Alertas, SEO, redes y primicias: 24 horas de vértigo en la Redacción
Son las 5.00 de la madrugada del 30 de abril en Caracas. El corresponsal de LA NACION en Venezuela se despierta sobresaltado con una llamada: "¡Chamo, Guaidó está con Leopoldo y con militares, han tomado la base de la Carlota!", le advierte su informante, muy cercano al presidente encargado, Juan Guaidó, que acababa de lanzar su mayor apuesta para desalojar del poder a Nicolás Maduro: la Operación Libertad.
A pesar de la hora, el veterano corresponsal no lo duda: le manda un whatsapp a la secretaria de Redacción a cargo de la sección El Mundo, en Buenos Aires, y otro a la editora de la madrugada en lanacion.com. Abre la laptop y envía cuatro párrafos con la noticia para subir a la web. Antes de salir a la calle, dispara un tuit con la novedad que ya está recorriendo el mundo y le suma su interpretación: "La historia galopa en Caracas".
Una fuente, una primicia, un tuit, una alerta. Apenas el disparador para un enorme engranaje que se empieza a poner en marcha en otra punta de la región, en la Redacción de LA NACION, donde la historia también galopa.
Sucedió la mañana del 30 de abril de este año. Pero podría haber sido cualquier otro día en LA NACION, que, como la mayoría de los grandes medios de todo el mundo, ha experimentado una profunda transformación para adecuarse a las nuevas formas de consumo de noticias. Ya nadie habla de un cierre por día para la edición print: el ciclo de noticias es de 24 horas, con contenidos que se consumen en todas las plataformas, en todos los formatos y en cualquier lugar. El desafío es minuto a minuto; la competencia, feroz, y la responsabilidad, mayúscula. Más que nunca hay que buscar un equilibrio entre velocidad y veracidad; más que nunca hay que tener precisión y calidad en tiempo real.
6.00 horas
El edificio de LA NACION, en Vicente López, está casi a oscuras. No así las cuatro pantallas que rodean el círculo blanco y plateado que forma la Mesa Central, el corazón de la Redacción. Están encendidas, al igual que todas las demás en el segundo piso, similares a las de un aeropuerto. Muestran en tiempo real el tráfico del sitio web, las altas y bajas de las suscripciones, las tendencias de búsqueda en Google y en redes sociales.
La editora está sentada revisando los sitios de diarios en todo el mundo, analizando las tendencias en Twitter y husmeando el Boletín Oficial en busca de alguna primicia escondida. Cuando recibe el whatsapp de Caracas tampoco duda: lanza una alerta a los celulares con la noticia sobre el levantamiento y se apura a cambiar la home.
7.30 horas
La Redacción se ha empezado a poblar. Arranca en la Mesa Central la primera de varias reuniones de planificación y debate. El secretario de Breaking News programa el día, hace un repaso de las tendencias en las redes y pide galerías de fotos, videos e infografías para enriquecer la producción. El encargado de SEO recomienda cómo titular la noticia para que Google la muestre mejor en las búsquedas. Las novedades de Venezuela se suceden vertiginosamente y se decide subir a lo que en la jerga interna se conoce como "bomba". Es decir, la noticia a todo lo ancho de la home.
El clima se vuelve electrizante. Editores, redactores, fotógrafos, diseñadores y productores de datos. Todos empiezan a llegar a paso acelerado, con la mirada puesta en sus celulares. La adrenalina fluye.
9.00 horas
"Ya tengo un análisis listo, y el corresponsal está coordinando con los fotógrafos en Venezuela para ver si hay imágenes de dron cerca de la base militar -dice el editor de El Mundo-. Los corresponsales en Estados Unidos y Europa están mandando reacciones". Va a la mesa de Infografía para coordinar con el editor visual multimedia una infografía interactiva con las claves y el paso a paso de la crisis.
"¡Explota, lo de Guaidó explota, necesitamos renovar la foto!", apura el editor de la home a los fotógrafos. Se entusiasma con los números de Parse.ly (una herramienta para medir audiencia en tiempo real), que aparecen todos en verde en su pantalla.
10.00 horas
El editor de Redes Sociales empieza a postear en Facebook, Twitter e Instagram placas con las novedades provenientes de Caracas y se prepara para coordinar un testimonio en vivo para Instagram desde el lugar de los hechos. Se acerca el editor del newsletter diario de LA NACION. "¿Qué más tenemos? Ya hay que mandar", apura a la sección El Mundo. Aprieta "send". Es el primero de una amplia oferta de newsletters que llegan todos los días a las casillas de e-mail de los suscriptores.
10.30 horas
¡¡¡Cling, cling, cling!!! Un sonido metálico irrumpe como un rayo. Es "el triángulo". Un pedazo de historia en LA NACION, que desde septiembre de 1995 suena para convocar a las reuniones. Uno a uno, los editores de las secciones se van acercando al gran cubo de vidrio donde se toman las grandes decisiones cada día. La célebre Sala de Tapa.
"¿Cómo venimos? ¿Cómo está el tráfico?", pregunta el secretario general antes de sentarse en el centro de la mesa, con su infaltable latte en la mano. Habla de audiencias, de suscriptores. Quiere saber cómo están midiendo una y otra nota. Empieza una discusión con secretarios y editores. Se encargan nuevos enfoques, se debate el lugar y la preponderancia de algunas noticias en la home.
Política, Economía, Sociedad, Espectáculos, Deportes, Cultura, Data, Revistas... Todos tienen algo que aportar. Es como un cuidado juego de esgrima entre los editores, una competencia para ganar un lugar en la página web. No se discute la tapa del diario, como hasta hace apenas unos años: ese debate vendrá mucho más tarde. La lucha ahora es por un espacio en la home, que recibe millones de visitas diarias. Y la jerga, por sí sola, un claro reflejo de cuán profunda ha sido la transformación. De Olivetti, linotipo, plomo, tirada, lector y paren las rotativas a laptop, home, data, SEO, Parse.ly, audiencias, tráfico y podcast. Otro mundo.
"Habló Macri. Dijo que reconoce a Guaidó. Esto cambia todo", proclama el editor de Política. "Yo tengo una gran historia: los venezolanos en la Argentina están revolucionados, no paran de festejar el fin de Maduro", intenta competir el de Sociedad. "Nosotros tenemos el paquete de medidas que prepara el Gobierno para impulsar el consumo", se suma con una sonrisa casi triunfal el de Economía. Jaque mate. Pero hay que buscar un lugar para todo.
11.00 horas
En una de las pequeñas salas cerca de la Mesa Central se enciende una luz roja: "En el aire", se lee en el cartel. Adentro, tres periodistas sentados alrededor de una mesa redonda empiezan su podcast del día. Afuera, la Redacción sigue a toda velocidad.
13.00 horas
Para muchos, el almuerzo en el comedor del primer piso será apenas un trámite a las apuradas antes de volver a la PC. Otros tendrán que salir a un encuentro con una fuente, a recorrer los pasillos de Comodoro Py, a cubrir una conferencia, la presentación de un libro, una inundación o un crimen.
14.00 horas
"¡Muy buenas tardes, bienvenidos a +Info!", proclama en medio de la Redacción la conductora del programa que empieza la transmisión del ciclo de noticias de la señal LN+. Por momentos, parece un gran caos. Técnicos, maquilladoras, peinadoras, sonidistas, invitados, todos corren de un lado al otro para cumplir con los tiempos de aire. Algún distraído con el celular se cruza delante de las cámaras.
14.30 horas
"¡Llegó el blanco!", avisa una de las diseñadoras mientras empieza a prender su computadora cerca de la Mesa Central. El secretario a cargo de la edición impresa se sienta frente al "mono", un pequeño planito que emula las páginas del print del día siguiente. Empieza otra pulseada: todos quieren más espacio. Es una de las tareas más difíciles del editor. Dar su versión editada de la realidad: decidir qué deja afuera.
15.00 horas
¡¡¡Cling, cling, cling!!! Otra vez el triángulo. Otra vez la reunión alrededor de la mesa de tapa. Vuelve la pulseada, la discusión por los temas que irán en la home de la tarde y en la versión impresa. Las luces se apagan. Todos giran hacia una gran pantalla, donde el editor fotográfico proyectará las imágenes del día.
¿Cuál es el focal (es decir, la foto dominante del día)? Eligen. Bajan el martillo. Diseñan la tapa y ponen a rodar otro enorme engranaje: esta vez, la producción de la edición impresa. Diagramación de páginas, titulado, corrección, edición fotográfica, infografías. Todo empieza a caer en su lugar, como un gran rompecabezas. Pero sabiendo que las cosas pueden cambiar una y mil veces hasta el cierre. Y después también.
18.00 horas
¡¡¡Cling, cling, cling!!! Por tercera vez suena el triángulo. Esta vez es distinto. Una pequeña mesa redonda sirve de eje para secretarios y editores. El editor web repasa los temas que más interés generan. Lo más leído, lo más comentado. Las tendencias en Twitter. Y sigue la ronda, con un repaso rápido de las últimas novedades. De inmediato, a cerrar. La gran usina de contenidos funciona a toda velocidad. Es un corazón que no deja de latir.
"¿¡Qué pasa que falta la página 20!? ¡Vamos que nos vamos!", grita el secretario a cargo del cierre mientras pega la última mirada a la tapa del diario con la jefa de Corrección. "¡Listo, se va!", le avisa a la encargada de la mesa de diseño. A imprimir.
Editores, secretarios, fotógrafos, correctores empiezan a retirarse. Le pasan la posta al equipo de la noche. Y todo está por recomenzar. La rueda gira y gira, las noticias se vuelven viejas, entran otras nuevas. Cada día es distinto. Pero hay algo que permanece incólume: el periodismo de calidad. Las primicias y la investigación. El espíritu crítico, el análisis, la interpretación de los hechos. La innovación. Así desde hace 150 años. Son los rasgos que se preservan en LA NACION. Como ese triángulo de sonido metálico que todos los días moviliza a la Redacción.
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