Temporada: el barbijo, el gran protagonista de los balnearios privados marplatenses
MAR DEL PLATA.– "El barbijo, por favor". La frase, por lo que se repetirá, está llamada a ser la advertencia del verano. Y desde hoy ya se empezó a escuchar en el parador El Torreón del Monje, donde se instrumentó una prueba piloto para que los propios clientes de balnearios privados comiencen a conocer la nueva dinámica a la que deberán acostumbrarse durante estos desafiantes tiempos de pandemia.
Todo un cambio en la prestación de servicios que, aun cuando se brindan al aire libre, reclaman medidas de cuidado elementales y necesarias que se deberán cumplir a rajatabla. El protocolo para el sector, elaborado por la Cámara de Empresarios de Balnearios, Restaurantes y Afines (Cebra), tiene aprobación del municipio, pero aguarda el definitivo aval provincial. Cuando se autorice será de aplicación por igual en todas las playas bonaerenses concesionadas. Habrá otro para el uso de arenas públicas, todavía en instancia de borrador y, sin dudas, el de más difícil aplicación. "Hay que ver quién lo va a cumplir y, más importante, quién lo hará cumplir", admiten entre las autoridades frente al desafío de evitar aglomeraciones en las playas que tienen esa condición casi como una identidad.
Rodolfo Parato, uno de los responsables de El Torreón del Monje y directivo de Cebra, explicó que para esta primera experiencia se recurrió a varios de quienes para esta temporada ya tienen contratados sus espacios de sombra. "Nuestra parte será hacer cumplir las condiciones exigidas por el protocolo y esperamos que el cliente acompañe con las medidas de cuidado para evitar contagios", explicó durante una recorrida por las instalaciones, por primera vez con clientes durante esta víspera de verano. Los servicios de playa recién se habilitarán el próximo 1° de diciembre.
Máximos
El balneario en modo Covid-19 implica varios cambios con respecto a lo que se vivió hasta la última temporada. En principio, con un límite bien estricto de la cantidad de personas por unidad de sombra, con un máximo de seis en carpas y cuatro, en sombrillas. Todo un problema para un servicio que –en particular los marplatenses– se acostumbraba alquilar entre dos familias, que, en promedio y juntas, suman ocho integrantes. Además, cada sombrilla deberá tener una separación de cuatro metros respecto a su vecina.
Al ingresar a los balnearios habrá control de temperatura y limpieza de manos con alcohol en gel. Ya no habrá un empleado acompañando hasta la carpa o sombrilla. "Deberá estar desinfectada antes que el cliente llegue a su lugar", explicó Parato.
Habrá potes de alcohol en gel en cada pasillo. Si el cupo familiar tiene margen para un invitado, deberá quedar identificado. Según el balneario, ese registro se hará de manera manual o incluso con un código de escaneo QR.
Una pérdida del servicio habitual será el cierre de las duchas cubiertas. Los paradores tendrán vestuarios secos que solo funcionarán como baños y cambiadores. Para quitarse la arena se empiezan a improvisar algunas alternativas al aire libre. Las piscinas, si se habilitan, serán con turnos.
Barbijo a toda hora
Calor mediante, el más complicado de todos los requisitos será el uso del barbijo. De acuerdo a lo estipulado hasta el momento, es obligatorio en todos los espacios comunes. Eso significa que solo se podrá prescindir del cubreboca cuando se está bajo el toldo de la carpa o la sombrilla. Pero habrá que soportarlo sí o sí para ir al baño, camino al mar o incluso frente al espacio de sombra propio.
En eso andaban hoy algunos clientes que evaluaban la experiencia por primera vez. "Es rarísimo todo esto, sobre todo el barbijo, pero viste que nos venimos entrenando hace algunos meses", ironizó Norberto Cataldo, que junto a María Fernanda Feregutti alquilan una carpa. "Vamos a extrañar mucho las duchas porque de aquí uno podía programar una salida sin necesidad de volver a la casa", destacó María Isabel Padín, que también tiene su carpa y dialogaba con esta pareja amiga, distancia prudencial de por medio.
La mayoría de los balnearios tiene toda su infraestructura armada o muy avanzada. A esta fecha, hasta la última temporada, varias de esas unidades ya tenían servicios en marcha desde inicios de octubre. Esta vez recién recibirán a su clientela desde diciembre.
Las expectativas para el verano son aún difusas. Hay interés de turistas, que llaman, consultan y en algunos pocos casos reservan. Hay dudas también de los marplatenses. Algunos pagan sus carpas y sombrillas durante la temporada baja. Empresarios del ramo destacan que varios de esos clientes, aún con la cuenta saldada, han manifestado que decidieron no ir a los balnearios por temor a contagios.
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