Emotivo reencuentro: los hijos del médico muerto en Tanzania ya están con su madre en la Argentina
Juliana y Ariel finalizaron anoche el viaje más largo de sus vidas. No fue por la distancia, sino por el tiempo que tardaron en reencontrarse con su mamá, Crymy, que pudo abrazarlos después de 17 días de contactos permanentes por videollamadas o mensajes vía WhatsApp. Con apenas 13 y 8 años los dos permanecieron todo ese tiempo en Tanzania atravesando una dolorosa pérdida, la de su padre, Fernando Morales, el médico argentino que falleció en medio de la pandemia por coronavirus.
Dar es-Salaam, San Pablo; San Pablo, Buenos Aires. Así fue la travesía de los dos menores hasta pisar suelo argentino para reencontrarse con su mamá, su abuela y amigos de la familia. Lo hicieron con sonrisas anchas que escapaban de los tapabocas obligatorios que debieron utilizar durante todo el viaje realizado en un taxi aéreo y en con una voluntaria que los acompañó, además de la tripulación.
Desde el momento que falleció Fernando, que vivía en África desde hace 25 años, la prioridad de la familia era reunir a los niños con su mamá, que se encontraba en Buenos Aires desde marzo. Sin embargo las restricciones aéreas y la posibilidad que Fernando haya sido víctima de coronavirus fueron los principales obstáculos. El hisopado realizado días después de su muerte dio negativo, al igual que el de sus hijos, pero hallar un vuelo disponible no fue tarea sencilla, a pesar del apoyo de la Embajada Argentina en Nairobi, Kenia, que concentró todas las autorizaciones necesarias para realizar el viaje.
"La primera opción, la más rápida, era juntarnos con los chicos en Buenos Aires, aunque estaba la posibilidad de que yo viajara a Tanzania. Pero yendo allí íbamos a correr riesgo por la pandemia, acá estamos más protegidos, en un país con muchas más posibilidades médicas, estoy feliz de estar acá. Era muy riesgoso estar en Tanzania", dice a LA NACION Crymy Cossa, la esposa de Fernando, oriunda de Mozambique.
"Estaba muy mal, no venía la hora de encontrarlos. Me sentía tranquila porque hablábamos siempre y estaban con una familia de amigos, las últimas personas con los que habló Fernando antes de ir al médico. Ellos cuidaron de los niños, por eso estaba con el corazón tranquilo, aunque con mucha angustia", aseguró la mujer.
Fernando era el Director General (Country Director) de ICAP Columbia University Mailman School of Public Health, una ONG que pertenece a la Universidad de Columbia de los Estados Unidos, enfocada en brindar servicios integrales para combatir el HIV y en iniciativas de fortalecimiento del sistema de salud en comunidades vulnerables. La institución se encargó de pagar el chárter donde viajaron dos tripulaciones y Maria Victoria Ballve Bengolea, la acompañante voluntaria que se encontraba en Africa como misionera.
"Estoy en la lona. No le quiero decir a mi vieja, pero empeoré muchísimo en 12 horas. Sin el oxígeno no sobrevivo ni dos minutos", le había dicho Fernando a sus allegados el día antes de morir. Sus antecedentes cardíacos y pulmonares lo convertían en un paciente de riesgo frente al covid-19 y los síntomas que presentó antes de morir indicaban que esa había sido la causa de la muerte. Pero la causa de su fallecimiento habría sido a consecuencia de la malaria, otra de las enfermedades que asola la región.
Su permanencia en África tuvo momentos de tensión, como cuando fue secuestrado en Sierra Leona mientras trabajaba en Médicos sin Fronteras. Junto a Crymy y sus hijos vivía en la ciudad de Dar es-Salaam, capital económica de Tanzania, pero los cuatro tenían pasaporte argentino, por lo que eran recurrentes sus regresos al país. El último viaje de Fernando había sido en noviembre pasado, cuando falleció su hermano, Mariano, a raíz de una infección sanguínea.
El médico argentino, que había nacido en San Isidro y era fanático del rugby, no pudo asimilar la pérdida de su hermano, con quien meses antes del fallecimiento había estado en el Mundial de rugby de Japón. Esa había sido uno de los motivos del viaje de su esposa, que llegó al país a principio de marzo, pocos días antes del inicio de la cuarentena. El objetivo de esa visita era ayudar a la mamá de Fernando en los primeros días de clase de su sobrino, que había quedado a cargo de la abuela cuando, repentinamente, murió el padre.
"Nuestra idea es quedarnos un tiempo en Buenos Aires hasta que las cosas se estabilicen, hasta que haya vuelos comerciales en Tanzania porque tengo la casa y todas las pertenencias allá. Pero quisiéramos instalarnos en la Argentina; siempre hablábamos con Fernando sobre la posibilidad de vivir acá", cuenta Crymy.
Esta madrugada llegaron al país los hijos de Fernando Morales, el médico argentino que vivía en Tanzania con su familia y falleció mientras su esposa se encontraba en Argentina. Es una tranquilidad que ya estén de vuelta con su mamá.&— Felipe Solá (@felipe_sola) May 22, 2020
Durante estas semanas fueron muchas las personas que brindaron apoyo, contención y ayuda para lograr que se concrete el reencuentro. Por eso la familia de Fernando quiere agradecer a la voluntaria que acompañó a Juliana y Ariel; al embajador argentino en Nairobi, Martín Gómez Bustillo, y al cónsul, Nicolás Peralta Ramos; al Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto; al equipo de Cancillería de la Dirección de Argentinos en el Exterior y su titular, María Clara Biglieri.
También al profesor Wafaa El Sair, director de ICAP, y el doctor Sarah Matemu, Country director ICAP Tanzania; a las familias VanDen Broek, Quinn y Carpintero, que apoyaron a los niños en Dar es-Salaam; y a las autoridades y equipo de psicología de la escuela IST, donde asistían los menores: Mark Hardeman, director; Maggie Hewitt, vice director; y Erika Benedetto, psicóloga. En la Argentina, al municipio de Escobar y su intendente, Ariel Sujarchuk.
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