Sucias de caucho, mujeres que se divierten con el fútbol y escriben
CORDOBA. Sucias de caucho es una antología de cuentos escritos por mujeres que juegan al fútbol de manera amateur. Empezaron "de grandes" –más de 30- y se conocieron en las canchas. La convocatoria empezó con una que buscaba a otra para completar el equipo. Se hizo una cadena y hoy son 15 las que los lunes se hacen el "picado" en Palermo . Primero jugaron en la cancha y, después, decidieron seguir en el papel.
Presentaron los cuentos en la Feria del Libro de Córdoba –como lo vienen haciendo en distintos puntos del país- con camisetas verdes y el número que, en vez de marcar la posición en la cancha, indica la página en la que está su texto. Las que se "animaron" fueron Milena Caserola, incluye relatos de Florencia Canosa, Carolina Carrillo, Julia Narcy, Jimena Ruth Rodriguez, Julieta Halac, Leticia Martin, Mercedes Dellatorre, Ingrid Sarchman y Natalia Gauna. Vicky Vázquez, otra jugadora, diseñó la tapa.
Al libro lo prologó –además de Clara Anich- Víctor Hugo Morales . Las chicas lo contactaron por entender que es un "referente" del deporte y por la "mística" que generó su relato del gol de Diego Maradona a los ingleses en el Mundial de México . "Patean, con toda la brutalidad del término y luego con las uñas pintadas, golpean las teclas. Gritan el gol, y cierran el cuento".
Gauna señala que, sin buscarlo ni ponerse de acuerdo, cuando leyeron por primera vez los textos advirtieron que había denominadores comunes como la experiencia del cuerpo en la cancha, la primera vez de la mayoría de un juego en equipo y con pelota y "cierta solidaridad, fraternidad" en la cancha. "Cuando una se cae, paramos y ayudamos".
No es para nada nueva la relación entre fútbol y literatura. Osvaldo Soriano, Roberto Fontanarrosa , Juan Sasturain, Eduardo Sacheri , Martín Caparrós y extranjeros como el mexicano Juan Villoro o los españoles Javier Marías y Camilo José Cela son sólo algunos ejemplos. El exjugador Jorge Valdano incursionó también en la escritura y, hace dos años, vio la luz Pelota de Papel, donde un grupo de jugadores profesionales mostraron sus cuentos con prólogo de Ariel Scher, Sacheri y Alejandro Dolina .
Antes, las mujeres habían dicho lo suyo en Las Dueñas de la Pelota; escritoras profesionales abordando el fútbol. Entre otras, Selva Almada, María Rosa Lojo, Claudia Piñeiro , Gabriela Saidon y Ana María Shua. Sucias de Caucho nace a la inversa, las convocó el fútbol y experimentaron en cuentos.
"Para las chicas de 20 o menos jugar al fútbol no es nada nuevo; es un espacio ganado no prestado por los hombres –dice Mercedes Dellatorre-. Para nosotras es diferente; cuando dije que empezaba mis hijos se reían, no lo podían creer. A mí me intrigaba cómo era participar de un juego competitivo. Lo bueno que descubrí es que en la cancha dejó de pensar; es todo presente".
A Julieta Halac la impulsó la curiosidad: "Siempre me gustaba ver lo espontáneo en una plaza o en la playa cuando en un equipo faltaba uno y llamaban a otro que estaba ahí y que ni conocían. Es interesante cómo el juego nos vincula con quien no conocemos y probablemente no veremos nunca más".
DIVERSION Y APRENDIZAJE
En el libro se suceden títulos como Soy del Barsa; Una persona de bien; Griselda; Vedadas; Impar; La vincha; Poder; Dos rayitas y Salir a jugar. Las autoras coinciden en que la cita de los lunes está movilizada por el divertirse y que, con los meses, fueron aprendiendo a manejar los roces, el cuerpo a cuerpo.
Van rotando en las posiciones. "Es que ninguna es una genia en ningún puesto; alguna quiere remolonear para ir de arquera pero no hay vueltas", apunta Dellatorre. Se ríen cuando recuerdan el día que el hijo adolescente de una las jugadoras entró para completar el equipo. "Era un humano en un metegol", describe Halac.
Varias veces sumaron hombres al equipo. "Pero suelen ser los excluídos por otros varones; los ‘pata dura’. Vienen y se divierten", indica Gauna. Con el tiempo, aseguran, van aprendiendo la lógica del juego, el rol de cada posición y el espacio en el campo en el que tienen que moverse. "Cada vez es menos la sensación de que las mujeres estamos de prestado en una cancha", describe Halac.
¿Por qué Sucias de Caucho? Porque, después de un partido en césped sintético, toda la ropa y el calzado quedan llenas de "pelotitas" de caucho. "Llegas a tu casa y todo es bolita de caucho. De ahí salió el nombre", dicen.
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