Temor de derrumbe. Una más que centenaria escuela porteña vive jaqueada por una construcción lindera

La mañana en que todo cambió para la Escuela Primaria Nº 18 “República de Corea”, ubicada en Murguiondo 76, Liniers, fue un lunes de septiembre, cuando el barrio despertó con el estruendo de martillos neumáticos y maquinaria pesada. En Murguiondo 82, al lado del colegio, comenzó la demolición de un inmueble que dejó en pie solo la fachada, para dar lugar a la construcción de un edificio de departamentos. Desde entonces, los 192 estudiantes que asisten en jornada completa, incluidos los de primero y cuarto grados, junto con una sala de 5 años del JIN B del Distrito Escolar 20, deben soportar el ruido constante que atraviesa la medianera, generando preocupación en lo que antes era un entorno tranquilo. “El edificio de la escuela es muy antiguo y sería importante evaluar si esta obra puede afectarlo. No hay que olvidarse de que ahí están nuestros hijos”, advirtió Julieta Samamé, secretaria de la cooperadora escolar.

Con 142 años de historia, la “República de Corea” es más que un edificio escolar: es la primera escuela de Liniers, un emblema de la comunidad y un refugio para generaciones de estudiantes. Sin embargo, su antigüedad la hace vulnerable ante las obras que avanzan en sus cercanías. La situación escaló al punto que la Defensoría del Pueblo intervino tras recibir una alerta de la cooperadora de la escuela. Durante una inspección realizada el 1° de octubre, se constató que los trabajos incluían demoliciones, ruidos ensordecedores y el uso de maquinaria pesada sin las medidas de seguridad adecuadas.

“Estamos ante una situación crítica. Debido a la antigüedad del inmueble y los antecedentes recientes de derrumbes en otras zonas de la ciudad, hemos recomendado que las excavaciones se posterguen hasta el receso de verano”, declaró a LA NACION María Rosa Muiños, defensora del Pueblo, en relación con la Resolución 1330/24, que insta al gobierno porteño a tomar medidas inmediatas. Esta resolución señala específicamente: “Es deber del Gobierno de la Ciudad adoptar las medidas necesarias para garantizar la integridad de los inmuebles linderos y la seguridad de las personas que los ocupan”. Asimismo, la Defensoría recomendó que se realicen inspecciones periódicas para verificar el cumplimiento de las normas de seguridad vigentes y evitar daños potenciales al edificio escolar.

El documento también destaca que “por los antecedentes registrados en los barrios de Caballito y Palermo, donde obras similares ocasionaron derrumbes, es fundamental extremar las precauciones”. Esta recomendación se basa en el artículo 4.7.4 del Código de la Edificación, que obliga a los responsables de las obras a garantizar la estabilidad de los inmuebles vecinos durante las excavaciones.

Consultado por LA NACION, desde el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires se explicó: “Los trabajos más invasivos se llevarán a cabo durante las vacaciones para no interferir con las clases. Además, se ordenó un análisis estructural del edificio para garantizar la seguridad ante los posibles impactos”. Aunque las demoliciones están previstas para el receso escolar, la Dirección de Infraestructura Escolar del Ministerio de Educación dispuso este estudio para evaluar los riesgos asociados a las obras linderas, que incluyen tanto excavaciones como derribos.

Mientras tanto, la directora de la escuela negó que la situación fuera alarmante. “Estamos trabajando en conjunto con el ministerio para garantizar que las clases sigan con normalidad”, señaló . Sin embargo, esta postura se contradice con la de la cooperadora de la escuela, que considera que la falta de un cartel de obra y la ausencia de información clara sobre los responsables del proyecto agravan la situación. Además, fueron ellos quienes emitieron la alerta inicial. El juntista local Alberto Espiño, quien facilitó el contacto entre los padres de la cooperadora y la Defensoría del Pueblo, subrayó: “Queremos que el gobierno de la ciudad haga un seguimiento exhaustivo de esta obra y se tomen todos los recaudos que sean necesarios”.

Entidad pionera

La Escuela Primaria Nº 18 “República de Corea” cuenta con una trayectoria vinculada con el crecimiento y desarrollo del barrio de Liniers. Fundada en 1882 como Escuela Nº 18, fue la primera institución educativa del área, reflejando el crecimiento de una comunidad que buscaba consolidar su identidad. Inicialmente, la escuela funcionaba en la esquina de la avenida Rivadavia y Fonrouge, en un inmueble modesto que albergaba a los hijos de los primeros pobladores de la zona. Con el tiempo, y ante el aumento de la población, se hizo evidente la necesidad de un espacio más amplio y adecuado. En 1939, se inauguró el actual edificio en la calle Murguiondo 76, una construcción que representaba el compromiso con la educación y el progreso del barrio. Este nuevo espacio no solo ofrecía mejores condiciones para el aprendizaje, sino que también se convirtió en un punto de encuentro para la comunidad.

La década de 1960 trajo consigo cambios significativos. En 1967, la escuela adoptó la modalidad de jornada completa, ampliando las oportunidades educativas para sus alumnos. En 1974, recibió el nombre de “República de Corea” como símbolo de la amistad entre Argentina y el país asiático, reflejando la apertura cultural y el reconocimiento de la diversidad. Este nombramiento fue más que un gesto diplomático; representó la integración de valores internacionales en la formación de los estudiantes.

A lo largo de los años, la escuela ha mantenido su compromiso con la excelencia educativa. Ofrece enseñanza de francés desde primero a séptimo grados y, gracias a un convenio con la embajada de Corea, imparte clases de idioma coreano de cuarto a séptimo grados. Además, incorpora actividades como teatro, radio y ajedrez, integrando nuevas tecnologías para equipar a los estudiantes con herramientas del siglo XXI. La participación en torneos deportivos intercolegiales también forma parte de su propuesta educativa, fomentando el desarrollo integral de los alumnos.

La Escuela Primaria Nº 18 “República de Corea” no es solo un establecimiento educativo, sino también un pilar en la historia del barrio de Liniers. La cooperadora continúa reuniéndose con las autoridades y organizando peticiones para exigir que se respeten los plazos y se implementen las medidas de seguridad necesarias. Según explicó Samamé, “queremos que se posponga lo que resta de la demolición porque el ruido es constante y ensordecedor, lo que dificulta enormemente el normal desarrollo de las clases”.

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