Sorpresa en Villa Ortúzar: la avenida Triunvirato, entre las más ruidosas de la ciudad
El paso incesante de autos, camiones y seis líneas de colectivos, sobre una capa de adoquines desnivelados, convirtió a un tramo de diez cuadras de la avenida Triunvirato, en el barrio de Villa Ortúzar, en uno de los corredores viales más ruidosos de la Ciudad de Buenos Aires. A tal punto, que comparte ese podio negativo con arterias de la dimensión de la General Paz y la Autopista Perito Moreno.
Así lo revela el Mapa del Ruido del Gobierno de la Ciudad, que evaluó durante tres años las fuentes de sonido del tránsito porteño que causan contaminación acústica, mediante un sistema de software predictivo y mediciones captadas con micrófonos especiales, distribuidos en 162 puntos geográficos, con lo que se cubrió una superficie de 203 kilómetros cuadrados.
Los resultados del relevamiento mostraron que "la Ciudad de Buenos Aires, al igual que otras grandes metrópolis del mundo, supera en un porcentaje de su territorio los límites máximos permisibles que establece la ley 1540", detallaron a LA NACION en la Agencia de Protección Ambiental (Apra). Y constataron la existencia de avenidas con rangos superiores a los 80 decibeles A (dBA), la unidad para establecer la presión del sonido continuo en el tiempo.
La norma fue aprobada en 2004 por la Legislatura porteña para el Control de la Contaminación Acústica en la Ciudad y definió los parámetros de los niveles sonoros permitidos por franja horaria: en los diurnos, de 7 a 22; y los nocturnos de 22 a 7. También fijó criterios por zonas, de acuerdo a las características de residencial, comercial e industrial.
Mapa online
El mapa, que se puede ver on line, muestra con distintos colores la escala de los niveles sonoros en las calles, avenidas y autopistas de la Ciudad que arrancan por debajo de los 35 dBA y llegan hasta los superiores a los 80 dBA. Allí se puede observar el trayecto de la avenida Triunvirato, que va desde la calle 14 de Julio hasta La Pampa, cuya contaminación acústica sorprendió a los expertos, pero no a los vecinos de Ortúzar.
Carlos Galeano, quien vive en un edificio ubicado en Triunvirato y Combatientes de Malvinas, cuenta las molestias que le genera convivir con el ruido constante. "A la tarde, hay veces en que no se puede escuchar nada con el ruido de los caños de escape, los autos y sobre todo los camiones. Tengo que cerrar la ventana cuando miro la televisión porque me cuesta escuchar bien", dice el hombre que tiene su departamento en el tercer piso.
A su vez Javier Ortega, que trabaja en un comercio de venta de pollos en Triunvirato al 3900, relata que "hay noches que llego a casa con un dolor de cabeza terrible, reventado". Y vincula el malestar con el nivel de ruido que llega al local. "No se escuchan ni lo que te piden los clientes", comenta.
En la agencia estatal porteña Apra consideran que puede incidir en los resultados que casi todo ese trecho, a excepción de una cuadra, sea de adoquines, ya que "el empedrado influye en la energía sonora que produce el tránsito y la acentúa".
Algunos vecinos de la zona, como María Castro, también recuerdan que la transformación de ese tramo de Triunvirato en doble mano –ocurrida en 2009– sumó a la avenida el paso de más unidades de colectivo, con el consecuente impacto sonoro.
Cuando el sonido se transforma en ruido
La titular del servicio de Audiología del Hospital de Clínicas, Mirta Sterin, explica que la exposición a una fuente de sonido por encima de los 80 dBA, de manera prolongada puede llegar a producir un daño auditivo progresivo. Aunque remarca que cuando una persona "está frente a ruidos molestos, aunque no sean tan altos, también se perjudica la salud en general".
"Puede haber alteraciones del sueño, hormonales, efectos cardiovasculares, aumento del estrés, problemas en el rendimiento laboral o escolar. También una mayor irritabilidad y agresividad", enumera Sterin.
En la misma línea, los profesores Nilda Vechiatti y Pablo Gomez, de la cátedra Acústica del Departamento de Electrónica de la Facultad de Ingeniería de la UBA, sostienen que el ruido es un contaminante que perjudica a la salud de la población. Los académicos aseguran que se debe trabajar sobre las fuentes que emiten sonidos molestos, como puede ser el transporte urbano.
"No existe la diferencia entre el sonido y el ruido, es una cuestión subjetiva. El ejemplo que damos a nuestros alumnos es el del ruido de un motor de un auto, que para mucha gente es ruido. Pero, para un mecánico, es sonido porque es una información útil para él. Mientras que la 5ª Sinfonía de Beethoven, a todo volumen a las cinco de la mañana en un departamento, es ruido y no es música", precisa el docente. Y agrega: "Si te molesta, es ruido".
Vechiatti, por su parte, considera que "sin lugar a dudas, cuando la calle es empedrada es más ruidosa, porque el contacto de la cubierta del auto es diferente, la vibración es distinta". Para la experta que preside la Asociación de Acústicos Argentinos existe "una incompatibilidad entre reducir el ruido y conservar los adoquines, porque si se quieren preservar, debe ser en calles planas y con poco tránsito".
Al respecto, Juan Filgueira, director de APRA, menciona la posibilidad de utilizar asfalto "fonoabsorbente", tal como lo hicieron en una prueba piloto sobre la avenida Alberdi, en una zona de empedrado, donde se obtuvieron reducciones del orden de los 7 dBA en período diurno y de los 4 dBA por la noche.
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