“Tejer bosques”: la lucha de una ONG por recuperar áreas forestales en Córdoba
En el Parque Nacional Quebrada del Condorito, buscan replantar las zonas que han sido afectados por incendios y talas
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Restaurar un bosque es una tarea titánica y de gran relevancia que Elisa Sosa, de 44 años, asume con un entusiasmo desbordante. Hace 17 que se fue con sus dos hijas a vivir a Córdoba, donde estudió en la Escuela de Restauración Ecológica de la Asociación Civil Ecosistemas Argentinos para dedicarse al cuidado de los hábitats serranos y donde surgió el proyecto que hoy lidera, Manos que Tejen Bosques, que es una parte integral de Acción Serrana, una iniciativa de producción y reforestación de bosques silvestres a gran escala en esa provincia.
Entre 2020 y 2021, junto a 400 voluntarios y el personal de Parques Nacionales, plantaron más de 15.000 árboles de tabaquillos en el Parque Nacional Quebrada del Condorito, todo un récord. “Si bien en distintos momentos desde la creación del parque se llevaron a cabo reforestaciones con tabaquillo, nunca en tanta cantidad y en tan corto plazo”, cuenta Sosa. La ganadería intensiva, las quemas y la tala hicieron disminuir hasta casi su extinción a los bosques cordobeses, y ahora también se suma la amenaza de las especies exóticas invasoras.
En las últimas semanas los grandes incendios que afectaron más de 900.000 hectáreas en Corrientes conmocionaron profundamente a la sociedad y demostraron que la pérdida de biodiversidad y la crisis climática son causa de angustia y preocupación, pero también de una gran solidaridad. Por eso, los esfuerzos de cuidado ambiental, reparación y apuesta por el futuro en este Parque Nacional cordobés son de gran relevancia: “Nos fortalece y motiva pensar que allí mismo dentro de 20 años pueda verse un bosque en crecimiento” comenta Elisa. Y agrega: “Nuestro modelo a seguir es el proyecto Quebrada de los Refugios, Los Gigantes, que comenzó el doctor Daniel Renison hace más de 20 años y que hoy es un joven bosque biodiverso, con árboles de más de tres metros de altura”.
“Con Manos que Tejen Bosques estamos trabajando a través de la Fundación de Actividades Biosféricas, que cuenta con el apoyo internacional de las ONG Ecoan (Perú) y Global Forest Generation (Estados Unidos), impulsores de la Acción Andina en seis países de América del Sur para la conservación y restauración de bosques de Polylepis en Córdoba, conocidos como tabaquillos y en el norte, como queñuas, que son especies de altura y conforman los bosques más altos del mundo, ya que crecen hasta los 5000 msnm”, detalla Elisa. El objetivo global de esta red de organizaciones es restaurar y conservar un millón de hectáreas de bosques de altura sudamericanos. Solo en el Parque Nacional cordobés se proyecta plantar 100.000 en los próximos años.
Desde la semilla al árbol
Recrear ecosistemas que hace largo tiempo ya no existen es una tarea ardua, que requiere de muchísimo conocimiento, trabajo, cooperación y amor. Sosa comenta en detalle cómo es este proceso de reconstruir bosques casi desde cero: “Se recolectan las semillas en bosques naturales cercanos y hay que juntar muchas porque solo brota el 10%. Usamos envases reciclados de agua para evitar el consumo de nuevos plásticos y para tener mayor producción también hay que construir o ampliar viveros. Las tareas de producción son principalmente riego, desmalezamiento, control de plagas y hongos. En noviembre, comienza la campaña de reforestación, en época de lluvias para favorecer el enraizamiento de los plantines y se planta en sitios sin presencia de ganadería para evitar que las vacas se los coman o pisen . En el parque nacional, el método de plantación es a raíz desnuda, llevamos los envases a campo con todos los plantines, allí los separamos manualmente en el agua para evitar que se dañen las raíces, se cuentan y envuelven con telas mojadas para protegerlos del sol y del viento, luego se trasladan hasta cada pozo, se plantan y finalmente, se los riega con abundante agua por única vez. A partir de ahí se encarga la naturaleza. Plantamos entre 400 y 700 ejemplares por día”.
Ver crecer a un bosque
“Se trabaja reforestando en distintas áreas y en enero se planea empezar a plantar cerca de una de las áreas de uso público”, explica Fernanda Fabbio del área de Conservación del Parque Nacional Quebrada del Condorito. “Se responde a la estrategia del plan de gestión del parque, algunas áreas fueron quemadas, también hay sectores cercanos a las seccionales, se busca recrear bosques que provean sombra, protección e incluso algo de leña, muy a largo plazo, ya que estas especies de árboles son de crecimiento muy lento, uno o dos centímetros por año”
La pérdida de bosques responde a varios factores, explica Fabbio. “Toda la pampa de Achala tiene más de 400 años de ganadería, sobrepastoreo, erosión de suelo y por la quema de pastizales, una práctica que, en algunos casos, se realizaba correctamente, pero muchas otras veces no y se hacen en momentos que no son propicios, terminando en incendios mayores. Es un sistema complejo de factores. El otro gran problema que tenemos, incluso a nivel mundial, es el avance de especies exóticas invasoras”
La zona integra la red nacional de viveros de la Administración de Parques Nacionales para apoyar los distintos proyectos de reforestación con Tabaquillos y Maitenes, las dos especies nativas arbóreas del área protegida.
La recuperación de estos bosques es fundamental para la sostener el equilibrio y salud de todo el ecosistema serrano, como señala Elisa. “Los bosques de altura protegen las nacientes de los ríos evitando la erosión de suelos por impacto de las lluvias favoreciendo la infiltración lenta a través de sus raíces alimentando los ríos en la época seca. En la provincia de Córdoba esto es un dato relevante, ya que los principales ríos nacen en esta región y las precipitaciones caen concentradas principalmente en cuatro meses. Son también buenos captadores de nieblas, lo que ayuda aún más al rendimiento hídrico de las cuencas, producen gran cantidad de materia orgánica y representan un espacio de resguardo de biodiversidad de gran valor para especies de flora y fauna silvestre, en una isla biogeográfica con características únicas como es la región de Pampa de Achala”, concluye.
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