Soft Landing: cómo volver al trabajo después de las vacaciones y no morir en el intento
Ezequiel Azcurra, de 31 años, es responsable de medios digitales en una empresa y se tomó una semana de vacaciones para las Fiestas. Cuando regresó a su trabajo, prendió la computadora y se encontró con un mail de bienvenida que lo recibía cordialmente, junto con una nota en su escritorio, en donde se le detallaba el programa de adaptación que le esperaba durante su primera semana.
Menos horas de trabajo, menos tareas y más tiempo para planificar y calendarizar. El primer y segundo día, Azcurra fue a trabajar solo cuatro horas; el resto de los días de esa semana tuvo flexibilidad para entrar un poco más tarde o retirarse un rato antes. Luego, paulatinamente, en el lapso de los 15 días, volvió a trabajar full time, nueve horas, en su horario habitual.
"Antes de irme preparé con el equipo la separación de tareas para que no quede mucho trabajo pendiente y que no sea tan chocante la vuelta", comentó Azcurra, que es uno de los empleados que se ven beneficiados por la técnica de soft landing (aterrizaje suave) que se aplica en importantes compañías, sobre todo en multinacionales.
El soft landing es una técnica pensada para contrarrestar el estrés post vacacional. Entre los principales beneficios que se le ofrecen al empleado está la posibilidad de volver al trabajo en forma paulatina, trabajando menos horas y con menor asignación de tareas durante la primer semana laboral. Esta técnica comenzó a implementarse hace aproximadamente una década en países europeos. En América Latina, la introdujeron empresas como Coca Cola y Accenture. Los resultados son una mayor sensación de bienestar del empleado y en consecuencia, una mayor productividad.
Patricio Pelecano, jefe de prensa y comunicación en Bayton, empresa que aplica esta técnica, indicó que el soft landing se utiliza para mejorar la productividad de los empleados y que esto tiene mucho que ver con el trabajo en equipo y por objetivos. "La idea es que un empleado se suplante con el otro, así se trabaja de manera más fluida, para que uno no llegue y se encuentre el trabajo sin hacer. De esta manera el empleado no vuelve a trabajar con el mismo estrés que se fue. La rentabilidad de la compañía pasa por el compromiso de los empleados con la empresa, se gana con la productividad".
El soft landing se utiliza también en licencias por maternidad o licencias médicas. "El objetivo es que el empleado no sufra la crisis por la que se fue", consideró Pelecano. Además, en su regreso, se le espera con un kit de bienvenida, que puede incluir: cuaderno, birome, una gift card, un fondo de pantalla de bienvenida "y a veces los mismos compañeros le decoran el escritorio" comentó. También se invita a los empleados a compartir su experiencia en las vacaciones en la intranet de la compañía, con fotos y videos.
Elsa Wolfberg, médica psiquiatra y psicoanalista, coordinadora de la International Attachment Network (IAN) para la Argentina, entidad que se ocupa de la teoría del apego, explicó: "Este tipo de medidas son sumamente recomendables, porque hacen sentir a la persona que es cuidada, tomada en cuenta y considerada. Son cuestiones que tienen que ver con la cordialidad y lo que confirman es que actuar en un ámbito de trabajo es actuar en un ámbito social, y lo social incluye a los afectos".
"A su vez, esto se relaciona con la teoría del apego, la cual da cuenta de la necesidad relacional de las personas en sus ámbitos y la necesidad de obtener protección y seguridad en los vínculos", agregó la especialista.
Por otro lado, Wolfberg considera: "Si la persona se tiene que abocar sin más a restituirse como si fuera el eslabón de una cadena mecánica tiene la sensación de robotización y de que es fácilmente reemplazable, descartable".
Según Wolfberg hay un tema de regulación emocional que generalmente no se contempla, como si el trabajo fuera una cuestión meramente cognitiva y lo emocional quedara por fuera. "Lo cierto es que lo cognitivo y lo emocional funcionan simultáneamente y no podemos dividir a la persona en compartimientos estancos. La readecuación a un ritmo, a una disciplina, es emocional y requiere de cierta gradualidad, no es automático", dijo.
En coincidencia con Wolfberg, Laura Orsi, médica psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), explicó: "Al retomar las actividades uno vuelve en un estado de relax, de slow down, que es importante conservar. Al volver nos sentimos agredidos por los ruidos, el tránsito, el viaje en subte, situaciones que conforman microtraumas cotidianos. Cuesta adaptarse, porque es otro ritmo y otros horarios, con lo que eso conlleva".
Según Orsi suele haber irritabilidad, ansiedad, desgano, tristeza, trastornos del sueño y somatizaciones varias. Esto sucede también en chicos y adolescentes cuando empiezan las clases y se ven especialmente alteraciones del sueño y de la alimentación.
Orsi recomienda que para prevenir el estrés lo ideal es retomar las actividades lenta y progresivamente, tomándose el tiempo para organizarse, conciliando nuevos intereses, proyectos y propuestas (dieta, gimnasia, cursos), pero recomenzar tratando de no llenar la agenda, para no caer en el distress (sensación de angustia). "Es un buen momento para generar cambios de hábitos y costumbres", dijo.
Para Orsi, las técnicas como el soft landing sirven para mantener e incentivar la motivación en el trabajo, el flow, como lo llaman, de fluir en lo laboral en contrapunto con el bore out, que implica malestar, aburrimiento y desmotivación.
Lo cierto es que la mayoría de las empresas aún no aplican la técnica del soft landing. Cecilia Rodríguez Cassey, psicóloga especializada en lo laboral, aconseja: "Una posibilidad es regresar unos días antes a casa, previo a volver al trabajo, para reestablecer la rutina cotidiana antes de afrontar la laboral. Esto puede llevarnos a ir retomando el orden de a poco: el sueño, la alimentación, para luego sumarle la actividad laboral. Cuánto más haya modificado la rutina las vacaciones, más tiempo se recomendaría tomar".
Y agregó: "Si bien este punto varía entre las personas, en términos generales aquellos viajes que modifican el huso horario, que conllevan vuelos de muchas horas o que han sido de un impacto emocional significativo (visitas a familiares en el interior o exterior) pueden requerir más tiempo de adaptación post vacacional", dijo.
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