Subir o no subir fotos de los hijos a las redes, ¿esa es la cuestión?
Sin que nadie les pida opinión, los chicos suelen ser protagonistas de los posteos de los adultos. Cuatro madres comparten dudas y aprendizajes frente a una práctica inseparable de esta época
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Un tema espinoso, que muchas mujeres viven con naturalidad, otras con contradicciones, preguntas y posiciones tajantes, y frente al cual no podemos ser indiferentes. ¿Está bien compartir fotos de nuestros hijos en las redes? ¿Los exponemos un poco, algo, mucho o nada? Actualmente las redes sociales son una ventana, pequeña a veces y muy grande otras, por donde mostramos parte de nuestra cotidianidad.
Así, los más chicos –desde bebés hasta preadolescentes– se convierten muchas veces en los protagonistas indiscutidos de los posteos que las mamás hacen en las redes sociales, no en todos los casos obviamente, pero sí en muchos, muchísimos: los primeros pasos, la primera comida, el primer día del jardín, el acto de graduación, el torneo de natación o básquet, la salida con los primos, el primer chapuzón de la temporada, todo es susceptible de quedar retratado en nuestro Instagram, Facebook o cualquiera sea la red que elijamos.
Sobre el tema hay posturas de todo tipo, a favor, en contra y, en el medio, un numeroso grupo de madres para quienes es motivo de reflexión constante, aquellas que son capaces de armar un posteo, pero nunca llegar a publicarlo, otras que consideran que solo deben reservarse para momentos especiales, esos que lo ameritan; también las que prefieren que sus hijos no salgan frente a la cámara y solo los muestran a distancia o de espaldas. En este artículo, cuatro mamás nos cuentan qué piensan sobre exponer a sus hijos en las redes, qué les genera, si tuvieron contradicciones, dudas, o lo viven como algo de nuestro tiempo.
Mirada de influencer
Luisa Biaus, más conocida como Lulu Biaus, es diseñadora, estilista de moda e influencer, tiene dos hijos de uno y cinco años, y por su trabajo comparte en las redes algo de su vida cotidiana, junto a sus hijos, en el marco de acciones con marcas o emprendedores a los que les da visibilidad. “Es un tema que, si bien lo vivo con naturalidad, no me es indiferente. En mi caso, voy pendulando, hay momentos en los que no siento necesidad de compartir fotos de mis hijos y otros en los que fluye. Pero trato de vivirlo de una manera orgánica porque mi trabajo tiene que ver con comunicar a través de las redes sociales y en el día a día incluir marcas que tengan que ver con un estilo de vida”, explica.
“Trato de vivirlo de manera natural, pero eso no quita que sea todo un tema. Soy consciente y muchas veces la exposición me genera cargo de conciencia”
Asegura que todo lo que comunica en las redes lo hace a partir de lo que la rodea, y allí, por supuesto, está su familia. “Trato de vivirlo de manera natural, pero eso no quita que sea todo un tema. Soy consciente y muchas veces la exposición me genera cargo de conciencia”, asegura. De todas maneras, aclara que no expone su día a día, sino que sube imágenes de acciones puntuales; quizás compartiendo un posteo con su hijo le puede dar visibilidad a un emprendedor o puede aportar a partir de una experiencia de maternidad con la que otras mamás se identifiquen. “La verdad es que a todo lo que hago en mis redes, trato de aportarle valor. Respeto mucho a la gente que prefiere tener otro perfil; yo lo vivo de forma natural, pero entiendo que no es algo menor mostrar a mi familia. Hoy no tengo problema en compartir, quizás mañana cambie de opinión, pero soy consciente de que es algo de lo que ellos también son parte, no me da lo mismo”, reflexiona.
Activismo y cuidado
“No tengo una posición rígida sobre sí o no subir sus fotos, creo que todo tiene que ver con el contexto. Pero mis hijos no son el principal atractivo de mis redes sociales”, sostiene Paula Alvarado, periodista y activista ambiental. Y agrega: “más bien al formar parte de mi vida aparecen naturalmente en situaciones o momentos específicos. Comparto alguna foto cuando es parte de algo que me pasa a mí y los involucra, no hago una transmisión constante de sus propias vidas”.
Paula tiene una hija de un año y un hijo de tres y, principalmente, utiliza sus redes sociales para difundir su trabajo y sus ideas. En cuanto a sus hijos, asegura que trata de ser respetuosa con su imagen y sobre todo con la imagen de otros chicos que los rodean. “Por ejemplo, no subo fotos en las que aparezcan las caras de otros chicos sin consultar con sus madres o padres, o sin tener claro si sus adultos responsables están de acuerdo con la exposición. También me parece importante no difundir cosas que sean muy íntimas o que los pongan en lugares de burla o ridículo, porque una vez que una imagen se hace pública uno no sabe qué puede pasar con ella”, advierte. El poder de las redes sociales no le es indiferente, “me preocupa mucho la adicción que generan tanto el consumo de información constante como la exposición. Mis hijos no tienen idea de qué son las redes sociales, ni de que existen los ‘me gusta’ ni de que hay gente observando esas cosas. No tengo ninguna intención de que lo sepan; al menos hasta que venga de otras fuentes o ellos lo pregunten, no va a salir de mí”, sostiene.
Sin tanta red
“Más de una vez tuve alguna contradicción al subir una publicación, sobre si estuve bien o no en hacerlo”, dice Susana Caro, mamá de dos varones de 13 y 15 años, profesora de yoga y diseñadora gráfica. “Sólo tengo una cuenta de Instagram donde tengo subidas tres fotos de una reunión con amigos, pero en ninguna aparecen mis hijos. Y otra de Facebook, en la que sí subí fotos de mis hijos, en diferentes ocasiones, de momentos importantes y gratificantes que quise mostrar”, cuenta. Susana aclara que, ocasionalmente, puede subir alguna foto de un cumpleaños, una fiesta, algún lugar de vacaciones o evento en particular de sus hijos, pero no todos. “Realmente, no le dedico tiempo a las redes. Pienso que lo más importante es vivir cada momento como único e irrepetible, disfrutando de los lindos momentos lo más que se pueda y los malos momentos, sobrellevarlos de la mejor manera posible, sin tener que invertir tanto tiempo en exponer nuestras vidas”, sostiene.
Dar el ejemplo
Maribel Castro es psicóloga y también mamá de un varón de 15 y una nena de 12. Asegura que su postura respecto a la exposición de sus hijos a las redes sociales fue cambiando con el tiempo. “Pasé de publicar mucho a modo de memoria virtual a volverme más cuidadosa, reservada, y comencé a contemplar la posibilidad de que ellos no quieran. Hoy acuerdo con ellos si subo algo”, explica y asegura que con los años también acotó su círculo de contactos y solo comparte con los más allegados.
“Es mi forma de preservarnos”, señala. Sobre el tema no tiene una posición definitiva, “creo que es bueno evaluar el momento y con quién compartir. Hoy las redes se transformaron en un medio de comunicación, no me gusta difundir cosas que lleguen a quien no conozco y preservo datos personales por seguridad”, enfatiza. En cuanto a las contradicciones que se generan al momento de compartir fotos en redes sociales, considera que pueden surgir por las ganas de mostrar aquello de lo que nos sentimos orgullosos y pensar en qué sentido tiene hacerlo. “Creo que muchos de los que publican todo intentan dar una imagen, aunque todos sepamos que las cosas no son lo que parecen. También pienso que mi forma de manejarme en las redes es modelo para mis hijos y eso me convoca a hacerlo de una manera más consciente y responsable”, finaliza.
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