¿Submarino nazi?: crecen las especulaciones sobre el hallazgo en Quequén, mientras se espera un peritaje clave
Un grupo de investigadores encontró una embarcación hundida y sospechan que se trata de una nave de la Segunda Guerra Mundial; tras una inspección en el lecho marino, Prefectura confirmó preliminarmente que hay restos de un naufragio nunca antes advertido en esa zona; sin embargo, aún faltan más estudios para precisar si es un buque de esa época
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MAR DEL PLATA.- Hay evidencias y convencimiento de que es lo que se cree que es. Pero nadie, al menos por ahora, se anima a llamarlo por su nombre. Según filmaciones logradas sobre el lecho marino tiene la longitud, la anchura, la torreta, la escotilla y el periscopio propios de un submarino. ¿Perteneció a la flota nazi? Es la duda que embarga y alimenta ansiedad entre los miembros del equipo que hizo el descubrimiento de este naufragio, en aguas cercanas al puerto de Quequén, y espera resultados inminentes de peritajes que sobre esas imágenes se solicitó a especialistas italianos.
Los dos experimentados peritos locales a los que recurrieron los integrantes de Eslabón Perdido, grupo a cargo de esta investigación que comenzó el año pasado a partir de la hipótesis de un casco hundido, con posterior confirmación a mediados de este año a partir de una inspección a cargo de Prefectura Naval Argentina, dieron una primera aproximación para confirmar que se trataría de una embarcación usada para seguimientos y combate desde las profundidades del mar.
Fueron algo más allá de las conclusiones a las que arribó el equipo del Servicio de Salvamento, Incendio y Protección Ambiental de Prefectura Naval Argentina que, a mediados de este año y siguiendo las coordenadas informadas por Eslabón Perdido apenas confirmaron que a cuatro kilómetros de la costa, frente al sector de playas conocidos como Bahía Bonita y Arenas Verdes, había restos náufragos de los que hasta ese momento no tenían registro en las cartas náuticas usadas para la navegación.
“No se puede tener una visión holística del resto náufrago del navío que permita determinar tipo y origen del mismo”, determinan en el informe técnico de la fuerza de seguridad que repara en las condiciones de profundidad, acción de corrientes, oleaje e inclinación de la luz solar para justificar mayores detalles en los registros logrados con un ROV, equipo usado para la filmación y que es operado de manera remota.
Abel Basti, especialista en temas vinculados al arribo y presencia de militares nazis en territorio nacional, afirmó a LA NACIÓN que está convencido de que se trata de un submarino y todo indicaría que sería uno de los denominados U-Boot que llegaron a estas costas con la Segunda Guerra Mundial finalizada.
A mediados de 1945 las tripulaciones de dos de esas naves se entregaron en Mar del Plata y otras fueron vistas en cercanías de playas de la zona, según registros de pescadores, navegantes y de periódicos.
“Pasaba vacaciones en enero o febrero de 1945 en la estancia Moromar (de Safico SA) y una mañana en la playa vi pisadas frescas en la arena que salían del mar, iban a una bomba de agua manual y regresaban al mar”, relató Harry Ingham, que entonces era adolescente y cuenta que fue grande la sorpresa cuando leyó ayer en LA NACIÓN la nota de este hallazgo. “Salté de la silla”, indicó del impacto que significó refrescar aquel recuerdo.
“Toda mi vida he estado convencido de que provenían de tripulantes de alguno de los dos submarinos alemanes detectados en nuestra costa y de los que ahí se hablaba mucho en esos tiempos”, dijo. Y afirmó que siente que estas revelaciones confirman su pálpito.
Pedido de más información
“Acabo de presentar un recurso ante el Ministerio de Seguridad de la Nación para que me responda con mayores precisiones sobre los resultados y buen uso de recursos públicos en el operativo de verificación del naufragio descubierto por nosotros”, confirmó a LA NACIÓN el iniciador de Eslabón Perdido.
La presentación la hizo en formato de recurso ante la denegatoria de mayores detalles. “Al no haber conseguido ese resultado pretendo saber, con las respuestas que se me brinden, si la no identificación obedece a impericia, falta de metodología adecuada, a un encubrimiento u otras razones; y si el conjunto de hechos antes referidos podrían constituirse en principio en un caso de malversación de fondos públicos sin perjuicios de otras irregularidades”, dice Basti en la formalización de este reclamo.
La idea de un encubrimiento flota entre este grupo multidisciplinario que avanzó detrás de una idea que se gestó en relatos del nieto de un habitué de las playas frente a las cuales se halló este casco hundido. Flota allí la sospecha que pudo ser un hecho conocido pero no se le quiso dar trascendencia pública, supuestamente por el origen de la embarcación y el impacto que generaría.
“Es imposible que nadie lo haya advertido antes cuando esos restos están ahí nomás de la embocadura del puerto cerealero más importante de la región, con un tráfico periódico de grandes buques”, comentó a LA NACIÓN uno de los integrantes de Eslabón Perdido.
Es así que la pista que siguieron surgió de hombres de mar que, cuando pasaban por ese punto, la sonda de sus embarcaciones marcaba algo que no coincidía con ninguno de las ubicaciones donde constan restos de otros hundimientos. Entre ellos una draga y una barcaza, cercanos pero imposibles de confundir con los restos hallados y ahora en proceso de relevamiento e identificación.
A la espera
La PNA apenas definió la existencia de un casco en muy mal estado, deteriorado por el paso de tiempo y la acción del mar. Los ingenieros navales Juan Martin Canevaro y Andrés Miguel Cuidet, convocados por Eslabón Perdido como peritos de parte, fueron los que primero advirtieron que no hay nada que haga pensar que ese casco corresponde a un buque de superficie. Cita distintas variantes y ningún elemento coincidente.
Sí, en cambio, consideran que se advierte lo que sería un periscopio y parte de la estructura analizada “compatible con la torreta de un U-Boot”. “Se puede apreciar las estructuras de soporte de la cubierta principal de un sumergible”, concluyen sobre imágenes que, aclaran y dejan constancia, tiene poca claridad.
La palabra definitiva la esperan de especialistas de la Liga Naval Italiana (LNI), bajo la órbita del Ministerio de Defensa de ese país. Desde Eslabón Perdido citan el peso de esa institución y la experiencia de uno de los peritos convocados.
Se llama Fabio Giuseppe Bisciotti y, según su currículum vitae, es parte del “Grupp Studi Subacquei” de la Liga. Allí se presenta como experto en pecios militares, con trabajos realizados en profundidades marítimas para identificar 25 bombarderos estadounidenses en Mar Adriático, identificación de submarinos italianos y británicos que participaron de la Segunda Guerra Mundial, entre otras embarcaciones de combate que se fueron a pique en situación de combate.
Entre los iniciadores de la investigación y descubrimiento de este naufragio en cercanías de Quequén, frente a playas de Lobería, entienden que la institución italiana y su equipo estaría dispuesta a colaborar de manera formal con autoridades argentinas en este caso en el marco del convenio existente entre ambos países que alcanza a cuestiones culturales y científicas.
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