Su madre falleció en el 2018 y le prometió algo que cumplió cuatro años después: “Me sentí en paz”
Abel Velázquez no se dio por vencido y, durante el dolor que le produjo el duelo, salió adelante y demostró ser un claro ejemplo de vida; “Nunca deben bajar los brazos ”, comentó a LA NACION
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Si bien la vida tiene altos y bajos, hay ocasiones en las que debemos enfrentar escenarios inesperados, pese al impacto de la noticia. Ya sea la despedida de un ser querido, una separación o una etapa que finaliza, los duelos existen por diversos motivos y siempre se debe buscar la salida para salir adelante. Abel Velázquez es un claro ejemplo de esto. El joven, de Entre Ríos, perdió a su madre, Virginia Arias, el 29 de octubre del 2018 por un shock hipovolémico y, en el instante en el que todo parecía nublarse, le hizo una promesa que cumplió cuatro años después: culminar sus estudios universitarios. En una foto que compartió en las redes sociales, mostró cómo fue su visita al cementerio tras esta proeza y recibió cientos de reacciones emotivas por parte de su familia. En diálogo con LA NACION, recordó el día que lo marcó y lo que vivió en todo este tiempo.
“Precisamente estaba cursando el segundo año del profesorado de Educación Primaria con Orientación Rural. Ese día, cuando la llevaron al velatorio, entre tanto dolor, me acerqué hacia su ataúd y le prometí recibirme. Las promesas están para cumplirlas, entonces tenía que asegurarme de que tenía que hacerlo, tanto para mí pero también para ella que querría verme recibido”, explicó sobre el instante en el que se puso firme con la tarea a cumplir.
Si bien aclaró que solo le quedan tres finales para recibirse, dijo que haber terminado la cursada en diciembre del 2022 fue algo que lo emocionó por completo. “Esta profesión que yo elegí, al terminar el colegio secundario, es algo que me gusta y que también a mi mamá le gustaba. Siempre deseaba tenerme como el hijo docente de escuelas primarias“, sostuvo.
Estudiar en el medio de un duelo
A pesar de que hoy se muestra con entereza, para Abel no fue fácil leer y adoptar conocimientos mientras sobrellevaba la pérdida de su mamá. Mantener la motivación, vincularse con normalidad y vivir el día a día eran tareas extenuantes.
“Estos años de estudios fueron algo complejos de sobrellevarlos. Al principio, cuando ella falleció, algunos compañeros y docentes de la universidad dudaban de que si yo iba a seguir cursando la carrera o no, dada la consternación. Falté esa primera semana y tenía que presentarme a los últimos exámenes, e inclusive tenía que asistir a una escuela para realizar mis prácticas”, comentó.
Según precisó, se tomó un tiempo para sobrellevar el dolor. Sin embargo, recibió una gran calidez por el trato de sus compañeros y directivos de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER): “Tuvieron mucha empatía porque me dijeron que me tome esos días para sobrellevar el duelo y que no tenía ningún problema de que yo me presentara a rendir estos exámenes y hacer las prácticas para la siguiente semana. Hasta me dijeron que habían lamentado no poder asistir al velatorio para acompañarme porque estaban ocupados en sus trabajos. Yo por supuesto lo entendía y no había ningún problema. Además, estaba agradecido por la empatía de ellos”.
Volver a la rutina después de la tormenta
Catorce días después de la noticia que cambió su vida, volvió a la facultad con la promesa que hizo como motivación para continuar con su camino de la mejor manera. “Ya estaba hecha y tenía que cumplirla. Eso me ayudaba a seguir durante los años de estudios, pero también el gran apoyo que tuve durante todo este tiempo hasta el día de hoy, por parte de mis compañeros de la universidad, profesores, amigos, familiares. Todo este conjunto me incentivaba a seguir. Siempre estoy contenido y creo que ese es un gran empujón que puede tener una persona en situación de duelo tras una perdida sumamente importante. Por supuesto que la decisión de seguir una carrera o no, depende de ese estudiante por voluntad propia, pero cuando está contenido por otros, es una gran dosis de fortaleza para seguir”, subrayó.
Por un lado, se encontraba con el dolor de atravesar fechas importantes sin la compañía que más apreciaba, pero por el otro, con el incentivo de terminar el profesado de Educación Primaria con Orientación Rural que cursa en la localidad de La Picada, que se ubica a cercanías de la capital entrerriana.
Su presente y el día que culminó el cursado de la carrera
En diciembre del 2022, cuando llegó el día en que terminó de cursar la carrera, Abel se encontró con una mezcla de emociones. “Sentí mucha alegría al llegar a esta meta, lo que implica que no asistiría a clases y que únicamente debo presentarme a rendir las materias finales que me quedan pendientes para recibirme, pero también fue un día de tristeza dado que lo único que deseaba era compartir este momento con mi mamá, quien también anhelaba este gran paso, a través de un gran abrazo. La imaginé escucharla con sus frases de ella como ‘¿viste que podés? Estoy orgullosa de vos’, ‘¡vamos que queda poco para recibirte y lo festejaremos juntos!’”.
Fue ahí que le surgió el deseo de visitar el cementerio de la ciudad de Crespo, donde está la tumba de su mamá, acompañado de su libreta universitaria y el apoyo de su familia: “Le escribí a los padrinos de mis hermanos, los cuales eran grandes amigos de ella, preguntándoles si estaban dispuestos a llevarme en su auto. Enseguida me respondieron que sí, por eso es que fuimos y nos emocionamos mucho. Estar ahí frente a su tumba susurrándole que terminé de cursar, aunque sabiendo que por supuesto no me va a ver ni escuchar, pero tenía ese deseo de decírselo en el momento y desahogarme. Es así como me sentí en paz conmigo mismo, de demostrarle que estoy cumpliendo con la promesa”.
El recuerdo intacto en su memoria
Pese a que hoy Virginia no se encuentra en este plano terrenal, hoy en día su hijo la recuerda con un enorme cariño. “La veo en los valores que me dejó, la educación que me dio. Recuerdo sus frases de motivación que siempre me mencionaba, cuando enciendo la computadora y me dirijo a la carpeta de archivos donde tengo sus audios de WhatsApp guardados. Me detengo a escucharla una y otra vez, recuerdo su voz. También viendo sus fotos, vídeos, mensajes guardados o recordándola en los momentos que hemos pasado juntos tanto en la vida diaria como en las fiestas y los viajes compartidos”, sostuvo.
El consejo para aquellos que pasan por una situación similar
Como una manera de reflexionar acerca de todo lo que vivió hasta ahora, se dirigió hacia aquellos que también deben continuar con sus respectivas rutinas ante una pérdida tan importante. “Les daría como consejo que siempre se tomen el tiempo de habitar ese dolor, de desahogarse, para luego seguir adelante con la vida diaria y sobre todo apoyarse en quienes están a su alrededor, dispuestos a acompañarlos en esos momentos. Pero al mismo tiempo nunca deben bajar los brazos y tienen que continuar con sus estudios, pensando constantemente en ese ser querido que querría que se gradúen, que les gustaría verlos con muchos proyectos a cumplir”.
En cuanto a lo que aprendió en lo que se refiere a los duelos, afirmó: “Viene a producirnos esas heridas, pero a su vez nos enseña a fortalecernos, a valorar la vida, a valorarnos nosotros y a quienes están siempre día a día”. Por último, explicó que una de las actividades que más lo ayudaron a despejarse fue la escritura: “Es una herramienta que a mí me ayuda a seguir adelante”.
En ese sentido, recomendó que todas las personas deben encontrar un hobby para calmar la cabeza ante los pensamientos negativos. De esta manera, como él lo hizo, podrán meditar cada idea de una manera más amena y sana para ayudar al bienestar de uno.
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