Sputnik V: por qué aún Rusia no envió nueve millones de dosis a la Argentina
La cantidad adeudada representa un 30% del contrato original que el Gobierno firmó en diciembre de 2020; el Ministerio de Salud de la Nación argumentó que, como todavía hay stock de vacunas contra el Covid, no es necesario recibirlas
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Fue la primera vacuna antiCovid en desembarcar en el aeropuerto internacional de Ezeiza, pero es la única de las compras iniciales que todavía no se completó. A más de un año siguen pendientes de entrega 9.020.665 dosis, a pesar del especial interés del Gobierno en la comercialización de Sputnik V en la región a través de un laboratorio local. La última entrega, de acuerdo con datos oficiales, fue en noviembre del año pasado y, según se explicó, es porque aún hay disponibilidad de sueros para avanzar con la campaña para Covid.
“Por ahora, tenemos stock de distintas vacunas, así que no es necesario que ingresen [las dosis de Sputnik] y, a medida que lo hacen, se van a ir pagando. Por el momento, no hay programado un cronograma [de entrega]”, indicaron desde el Ministerio de Salud de la Nación.
La cantidad adeudada representa un 30% del contrato original que la cartera sanitaria firmó en diciembre de 2020 con la sociedad rusa Human Vaccines LLC y amplió a 30 millones de unidades –entre los dos componentes que tiene la vacuna–. Tras el viaje del presidente Alberto Fernández a Rusia los primeros días de febrero, cuando le ofreció a Vladimir Putin que la Argentina sea “la puerta de entrada” de ese país en América Latina, se anunció que Laboratorios Richmond, a cargo del fraccionamiento, asumiría la provisión de Sputnik.
La Anmat acababa de otorgarle a la farmacéutica el registro de la vacuna por un año en representación del Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF, por su sigla en inglés), que maneja a la empresa con la que la cartera sanitaria nacional acordó la compra.
“La importancia de esta aprobación [por la decisión de la Anmat] radica en otorgar al laboratorio Richmond la posibilidad de realizar la comercialización de la vacuna en forma directa y permite iniciar los trámites necesarios para obtener su autorización y posterior exportación a otros países”, informó Salud en ese momento.
Para eso, también se necesita que Sputnik V reciba el visto bueno de la Organización Mundial de la Salud (OMS), un proceso que siguió sin avanzar, a pesar de los intentos argentinos para destrabarlo, y terminó por suspenderse con la invasión rusa a Ucrania.
Dosis
Por el momento, la Argentina recibió 20.979.335 dosis de los 30 millones acordados a 9,95 dólares por unidad. La mayoría, como desde el comienzo de las entregas, corresponden al primer componente: 8.854.405 es la cantidad de esquemas completos (dos dosis) entregados al país, de acuerdo con los registros oficiales.
La combinación de marcas de vacunas (esquemas heterólogos) sirvió, también, para compensar los inconvenientes de producción que el Gobierno ya conocía al firmar el contrato en diciembre de 2020. Una cláusula, como publicó oportunamente LA NACION, liberaba al vendedor de “sanciones y responsabilidades” por retrasos debido a dificultades de las plantas de elaboración contratadas dentro o fuera de Rusia, a diferencia del proceso administrativo regular.
La última entrega, fue el 26 de noviembre pasado y estuvo a cargo de Richmond, de acuerdo con la respuesta del Ministerio de Salud de la Nación a un pedido de acceso a la información pública que presentó LN Data y los números oficiales difundidos las semana pasada. De los casi 21 millones recibidos, 14.683.210 dosis arribaron en vuelos desde Rusia y 6.296.126 los proveyó el laboratorio local.
Un proyecto de resolución girado a la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados de la Nación que aún no está conformada por la renovación parcial de las bancadas el año pasado, también indagó sobre el cronograma de entrega de dosis y el rol del laboratorio local. Uno de sus firmantes, el diputado Rubén Manzi (Cambiemos), señaló a este medio: “Nos parece muy grave el incumplimiento en el plan de entrega cuando aún no tenemos dimensionado cuántos costaron los sucesivos traslados de unas 100.000 dosis por vez. A través del convenio con Richmond, no se regularizaron las entregas y la Argentina no compra más Sputnik, sino otras vacunas”.
El legislador, que es neurocirujano y coordinó la redacción de la resolución, agregó: “Nos parece que en este camino [por la campaña nacional de vacunación para Covid-19] hubo muchos yerros, ruidos ideológicos, prejuicios y relato en el medio, lo que hizo que la pandemia tuviera un mayor impacto de mortalidad y morbilidad. A la población, desde el principio, no se le dio la información en tiempo y forma como debió haber ocurrido”.
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