Sorpresas en San Isidro. Cuál es el marsupial protegido por una ordenanza municipal que deambula por las medianeras, hurga en la basura y come la comida de los perros
La zarigüeya o comadreja es una especie omnívora que sale de su refugio fundamentalmente para alimentarse; según los especialistas, no reporta un problema para la salud pública y se come “como bombones a las cucarachas y las ratas”
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“Está lleno”. Cristian es vecino de las Lomas de San Isidro y es enfático al referirse a los pequeños animales que habitan en uno de los barrios más exclusivos de la zona norte del Gran Buenos Aires. Las comadrejas, que son parte del ecosistema del lugar, aprendieron a adaptarse a la ciudad para sobrevivir.
Como ocurre en Nordelta con los carpinchos, estos animales se ven invadidos por los desarrollos inmobiliarios. “Hace unos días vi una corriendo por la medianera de casa, se llegó a caer en el jardín, pero cuando el perro le ladró se logró trepar por un árbol para escaparse. También las he visto en la puerta de mi hogar, en la galería comiéndole la comida al perro, y en la calle cuando dejo la basura”, sumó Cristian a LA NACION.
La zarigüeya o comadreja es un marsupial que puede encontrarse en diferentes ecosistemas de Sudamérica. Tiene hábitos solitarios y prefiere desplazarse de noche y dormir de día, especialmente en nidos de aves o huecos en los árboles. Es una especie omnívora y sale de su refugio fundamentalmente para alimentarse.
Guillermo “Willy” Bryant forma parte de la Dirección de Ecología y Conservación de la Biodiversidad de la Municipalidad de San Isidro. En diálogo con LA NACION, explicó el comportamiento de estos animales, y detalló la mejor manera de comportarse frente a ellos. “Siempre hubo muchas comadrejas en el municipio porque es un área natural densamente arbolada y con espacios verdes muy amplios. La comadreja se tuvo que adaptar a la ciudad para sobrevivir. Hay una ordenanza en San Isidro que protege la fauna silvestre y este animalito es uno de ellos”, indicó el especialista, quien además precisó que este marsupial no es vector de enfermedades, como la rabia. “Es muy ventajoso tenerlo cerca porque ahuyenta a las ratas y se come como bombones a las cucarachas y las garrapatas”, sumó.
Al respecto, Ramiro Heredia, médico clínico del Hospital de Clínicas José de San Martín, precisó a LA NACION que no hay reportes de mordeduras o lesiones generadas por este animal en la práctica diaria, dado que no ataca al ser humano.
Sin embargo, remarcó: “En los textos de medicina, la comadreja está reconocida como un potencial vector de leptospirosis, aunque no ocupa un papel relevante en la cadena de transmisión de esta enfermedad. También puede portar pulgas y garrapatas, que a su vez pueden transmitir otras enfermedades. No parecería reportar un problema importante para la salud pública”.
Daniela, vecina del barrio de La Horqueta, convive de manera pacífica con este animal y ya se acostumbró a verlas pasar. “Es el único marsupial autóctono que tenemos, y hay muchísimas. Tienen un aspecto feo, pero yo nunca tuve problemas. Limpian roedores y tienen su función en el ecosistema. No se puede hacer nada con ellas, salvo mantener alejada la comida del perro para que no la olfateen y lleguen para comerla”, indicó.
Muchos vecinos, no obstante, les tienen miedo y buscan ahuyentarlas o deshacerse de ellas. Sin embargo, Bryant señaló que los gritos y los ladridos de los perros asustan a las comadrejas; y si bien aclaró que no son violentas, es probable que si se encuentran amenazadas abran la boca mostrando los dientes o emitan un gruñido fuerte similar al ruido de una motosierra. Como última instancia, este marsupial entra en un estado catatónico llamado tanatosis, en el que parece muerto, pero no lo está.
“Es un animal muy territorial. No viven en pareja y se juntan solo para aparearse. Sus crías son transportadas por la madre en el marsupio y, a medida que crecen, se dispersan y ocupan territorio. Por eso, si una persona corre a una comadreja, poco tiempo después van a tener otra que llegue a ese mismo lugar”, explicó el especialista.
Estos animales escapan de los lugares en los que están las personas. Por eso, en el caso de las comadrejas que ingresan a los hogares, Bryant señaló que se da porque se asustaron o tuvieron un problema. “En ese caso, un guardaparque va y la saca de adentro de la casa, pero la deja cerca de ahí, en el patio o en los alrededores, porque ese es su territorio”, explicó.
El promedio de vida de estos animales es de dos años y medio, como máximo. “Tienen mala fama porque hay gente que dice que se comen los huevos de los gallineros, pero gallineros no hay en San Isidro. Y si los hubiera, solo deben colocar una enredadera”, concluyó Bryant.
Carpinchos en Nordelta
La presencia de carpinchos en varios barrios de Nordelta, Tigre, trascendió en agosto 2021 cuando algunos vecinos se quejaron de que sus perros habían sido lastimados por estos animales, que además destrozaban los jardines. Las denuncias indicaban que cada vez había más y también pedían el control de lo que se considera una plaga. No obstante, muchos vecinos defendieron la presencia de estos roedores, considerados los más grandes del mundo.
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