Tecnópolis, una muestra entre la política y el entretenimiento
Con algunos cambios, la exposición del Gobierno que comenzó hace tres años como un espacio para la ciencia y la tecnología ahora incluye atracciones estilo parque de diversiones y un humor controvertido
El día se presentó fresco, claro y sin una sola nube en el cielo invernal. Ideal para recorrer y conocer uno de los experimentos políticos, culturales y de entretenimientos más controvertidos de la década: Tecnópolis. La muestra gratuita que en esta tercera edición ya visitaron más de 100.000 personas.
El payaso Chacobachi recibe a los visitantes cerca de la puerta principal con algo de humor teledirigido. "¡Qué rápido se olvidan las cosas en la Argentina...! Si me abuchean, me siento la gorda Carrió...", dice por los micrófonos mientras escupe una pelotita de plástico a una altura considerable para volver a tomarla con la boca. Falla en su intento. Y lo abuchean.
La muestra de ciencia, industria y tecnología erigida en 50 hectáreas del Parque del Bicentenario de Villa Martelli es monumental. Por lo grande, lo abarcativa y, sobre todo, por lo milimétricamente controlada. No hay un papel tirado en el piso, la circulación resulta muy cómoda por las calles asfaltadas y bien señalizadas; stands gigantes (muchos de ellos prometen más de afuera que por dentro) y algunas, pocas, marcas del sector privado. Menos que en otras ediciones. La presencia de ministerios y dependencias del Estado son mayoría en una proporción de diez a uno respecto de algunas empresas, sobre todo automotrices, y la nueva Coca-Cola Life. "La gente viene a mirar los modelos, pero, en realidad, no estamos acá para vender", expresó una de las encargadas del stand de Toyota.
La intención de Tecnópolis, este año con el lema "El desafío del conocimiento", pasa por otro lado. O por todos los lados posibles: la gestión estatal, la industria nacional, la historia (en su versión kirchnerista), la ciencia (local), la tecnología (más local todavía), el deporte, el rock (con el músico inglés Morrisey que toca el próximo 28 como novedad no gratuita) y un tremendo acuario ubicado en una nave que emula a los parques temáticos ya conocidos del tipo Temaikèn.
"Nunca viajé en avión... por eso estoy en la fila para conocer cómo es por dentro", dice Elena Santos, que espera su turno con el termo de mate bajo el brazo para ingresar en un Boeing de Aerolíneas Argentinas. Los visitantes ingresan en el avión por la puerta delantera, se sientan un rato y luego bajan por atrás. Quizás es lo menos producido de toda la muestra bajo el pomposo nombre de "Experiencia Aerolíneas". En cambio, esta desafinación va cambiando a medida que uno se interna en la exposición.
El pabellón dedicado al deporte y la matemática (una novedad encargada a Adrián Paenza y bautizada "Ciencia para todos") resulta un hallazgo. Se trata de ejercicios de física, lógica y robótica llevados a escala humana para interactuar. El aporte explicativo de los estudiantes de ciencias exactas, contratados para el caso, funciona de manera didáctica. Sacar rocas de una cueva con un robot pequeño provisto de una cámara; desafiar la gravedad en una casa con el piso a 45 grados, realizar tiros de penal contra una pantalla (con relato de Víctor Hugo Morales) o colocar la palma de la mano en un monitor para conocer nuestra posición en una cancha de fútbol son parte de un paseo lúdico-educativo interesante. "Está muy bueno como experiencia porque te permite entrenar la divulgación con la gente", grafica Geraldine Río Carrión, estudiante de biología.
La mayoría de las atracciones abrevan en la tecnología de los simuladores (manejar autitos con cámaras sobre un circuito, patear una pelota virtual, etcétera), lo cual resulta un poco reiterativo, pero efectivo. Hay algunas cosas que cambiaron pero que no disiparon la controversia por los fondos utilizados para la exposición (ver aparte). El Pulqui, aquel primer avión caza a reacción de la época de Perón, ya no está exhibido en el ingreso como el año pasado. Ahora la moderna estructura del acuario junto con un superstand de Brasil corona la entrada más a tono con el siglo XXI o algo así.
" Fuck you, fuck you ..." Un grupo de hardcore hip-hop, al estilo Beastie Boys, repite el epíteto en inglés sobre el escenario de Rockópolis, el nuevo espacio dedicado a la cultura joven. Un escenario mediano donde las bandas que quieran tocar pueden hacerlo enviando su propuesta con la condición de que dos de los músicos de la banda estudien en el nivel secundario. Los chicos de "El color que calló del cielo" acababan de hacer su show. "Está buenísimo que cualquiera pueda tocar y los equipos son increíbles", coincidieron. Mientras, en el "skate park", ubicado en Rockópolis, cientos de chicos practican sobre sus tablas. También en un viejo galpón reacondicionado hay actividades como cantar en un karaoke, "revivir grandes pogos del rock nacional", "romper una guitarra" y disfrutar del museo de personajes de Peter Capusotto y sus videos.
Otro de los puntos altos que volvió este año es el parque paleontológico. "Tierra de Dinos" es uno de los "hits" de la exposición a juzgar por la cantidad de público, sobre todos chicos, que recorren el parquecito dispuesto para los extintos especímenes. "Está muy bueno todo, mejor de lo que esperábamos... teníamos dudas de venir por la cantidad de gente, pero es muy grande; queríamos ver Choque Urbano y los disfrutamos mucho", expresó Cecilia Chouza, junto con sus hijos Pablo y Florencia.
El mensaje partidario está representado menos icónicamente. Surge indirectamente relacionado con conceptos políticos tales como: "E2=Economía X Estado. La fórmula del desarrollo con inclusión", por ejemplo. Y una foto de Cristina Kirchner, la única en la muestra, con la secretaria de Industria, Débora Giorgi, asoma dentro del stand de ese ministerio.
Cae el sol, Tecnópolis se ilumina. Una torre de energía de alta tensión decorada como una especie de tosco robot gigante ilumina el cielo del caserío alrededor de la exposición, en el barrio de Villa Martelli.
lanacionarDel editor: qué significa.
Temas
Más leídas de Sociedad
"Hacía todo por su hija". La historia del carpintero que había viajado 400 km para trabajar en el Hotel Dubrovnik
Tragedia en Villa Gesell. Las imágenes del derrumbe del hotel captadas por cámaras de seguridad de un edificio vecino
Esta noche. El fenómeno astronómico que tendrá como protagonistas a dos planetas y a una imponente constelación