“Stock cero de insumos”: El drama de Chaco, el distrito con más casos de dengue este verano, y una dura acusación a Capitanich
El ministro de Salud provincial denunció que el gobierno saliente no implementó medidas para evitar la emergencia sanitaria que anticipaban datos epidemiológicos de 2023
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“Y… está complicado”, coincidieron en las últimas horas profesionales del sistema de salud chaqueño al describir a este medio el brote epidémico de dengue que atraviesa la provincia. Con alta demanda en centros públicos y privados, Chaco es en lo que va del verano la jurisdicción que más casos notificó y se encuentra en emergencia epidemiológica desde finales de diciembre.
En el Ministerio de Salud provincial afirman que, a diferencia de otros años, se están registrando casos en todo el territorio por igual, con 1600 infecciones registradas la semana pasada solo en el sector público. Estiman, en diálogo con LA NACION, que esa cifra podría multiplicarse por cuatro o cinco si se tiene en cuenta el subregistro que suele darse y los pacientes atendidos en el sistema privado.
“Era previsible que ocurriera lo que actualmente está ocurriendo”, planteó Sergio Rodríguez, ministro de Salud provincial. El viernes pasado, a través de un comunicado a la población, repasó que, a diferencia de otros años, la circulación del virus del dengue se mantuvo durante todo 2023 y cargó contra la falta de previsión y preparación de la gestión sanitaria del gobierno de Jorge Capitanich (Frente Chaqueño-UP), que culminó su mandato en diciembre pasado.
“Nos encontramos con que algunos elementos necesarios y fundamentales para trabajar en el brote del dengue y su prevención estaban abandonados y con stock cero como para enfrentar esta situación”, denunció Rodríguez.
No se habían adquirido reactivos para diagnóstico y determinación del serotipo viral circulante, paracetamol y solución fisiológica para la atención de los pacientes o insecticidas, larvicidas y repelente para las tareas de prevención, según pudo conocer LA NACION. Las máquinas para fumigar necesitaban mantenimiento porque “estaban abandonadas por falta de uso”, se detalló a este medio, y hubo que poner a punto equipos de fumigación espacial nuevos, pero que todavía no se habían utilizado.
Laboratorios Chaqueños, que integra la red de laboratorios públicos provinciales, está produciendo un repelente con citronela y eucalipto citriodora para entregar a la Dirección de Epidemiología provincial y contrarrestar el faltante. Esa área lo distribuye a través de los hospitales. La demanda de productos para evitar las picaduras de mosquitos (el virus del dengue lo transmite el Aedes aegypti) es alta y un repelente comercial, cuando se consigue, puede costar $7000 o más.
La provincia figura entre las 11 que están detectando casos desde que, en la segunda quincena de diciembre, se duplicaron los casos notificados en el país, de acuerdo con datos nacionales. Atípicamente, el 95% de las infecciones en el país son autóctonas, es decir, que las personas las contraen donde viven, trabajan o hacen sus actividades habituales. Las jurisdicciones del noreste argentino –Chaco, Formosa, Corrientes y Misiones– concentran nueve de cada diez casos del brote de este verano en el país, que acumuló casi 17.000 infecciones en las primeras semanas del año, comparado con no más de 1000 en años epidémicos previos. Así surge de una estimación que publicó LA NACION a partir de los registros oficiales nacionales.
“En 2023 fue la primera vez que no dejamos de tener casos de dengue en la provincia. Aunque en menor proporción que ahora, no dejaron de atenderse casos. Esto es lo atípico”, explicó María Elisa Flores, directora provincial de Epidemiología.
En diálogo con LA NACION, precisó que el área más complicada está siendo Gran Resistencia, aunque hay casos en toda la provincia. “Esto, también, es la primera vez que sucede –continuó–. Siempre tuvimos áreas complicadas, como el sudoeste en 2009 o el área metropolitana solamente en 2020. Ahora, es toda la provincia”.
A partir de los datos que están monitoreando, Flores evaluó que este brote “es mucho más importante”, aunque no se arriesga aún a compararlo con epidemias anteriores. “La curva [de casos] sigue en ascenso y no podemos estimar si es porque aumentamos la notificación o porque antes era muy baja”, explicó la epidemióloga.
Hasta cinco veces más
La semana pasada la cerraron con más de 1600 casos notificados, solo en el sistema público de salud. Pero admiten que eso podría ser entre cuatro o cinco veces más debido a un subregistro, en especial por las dificultades para que el sistema privado reporte los casos que atiende. El dengue, como otras enfermedades transmitidas por mosquitos, es de notificación obligatoria a las autoridades sanitarias.
“Estimamos que es mayor en número, por la demanda de atención que tenemos, de acuerdo con lo que nos comunican los servicios de salud”, ponderó Flores.
También están detectando casos de chikungunya, aunque en menor medida y aislados (sin nexo entre sí). Ambas infecciones comparten el mismo mosquito vector. “Los síntomas son muy parecidos y, al estar transitando un brote epidémico de dengue, al dar negativo se estudia si es chikungunya”, indicó la funcionaria.
En los hospitales están atendiendo casos de dengue grave en personas que habían tenido una primera infección, pero también en expuestas al virus por primera vez. Como se vio durante la epidemia del año pasado, los pacientes llegan a los consultorios de febriles con más síntomas de los esperados. Flores mencionó que gran cantidad de los internados tienen gastroenteritis, lo que favorece la deshidratación.
“Es un escenario complejo porque las acciones que se debían haber hecho el año pasado, como la eliminación de criaderos, faltó y es lo necesario para poder frenar el brote”, dijo Flores.
Coincidió en eso con la comunicación del ministro provincial el viernes pasado para “llevar claridad al pueblo de Chaco” frente a la demanda creciente de usar la vacuna contra el dengue para controlar el aumento de infecciones. “No va a cambiar la evolución”, sostuvo Rodríguez, que es médico infectólogo. “Iniciar la vacunación debe ser una acción programada y planificada, ya que se requieren mínimamente tres meses para lograr la producción de dosis y un abastecimiento sostenido de parte del laboratorio productor”, refirió el funcionario.
Atribuyó a eso la decisión de orientar los recursos a reducir la proliferación de criaderos de mosquitos. “Es la única manera a futuro de trabajar para no pasar por situaciones similares a la actual”, dijo.
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