Temporada: en la Costa hay molestia e impotencia por las nuevas restricciones horarias
MAR DEL PLATA.– Ahora sí llegó la última madrugada. De enero, casi seguro. ¿De la temporada? Se verá. Desde mañana a la 1 (y hasta las 6) ya no habrá margen para mantener abiertos comercios considerados no esenciales. A la costa atlántica, con distritos comprometidos desde lo sanitario, las restricciones impuestas por el gobierno provincial le impactan de lleno y le asesta un golpe casi letal para los rubros vinculados a la nocturnidad.
"¿Ahora qué van a hacer con los jóvenes? ¿Qué opción les van a dar? ¿Las fiestas clandestinas?", dijo a LA NACION un empresario del rubro que, como varios de sus pares, prefirió hablar en off (otros optaron por el silencio) para no exponerse con declaraciones apresuradas que puedan generar rispideces o malentendidos con las autoridades.
Hablan de conmoción por el impacto de la medida. Otros, de bronca. Pero casi todos coinciden en la sensación de impotencia, porque se empiezan a quedar sin armas, mientras el resto de los sectores, con mayor o menor suerte, tendrán posibilidades de abrir y facturar.
Hoy andaban entre el impulso de desconocer la medida y el riesgo de exponerse a sanciones muy severas. "En esas horas nos sacan el 40% o 50% de la facturación", dijeron a LA NACION. Preparaban para el lunes alguna reacción unificada.
Buena parte de los intendentes de la costa atlántica, en particular los que son parte del Frente de Todos, habían anticipado su idea de implementar este horario con restricciones que se aplicará a partir de mañana.
Protocolos
Martín Yeza, de Pinamar, y Guillermo Montenegro, de General Pueyrredon y ambos de Juntos por el Cambio, avalaban la idea de mantener vivas las actividades, no en función de los horarios, sino del cumplimiento de protocolos.
"Desde hace semanas que venimos diciendo que las actividades reguladas no son el problema: con protocolos, control y cuidado, la posibilidad de contagiarse es baja. El problema está en la clandestinidad", afirmó el marplatense, que en el mismo hilo que publicó en Twitter confirmó que aceptará las medidas dispuestas por el gobierno bonaerense.
En la administración provincial afirman que parte de la decisión tomada se sustenta en imágenes que circularon durante los últimos días con cientos de jóvenes amontonados, bailando y con tragos, dentro de locales, donde deberían estar en burbujas sociales. Desde las comunas ponen a la vista los resultados de cada operativo nocturno, con decenas de reuniones en casas particulares, en las que centenares de adolescentes y jóvenes se reúnen sin cuidado alguno. Esta última les quedaría de aquí en más como única opción, aunque el decreto provincial fija multas de hasta 3,6 millones de pesos para los infractores.
Bares y discotecas que, por la pandemia, funcionan como espacios gastronómicos asoman como los grandes perdedores. Pero también aparecen otros ramos como las heladerías, según la zona suelen estirar el horario de atención. Y el transporte (taxis y remises), que se queda sin el movimiento de los jóvenes que cada noche salen de tragos o van a bailar.
Hace semanas que venimos diciendo que las actividades reguladas no son el problema. El conflicto está en la clandestinidad
Pinamar será una de las ciudades más golpeadas por estas restricciones. Esta ciudad balnearia tiene mucha actividad nocturna y está repleta de jóvenes que llenan los bares y boliches todas las noches, en líneas generales, dentro de los márgenes de la capacidad permitida.
"Es un bajón, pero bueno, estoy seguro de que no queda otra porque claramente nadie va a querer perjudicar a los comerciantes, sobre todo a los de la costa que necesitan enero y febrero para trabajar a pleno", dijo Sebastián Montenegro, de 30 años. Planteó la necesidad de reflexionar "cómo mandamos todos los cuidados al demonio y en un mes ya tenemos un rebrote".
Cansancio
"Por supuesto que estamos todos hartos, yo también. De hecho, sé que en muchos momentos no me cuidé, pero estas son las consecuencias", afirmó Juan Robles, de 20 años. Dijo que, a partir de ahora, iba buscar que estas restricciones no le arruine las vacaciones. "Hubo un par de noches en Pinamar que fueron históricas. La pasamos muy bien entre amigos y amigas que también vinieron. Nos vamos a juntar en el departamento supongo, que tampoco es lo ideal. O tal vez vayamos a la playa, si no hay mucho viento. Algo vamos a hacer", explicó.
Pedro Ramírez, de 18 años, cree que las personas van a seguir saliendo, pero a lugares sin protocolos. "No conozco ningún chico que se vaya a ir a dormir a la una. No sé cuál va a ser el efecto de esto en los casos. Tampoco, estoy totalmente al tanto de la gravedad de la situación. Dicen que está complicado", sostuvo.
Pedro Marinovic, presidente de la Cámara de Hoteleros y Gastronómicos de Pinamar, señaló que se han perdido muchas reservas por estas idas y venidas durante los primeros días de enero. Afirmó que si bien esto va a impactar de manera negativa en la actividad, al menos traerá algún grado de certeza y se desterrarán otros rumores, como que la ciudad cerrará el 15.
"Estamos muy nerviosos, muy complicados. El cierre a la 1 es mucho menos dañino que el de las 23, obviamente. Creo que va a quedar delimitado a la nocturnidad el impacto. En la hotelería, hoy estamos teniendo una baja de reservas por este tema de los comunicados, trascendidos, pero si se concreta, por lo menos, el turista va a saber lo qué va a pasar y se dejarán de decir que van a cerrar la ciudad el 15", argumentó Marinovic.
Con la colaboración de Alejandro Horvat
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