¿Sirven las staycations? El desafío de descansar durante las vacaciones en casa
Para Mercedes Aime, vacaciones es igual a viaje. Aunque sea cerca, es de los que piensan que quedarse en casa no sirve para cortarle la inercia al año. "En este momento las vacaciones son un gran dilema para nosotros. Pensábamos irnos al sur, a un glamping alejado en Chubut, pero después pensamos mejor Bariloche, porque tiene más infraestructura sanitaria. Pero hace unas semanas, mi hermana que vive allá se contagió Covid y no la pasó muy bien nos dimos cuenta que están sobrepasados por la cantidad de casos. Desistimos. Ahora, estamos buscando alguna estancia en Areco o cerca. Y si no conseguimos, pasaran las vacaciones para abril, porque si nos quedamos no nos desconectamos", dice Mercedes, que es directora de una revista y su marido es obstetra.
En el mismo dilema está Néstor Ferrari, de 32 años, padre de Julieta, de ocho y de Rocío, de siete meses y que trabaja en el área de control de calidad de una empresa. "Si me quedo en casa, trabajo más que yendo a la oficina. Me pongo a hacer cosas y cuando levanto la cabeza, ya se terminaron los días", dice.
En cambio, Marcela Sassone, de 62 años y despachante de aduana, se tomó los primeros 15 días de enero para quedarse en su casa de Pilar. "Hice de todo: un curso de Stand Up, me anoté en una master class de Nacha Guevara, me compré una máquina para hacer sentadillas y una televisión nueva. Disfruté muchísimo y descansé. Cambié la rutina. Aunque trabajo desde casa, hacer planes nuevos me ayudó a descansar" dice.
Se trata del dilema que enfrentan muchos por estas horas. ¿Qué hacer con las vacaciones? Y, en todo caso, ¿cuál es el impacto de decidir no tomarse esos días de descanso ante la imposibilidad o el temor de irse de viaje?
"El impacto es muy alto. Este fue un año con muchos factores estresantes y más que nunca la gente necesita hacer un parate. No hacerlo, significará entrar con menos recursos al nuevo año, con lo que sea que nos depare", dice María Roca, vicedirectora del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO). Las vacaciones traen un sinfín de efectos beneficiosos para la salud física y emocional, explica. Y cita diversos estudios que lo cuantificaron. "No poder irse de viaje no significa que no podamos obtener de ese período de descanso todos esos beneficios", detalla.
"No hay que confundirse vacaciones con un gran viaje. Para mucha gente, si no se puede ir no son vacaciones. Y otros en cambio, sienten que son tan necesarias que se van igual sin mayores recaudos. Vacaciones es descanso, recreo mental. El estrés es acumulativo y no se cura con sueño sino con descanso", dice Gabriela Martínez Castro, directora del Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA). "En las vacaciones en casa, el descanso y la desconexión son fundamentales para evitar el estrés crónico y los riesgos de enfermedades que produce", explica.
Pero, ¿cómo se puede lograr un descanso reparador en las llamadas staycations? Este es un término que nació durante la pandemia para denominar a las vacaciones que se toman para quedarse en casa.
"En muchos casos, la convivencia veinticuatro siete sobrecargó los vínculos familiares. Los vínculos más endebles, no resistieron. Pero estas son vacaciones, es decir que tienen otra connotación. Si bien estamos en un contexto de pandemia hay que cambiar la significación, tiene que haber un desplazamiento de significaciones. La aceptación del otro, aceptar las diferencias, el diálogo, la comunicación, el registro de otro como diferente ayuda a la hora de tomarse vacaciones y quedarse en la casa", dice Mónica Cruppi, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
Por qué necesitamos vacaciones
"Las vacaciones son un respiro necesario en pandemia. Este fue un año muy estresante. El estrés es un mecanismo para responder a desafíos ambientales. Es lo que nos pone alertas y nos permite adaptarnos. El gran problema es el distrés, que es un desequilibro entre la demanda del ambiente y lo que la persona percibe. Estar estresado no es trabajar mucho, sino tener la sensación de que el entorno me pide algo a lo que no puedo responder", explica Roca.
"El estrés se vuelve un problema cuando perdemos nuestra capacidad de adaptarnos", aporta Martínez Castro.
"Este año, la adaptación fue mayor pero los recursos fueron menos. Es lógico que nos hayamos sentido distresados y esto hace más necesario el descanso. Es una combinación compleja. Porque ahora, que las necesitamos más que nunca, las vacaciones no están", agrega Roca.
Distintos estudios que menciona Roca, analizaron el impacto beneficioso de las vacaciones. "No significa que de las vacaciones en casa no podamos obtener varios de esos beneficios", dice la especialista de INECO.
Las nuevas experiencias actúan como "un fertilizante neuronal", dice. Conocer nuevos lugares, personas nuevas. "Esto estimula nuestro cerebro y nos conecta con el placer. Inmediatamente aumenta la sensación de bienestar. Esto también lo podemos conseguir. Tenemos que cultivar nuevas experiencias. Como aprender a hacer sushi, hacer algún curso virtual, visitar una sala de escape. También podemos ponernos en contacto con gente nueva o proponernos durante esos días retomar el contacto con gente que no vemos hace tiempo. Ampliar el horizonte", dice Roca.
Eugenia y Federico vislumbran las vacaciones como un horizonte cercano. "No nos vamos a ir de viaje, porque no queremos correr riesgos. Pero necesitamos el descanso y nos tomamos los primeros días de febrero para disfrutar de la familia", cuenta ella, que trabaja en sistemas y tiene tres hijos: Delfina de tres años y los mellizos Catalina y Santiago, de seis que debutaron en un primer grado a distancia. "Fue un año muy intenso. Entre los Zoom de los chicos, y que los dos trabajamos desde casa, necesitamos parar un poco. No hicimos grandes planes. Con podes estar, disfrutar de la pileta, compartir tiempo sin apuro con los chicos, nos damos por hechos", dice.
Lo primero que se debe lograr, dicen los especialistas, es la desconexión. Sobre todo, laboral. "Hay un estudio que demostró que las personas que se mantienen conectadas con el trabajo o incluso con compañeros durante las vacaciones obtienen un estado de bienestar post vacaciones menor que los que pudieron hacer ese corte", dice Roca.
"Lo ideal es que limitemos la exposición a pantallas a tres horas diarias porque la luz azul interfiere en el descanso", dice Martínez Castro.
Otra de las recomendaciones es plantearse un objetivo para las horas de sueño. Al menos durante las vacaciones lograr esas ocho horas continuas que son tan escurridizas en el año. "Plantearnos una alimentación saludable y hacer ejercicio físico aumenta nuestra experiencia de bienestar", aporta Roca.
No es una buena idea usar los días de descanso para terminar cosas de la casa. "Salvo que, el hacerlo nos de placer. Si lo hacemos para tachar cosas de la lista, mejor no", apunta Roca.
"Arena, playa, avión o montaña no es lo que los chicos más necesitan ahora. En cambio, es fundamental que ahora que se puede vuelvan a sociabilizar con otros chicos cara a cara. La cuarentena trajo muchos trastornos de ansiedad y los chicos fueron los más afectados. Ya que no sabemos qué nos deparará este año, una buena decisión para estas vacaciones es fomentar el contacto con los pares, con todos los recaudos que haga falta", dice la directora de CEETA.
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