Soledad Acuña: “Queremos que todos los alumnos vuelvan a la escuela antes de que termine el año"
No tiene temor de que algo pueda salir mal. Aunque sea martes 13. Está ansiosa porque llegue el día, y trabaja contra reloj para ultimar los detalles previo a la primera etapa de reapertura de las escuelas después de casi siete meses sin clases, que será con estudiantes de 5° año, y de 6° para las técnicas, de las escuelas de gestión estatal. Lo primero que dice en una conversación con LA NACIÓN, es que los chicos son los que mayor esfuerzo hicieron durante todos estos meses, y que nada debería salir mal si se garantiza el cumplimiento de los protocolos. Si es que los adultos, agrega, son responsables de que esas medidas de cuidado se cumplan.
"Tengo una felicidad enorme. Estuvimos más de 200 días pensando en el momento en que volveríamos a abrir las escuelas, y creo que no hay mejor lugar que la escuela para que los chicos aprendan a cuidarse y a generar los nuevos hábitos que la pandemia impuso. Si los adultos somos responsables, la escuela es un lugar seguro", dice Soledad Acuña, ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, que adelanta su plan de acción hasta fin de año apenas dos días después de que el Consejo Federal de Educación(CFE) acordara de forma unánime que cada jurisdicción puede tomar su propia decisión para regresar a las aulas, en función de un nuevo índice epidemiológico elaborado especialmente para las zonas urbanas.
Esa especie de semáforo epidemiológico está en amarillo en la Ciudad de Buenos Aires, es decir, con un riesgo moderado, por eso desde el martes próximo se avanzará con actividades de acompañamiento educativo para los alumnos del último año de las escuelas técnicas de gestión estatal, de 5° año del secundario de las escuelas medias, y luego los de 7° grado. Un total de 70.000 estudiantes que regresarán a las aulas.
Acuña, además, repasa algunos de los criterios que rigen el protocolo ante la aparición de contagios de Covid-19 en una escuela, y explica cómo será finalmente para los estudiantes porteños la promoción y acreditación de saberes. Confirma que los alumnos serán evaluados, y para los que no alcancen los contenidos mínimos habrá instancias de recuperación de esos aprendizajes, sin esperar al inicio de clases en marzo. De acuerdo con los resultados de la próxima evaluación pedagógica, que llegará a los hogares a mediados de este mes, habrá familias que deberán hacerse a la idea de que sus hijos tendrán que ir a la escuela durante el verano. Sí, en pleno enero.
Aún sin haber comenzado a transitar la experiencia del regreso paulatino, con las posibles marchas y contramarchas que puedan ocurrir en el camino, y a solo dos meses para que el calendario escolar termine, Acuña no duda en hacerle llegar un mensaje contundente a las familias y a los docentes: "Queremos que todos los alumnos vuelvan a la escuela antes de que termine el año".
-¿Este regreso paulatino es obligatorio para escuelas públicas y también privadas?
-Los colegios privados ayer recibieron una notificación. Para ellos es una decisión voluntaria, simplemente lo tienen que notificar y firmar una declaración jurada para la implementación del protocolo, que saldrá publicada el martes próximo a primera hora. Las escuelas tienen autonomía para decidir cómo van a trabajar. Nosotros sugerimos que sea entre dos y cuatro veces por semana, en turnos de entre una y cuatro horas. Se trabaja en burbujas de hasta diez chicos, que siempre deben ser los mismos, algo clave para activar el protocolo en el caso de algún contagio y que se pueda aislar a todo el grupo.
-Según el semáforo epidemiológico, el nivel intermedio habilita a realizar actividades educativas no escolares. ¿Es un regreso que tiene que ver más con lo social y lo vincular, y no con lo académico?
-Las dos cosas. Inicialmente serán espacios de reencuentro con compañeros y docentes, con el ámbito escolar. Pero al mismo tiempo se pueden profundizar en algunos contenidos, hacer devoluciones de tareas, sobre todo con los más chicos. Dependerá de cómo haya trabajado cada escuela y de la respuesta que los maestros hayan recibido de sus alumnos en estos meses. Para los que terminan el secundario o la primaria, sin duda es más un proceso de cierre. Otros querrán reforzar la actividad física. Nosotros no queremos ser una vidriera de lo que hay que hacer. La realidad al interior de cada jurisdicción es diversa, con prioridades distintas.
-¿Cuál es la fecha de regreso para los chicos de 7° grado?
-Dependerá de cada escuela. La semana próxima comienzan las técnicas y los alumnos de 5° año de las escuelas medias. El objetivo es que la semana siguiente [a partir próximo lunes 19] puedan arrancar los de 7° grado. Para que las familias se puedan organizar, cada institución será la encargada de informarle a las familias y hacer la convocatoria, con la explicación que corresponda en cada caso, el detalle del protocolo y todos los cuidados. Siempre en grupos pequeños y horarios diferenciados. Por favor que nadie vaya a la puerta de la escuela para averiguar nada. Eso es lo que queremos evitar.
-¿Podrán volver todos los alumnos antes de que termine el año?
-Si hacemos todo bien, nos seguimos cuidando y se garantiza el cumplimiento de los protocolos queremos que todos los chicos tengan un espacio de presencialidad antes de que termine el año. El paso, luego de los de 7° grado, será con sala de 5. Ellos también están en una instancia de cierre. También revincular a los adultos de formación profesional, los que deben rendir materias prácticas, para que puedan hacer las evaluaciones y obtener su título habilitante lo más pronto posible.
-¿Todas las actividades deberán ser en los patios, sí o sí al aire libre?
-No necesariamente tienen que ser espacios abiertos. Es lo ideal, pero ni todas las escuelas tienen esa posibilidad ni todas las jurisdicciones transitan por un mismo escenario. Por eso hubo una modificación sobre ese punto. Hay provincias donde la semana pasada nevó, con temperaturas muy bajas, y otras como Santiago del Estero donde el termómetro llegó casi a los 50 grados. Con los patios como prioridad, la exigencia es que sean espacios ventilados naturalmente. También podrán usarse las bibliotecas, los comedores o los patios techados de gran superficie.
-¿Los docentes y los alumnos van a poder usar el transporte público para ir a la escuela?
-Docentes y personal no docente sí, porque son ahora trabajadores esenciales. Estamos trabajando con Nación para que los estudiantes también puedan tener esa habilitación. Creo que no habrá problema, porque todos irán en distintos horarios, serán flujos de circulación alternados.
-¿Cómo deberán actuar las escuelas ante un caso sospechoso o un contagio confirmado?
-Ante la primera evidencia de algún síntoma o sospecha, ya sea un docente, personal no docente o alumno, se debe aislar al grupo. Por eso los beneficios de la modalidad burbuja, donde los grupos no se cruzan. También tiene que haber media hora de receso entre cada uno, para las tareas de limpieza y desinfección. Son los mismos protocolos que se utilizan en otros países que ya regresaron a las aulas.
-¿Entre las experiencias internacionales hay alguna que les gustaría replicar?
-En Europa, la mayoría de los países que iniciaron las clases lo hicieron con el alumnado completo, sin instancias virtuales. Apostaron por la presencialidad, con protocolos de seguridad pero con todos los alumnos dentro del aula. En Estados Unidos se inclinaron más por un esquema mixto, sin dejar de lado las clases virtuales. Creo que el modelo dual es interesante, pero en una ciudad como la nuestra, que la logística de las familias y el trabajo se organiza en base a las escuelas se complica, y relega a las mujeres al cuidado, a ser las que asuman la responsabilidad de acompañar y cuidar a los chicos y quedarse en sus casas. Sucede en el 80% de los casos. Todos los estudios hechos hasta el momento confirman esa realidad. Y si el año próximo vamos por un modelo mixto, los días que los chicos se quedan en casa lo hacen bajo el cuidado de las madres. Preferiría un próximo ciclo lectivo con todos los alumnos en las aulas, y las medidas de seguridad correspondientes. Pero con el actual protocolo nacional de regreso a las aulas eso no es posible. Habría que modificarlo.
-¿Después de la puja y los desacuerdos con la Nación, el siguiente paso con vistas al año próximo es plantear una reforma del protocolo nacional aprobado por el Consejo Federal de Educación?
-Cuando ese protocolo se votó [en julio pasado] no imaginábamos que estaríamos hoy en esta situación, y hubo que modificar ciertos indicadores para que en las ciudades se pueda pensar en un retorno paulatino. Me parece importante tener la flexibilidad necesaria y una mirada federal al respecto. Tenemos que ser flexibles, porque la pandemia también es dinámica. Las instancias están abiertas y cada una de las jurisdicciones tiene que bregar por el cuidado y la seguridad, minimizando los riesgos. Creo que se debe seguir discutiendo. Las idas y vueltas que hubo con Nación fueron parte de un proceso de aprendizaje. Estas últimas discusiones que fueron muy vehementes también nos enseñaron. Si los números de contagios bajan y la situación sanitaria mejora, deberíamos modificar las normas para el regreso el año próximo.
-Cómo será finalmente la promoción y la acreditación de saberes para los estudiantes porteños? ¿Se los va a evaluar?
-Se los va a evaluar. Hay dos instancias. A mediados de este mes, las familias recibirán una valoración pedagógica, similar a la que ya recibieron cuando cerró el primer cuatrimestre. Y habrá otra a fin de año, donde los alumnos recibirán una calificación, en tres escalas: en proceso, suficiente y avanzado. Si no terminaron de adquirir los conocimientos, más allá de que se promocione el año y no repitan, habrá una instancia adicional para recuperar esos aprendizajes. Ya están diseñados los planes de la escuela de verano, para enero. Los colegios privados deberán diseñar sus propios mecanismos. Nosotros como jurisdicción no eliminamos la calificación. Eso quedó estipulado finalmente en la resolución, por eso la Ciudad sí evalúa. Para los que terminan un ciclo, la calificación será numérica.
-¿Qué respuesta tuvieron de los gremios?
-En un año excepcional, se toman medidas excepcionales. Los chicos no fueron a la escuela durante seis meses, es lógico que no hayan alcanzado los aprendizajes que corresponden. Cuando decimos que valoramos la educación y la priorizamos, tenemos que ser coherentes. Ni las familias ni los alumnos lo tienen que ver como un castigo, es una oportunidad de aprendizaje. Con respecto a los docentes, igual que hacemos con la colonia de verano, vamos a contar con personal adicional, maestros contratados especialmente para tal fin.
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