“Tenemos miedo de que haya más muertes”: conmoción por el fallecimiento de un chico mientras buscaba comida en un basural
Sucedió en un barrio de Paraná; Víctor Sebastián Barreto, de ocho años, fue arrollado por un camión de residuos; los vecinos reclaman mayor presencia estatal
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GUALEGUAYCHÚ.- Víctor Sebastián Barreto tenía apenas ocho años. Vivía junto a su familia en el barrio San Martín, en Paraná. Asistía a una escuela de la zona, ubicada en el vértice por donde se baja al barrio también conocido como “El Volcadero”, por su proximidad con un basural.
El domingo pasado, alrededor de las 20, “Chicha” –como le decían en su casa– corrió detrás de un camión que llegaba al basural a depositar residuos urbanos para buscar qué comer. El chico se colgó del camión, pero en una maniobra trágica cayó, fue aplastado y murió en el acto.
Cuando el conductor se detuvo, luego de advertir los gritos de los vecinos, ya no había vuelta atrás. Intentaron reanimarlo, pero “Chicha” ya no presentaba signos vitales.
Roberto Gómez, presidente de la comisión vecinal del barrio San Martín, afirmó que es común ver chicos en El Volcadero, merodeando los camiones: “Andan muchos chicos; más a la tarde. A la mañana está todo más controlado porque la basura tiene dueños. A la tarde, no es de nadie la basura. Entonces, va toda la gente”.
“Nadie vino después de que murió este gurí. Y nosotros estamos reclamando desde hace rato por lo que pasa acá: reclamamos por los caños reventados que dejan los camiones al pasar. Cruzan el barrio, rompen el poco asfalto que nos queda. El miedo nuestro es que sigan ocurriendo muertes”, sostuvo Gómez.
Dolor
Anabella Albornoz trabaja como voluntaria hace más de once años en los barrios Antártida Argentina, Mosconi Viejo y San Martín, ubicados en las inmediaciones de El Volcadero de Paraná. Integra la ONG Suma de Voluntades, que promueve iniciativas como clínicas deportivas, recuperación de terrenos con basura para hacer canchas de fútbol, huertas comunitarias, capacitación para la producción y acompañamiento escolar, actividad de la que Víctor participaba: “Estamos consternados, profundamente dolidos por lo que pasó”, sostuvo en diálogo con LA NACIÓN.
La ONG también hace recorridas nocturnas para alimentar a las personas en situación de calle: “La comida es la excusa para poder acercarse a ayudar desde otra perspectiva, asistimos ante la urgencia del hambre, pero es mucho más lo que se puede lograr en el barrio sumando voluntades. Trabajamos con otras instituciones como universidades, el Hogar de Cristo, Red de Personas en Situación de Calle y con empresas de la ciudad, tratando que los vecinos protagonicen estas experiencias para transformar de abajo hacia arriba la realidad que habitan”, agregó.
“Víctor participaba de nuestras actividades, como el resto de los gurises del barrio. La mayoría de los chicos de la camada de Víctor nacieron y crecieron con las voluntarias que llevamos tanto tiempo en el barrio, así que estamos atravesados por esta situación, porque fue Víctor pero pudo haber sido cualquiera, ya que cuando crecés en el peligro, no lo percibís”, explicó.
“Hay cosas que son muy naturales para estos niños y también para quienes venimos hace mucho tiempo al barrio, lo cual es terrible porque se llegan a naturalizar cosas terribles con el correr del tiempo. Víctor era un niño maravilloso, que vivía con su mamá y su padrastro, tenía muchos familiares de su papá fallecido que también lo querían. No queremos hablar desde la bronca, desde la indignación porque eso es algo que no suma en este momento, tenemos que seguir construyendo, porque realmente lo que se está viviendo es una tragedia para Víctor, para su familia e incluso para el camionero que lo atropelló”, cerró Albornoz.
Ayer, la escuela a la que asistía Víctor estuvo cerrada por duelo. Las madres del barrio marcharon para reclamar que el Estado intervenga y que hayan mejores condiciones de vida para los vecinos de la zona.