“Sueño con una Rusia sin Vladimir Putin”: el crudo relato de un ucraniano de ascendencia rusa radicado en la Argentina
Oleksander Nefodov dejó su país hace 23 años para escapar del servicio militar; pidió unidad mundial y apoyo del mundo democrático
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“Me rompe el corazón lo que está pasando. Sufro mucho por mi familia y amigos. Tengo parientes tanto en Rusia como en Ucrania y es totalmente desastroso hacer que se enfrenten dos hermanos”. Oleksander Nefodov nació en 1981 en Donbass, en el sureste de Ucrania, la región donde separatistas prorrusos y fuerzas del gobierno ucraniano mantenían enfrentamientos por el control del territorio y finalmente fue escenario del comienzo de la invasión de Vladimir Putin. Pero su añoranza se divide entre su país natal y Rusia, donde también conserva familiares y allegados.
“La comunidad rusa tiene que abrir los ojos y ver que el enemigo está dentro. Muchos rusos ya lo saben, pero tienen miedo. Y es que este conflicto tiene raíces muy profundas, que nos llevan a la historia y al alza del poder de Putin, quien está recordando ahora que no podemos bajar la guardia”, contó.
Nefodov, que es rusoparlante, posee una ascendencia diversa: sus abuelos eran rusos, a excepción de su abuela paterna, que nació en Ucrania; su madre nació en Lituania y se crio en Ucrania, el país natal de su padre. “Mi abuela paterna me crio durante mucho tiempo y era profesora de idiomas, de las lenguas ucraniana y rusa. Ella me transmitió el sentimiento de la cultura ucraniana, siendo una mujer trabajadora, muy sacrificada por su familia. Su memoria siempre resuena en mí cuando dicen que Ucrania no posee nacionalidad”, contó.
Oleksander tenía 18 años cuando en 1999 emigró con sus padres y su hermana a la Argentina. “Mis padres no querían que hiciera el servicio militar obligatorio en Ucrania. La colimba marca a las personas y puede fortalecerlas o quebrarlas por completo. Las fuerzas armadas estaban plagadas de violencia, un legado de la Unión Soviética”, relató.
Mantiene contacto constante con una gran amiga que vive en la capital ucraniana. “Está alejada del subte de Kiev como para refugiarse allí, así que cuando escucha las alarmas de ataque aéreo o explosiones se encierra en el baño. Mientras está refugiada, me llama y me cuenta que está aterrorizada. Todos necesitamos un apoyo en ese epicentro de terror. A mí me cuesta mucho concentrarme en mi día a día, porque me es difícil imaginar cómo lo están pasando allá y no me entra en la cabeza que en pleno siglo XXI estamos retornando a una guerra”, apuntó.
La primera y única vez que Nefodov viajó a Rusia fue cuando tenía 9 años. Vivió toda su infancia en Ucrania. “Me tocaron los años más fáciles de la Unión Soviética, porque yo era chico. Mi vida era tranquila y segura. El salario de mis padres era bajo, pero era similar en todo el país. Tengo recuerdos muy lindos. Después empezó esa carrera por sobrevivir. A mi papá le dejaron de pagar el sueldo en la empresa estatal de energía eléctrica donde trabajaba, y nos dedicamos al comercio de productos de las distintas regiones, viajando por Ucrania. Fue una época muy sacrificada”, agregó. Oleksander visitó su país por última vez en 2013.
"Mi amiga en Kiev, cuando escucha las alarmas de ataque aéreo o explosiones, se encierra en el baño. Mientras está refugiada, me llama y me cuenta que está aterrorizada"
Oleksander Nefodov
Poco a poco, fue anclando raíces en la Argentina. Trabajó como repositor en un mercado de la ciudad bonaerense de Berazategui y, tras un año en el país, se mudó con su familia a la Capital, donde comenzó a estudiar turismo en la universidad y creó su propia empresa. “Para mí era muy importante ofrecer a mis compatriotas el estilo de vida que ofrece la Argentina. Mostrarles lo que es salir de un capitalismo salvaje, donde cada uno lucha por sobrevivir, y llegar a un país tranquilo, democrático, con valores fuertes de libertad y derechos”, detalló.
Injusticias y crímenes
Tras cruzarse con varios pensamientos discrepantes con el suyo, decidió cerrar su negocio. “Es muy obvio que lo que está sucediendo está repleto de injusticias y crímenes contra la humanidad. Pero hay muchas personas, como mi papá, que piensan que Ucrania está dominada por un régimen nazi y que Putin se está defendiendo del Occidente que lo quiere dominar”, relató.
Y agregó: “Yo estoy luchando contra las injusticias de Ucrania, por la gente que sufre. Pero también soy ruso y sueño con una Rusia sin Putin, donde la gente pueda mostrar sus mejores capacidades, que ahora están reprimidas por el miedo. La tercera guerra mundial ya comenzó y hay que estar preparado para que Putin apriete en cualquier momento el botón nuclear, porque no respeta las reglas del juego”.
Oleksander afirmó sentirse preparado para viajar a su país natal y aportar cualquier mínima ayuda. “Yo no hice el servicio militar, no sé matar; pero si puedo contribuir llevando materiales o trayendo a personas, estoy dispuesto. La desgracia unió al mundo. Me sorprendí mucho del apoyo de los argentinos como sociedad. Además, en la Argentina tengo el privilegio de salir a protestar libremente”, dijo.
“La historia no permite la pregunta de: ‘¿Qué hubiera pasado si…?’. Hay que aceptar la realidad actual. Los ucranianos llevan anclados los valores de justicia, lealtad y, sobre todo, de libertad. Y yo tengo esperanzas de que los países democráticos van a estar del lado de los ucranianos. Los principales en apoyar deberían ser los más cercanos, como Polonia, Estonia o Letonia. La mayor preocupación es que China intervenga a favor de Putin, pero sus líderes van a preferir la paz y la estabilidad económica y mantener las relaciones comerciales con Estados Unidos y Europa. Aun así, veo un futuro muy negro, ya que no se puede negociar con un hombre que es culpable de las muertes de muchas personas inocentes. Por ello llamamos a la unidad mundial ante estos hechos aberrantes y que el mundo democrático se una para salvar a Ucrania”, concluyó.
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