplo, hoy iba a ser el primer día de mi hija y al final no fue por diferentes causas que hubo que analizar una por una. Ya no hay una grilla en la que los docentes señalan si faltarán o no a clases; en algún momento quitaron esta grilla para no identificar a quienes adhieren a los paros. Entonces cada alumno debe averiguar por su cuenta si el docente va a asistir o va a dar clase remota”, argumenta Soler Illia.
Y suma: “Mi impresión es que el colegio está tomado por los gremios. El colegio es un claro reflejo de lo que pasa en la Argentina: los alumnos, que son lo más importante, quedan fuera del eje de la política educativa. La educación pública es un instrumento para el progreso y estos chicos hicieron un enorme esfuerzo por ingresar. Ahora están perdiendo el tiempo y las ganas de mejorar”.
Desde el CNBA señalaron que a los docentes que no asistan les descontarán el día de trabajo y que la medida de fuerza solo contó con un 2% de adhesión.
“En nuestro colegio, retornaron las clases en las aulas. Esta presencialidad cuidada se lleva a cabo cumpliendo con todos los aforos y protocolos dispuestos por las autoridades sanitarias, en función de criterios epidemiológicos. Implica, entre otras cuestiones, ofrecer un sistema bimodal de presencialidad por burbujas de primero a quinto año y clases virtuales por Zoom. Para reforzar este esquema, hemos comenzado las pruebas para el dictado de clases por streaming, de modo que todo un curso pueda participar de la misma clase en tiempo real, tanto la burbuja presencial como la virtual, hecho posible gracias a que contamos con un nuevo sistema de banda ancha y computadoras proporcionados por la UBA. En nuestro primer día de regreso a clases presenciales, las aulas contaron con una asistencia mayoritaria de alumnos y de docentes, alcanzando al 98% de estos últimos. El rectorado de la universidad ha dispuesto que a aquellos docentes que, sin justificación, no asistan a las clases presenciales en el colegio se les descontará el día de trabajo”, detallaron fuentes de la institución.
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