Sin repitencia: las necesidades que impondrá el nuevo secundario bonaerense y qué planean las escuelas para adaptarse
Aunque muchos establecimientos privados y públicos destacan algunas bondades del cambio, reconocen las dificultades que deberán enfrentar previo a la implementación en 2025; opiniones diversas entre padres y alumnos
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Aunque las autoridades escolares se muestran en general reticentes a expresar opiniones respecto del nuevo régimen de estudios que debutará en 2025 en la escuelas secundarias de la provincia de Buenos Aires, las que sí lo hacen admiten que los cambios impondrán a cada institución arduos desafíos. Escasez de aulas y de mobiliario son algunos de ellos. Según expresaron, la falta de horarios para cursar la intensificación de materias prevista en el sistema anunciado puede llevar a la incorporación de turnos nocturnos e, incluso, los sábados. También sería necesario más personal docente, preceptores que coordinen el trabajo de los chicos que adeudan asignaturas y auxiliares de limpieza.
La mayoría de los directores consultados por LA NACION expresaron que el hecho de acompañar las necesidades de cada estudiante podría ser beneficioso para el aprendizaje. En tanto, la opinión de padres y de adolescentes está dividida.
A partir del año próximo, tal como días atrás lo anunció Alberto Sileoni, director general de Cultura y Educación bonaerense, el nivel secundario provincial tendrá un nuevo sistema: eliminación de la repitencia, materias cuatrimestrales, la posibilidad de deber hasta cuatro asignaturas del ciclo previo y la implementación de períodos intensivos de 15 días para profundización de los contenidos adeudados son algunos de los cambios que más se destacan.
A través de un mensaje que los inspectores jurisdiccionales enviaron por email los últimos días, los directores del nivel secundario de escuelas públicas y privadas conocieron los detalles del plan. El comunicado N° 242 del 7 de junio fue sobre el nuevo régimen académico que estará vigente a partir de 2025 y adjuntó la resolución 1650/24. Cuestiones como las etapas de la implementación, la división del ciclo lectivo en dos cuatrimestres, la evaluación y acreditación de materias, las calificaciones y asistencias, entre otras, se detallaron en los diez anexos que incluía el mensaje. A medida que se interiorizan en la dinámica diseñada para 2025, evalúan cuál será para cada uno el mayor desafío. Según señalaron, solo algunos inspectores jurisdiccionales anunciaron reuniones cerca de fin de mes para abordar el tema.
“Sería necesario aumentar los recursos humanos”, dijo Claudia María Armellini, directora de la escuela pública N°37 de Berazategui. Y sumó: “En el momento de la implementación será necesario abrir el abanico y generar un tipo de docentes que aborde la intensificación de la enseñanza, en conjunto con los docentes de cada área”. Tal como afirmó, al haber mayor cantidad de personas, los puestos no docentes requerirán aumentar también, al igual que la infraestructura. “Respecto de los días de clases, se podría continuar con la implementación de horas los días sábados si no fuese posible la organización durante los días hábiles de la semana”, consideró. A pesar de los cambios mencionados, cree que su escuela podrá organizar los tiempos y los espacios.
Martín Bianchi, director del nivel secundario de la escuela municipal Malvinas Argentinas de San Isidro, cree que el mayor desafío será lo espacial: “Una de las mayores complicaciones estará en lo edilicio. Consideramos que no hay capacidad”.
Algunos directivos advirtieron cierta preocupación en la comunidad que los rodea. “Los docentes consultaban cómo y cuándo se va a implementar”, sostuvo Ángela Trani, directora de la escuela estatal secundaria N° 25 de Mar del Plata. Y agregó: “La pregunta recurrente de los padres ha sido ‘¿Es cierto que no se repite más?’”.
Adriana, que fue durante 21 años docente de nivel secundario en escuelas públicas y desde 2017 se desempeña en una escuela privada de Campana, sigue todavía impactada por el anuncio del nuevo régimen: “No sabía que estaba en discusión este tema. No creo que sea un buen cambio. Desconozco qué herramientas utilizaron para tomar esta decisión, pero solo con sentido común se puede ver que no es viable en escuelas como las de la Argentina”. Una de sus mayores dudas, admitió, es cómo se definirá qué materias deberá intensificar cada alumno, entre otros interrogantes que van surgiendo.
Las escuelas privadas deben enfrentar el cambio de la misma manera, con el desafío extra de satisfacer las expectativas de los padres que pagan una cuota mensual por la educación de sus hijos.
“Nos parece particularmente dificultoso manejar simultáneamente múltiples procesos de intensificación de saberes de una diversidad de alumnos”, explicó Flavio Pinto, director de secundaria en el Colegio Almafuerte de Munro. Y añadió: “La eventual recursada de una materia, a partir de la quinta pendiente, también nos podría causar un gran desafío organizacional”. Según confió, están pensando en realizar un fuerte seguimiento durante las etapas de intensificación y creen que podrán resolverlo. Más allá de lo curricular, de los docentes y horas adicionales requeridas, reconoció que será preciso adaptar ciertas cuestiones administrativas de la institución. “Conocemos el contexto económico general en que se da esta medida. Estamos preparados para hacer lo mejor con los recursos que hoy tenemos”, sostuvo.
“El nuevo régimen educativo nos permite acompañar al alumno frente a sus dificultades, sin que esto determine continuidad o no en el nivel”, recordó Silvia Fernández, directora de la escuela secundaria José Hernández del partido de Merlo. Aseveró que, además, el sistema anunciado representa un cambio estructural respecto del vigente, que “no daba resultados”. “Tenía que suceder”, indicó. A su entender, es temprano para determinar si la implementación requerirá más docentes, más horas o más espacios.
La opinión de las familias
El Instituto San Nicolás de Los Polvorines tiene 400 alumnos del nivel secundario. Mientras algunos padres esperaban la salida de sus hijos el viernes, expusieron a LA NACION su opinión respecto del nuevo régimen impulsado por el gobierno de Axel Kicillof.
“No estoy de acuerdo con el cambio”, reveló Alejandra González, madre de un chico que asiste al tercer año de esta escuela del partido de Malvinas Argentinas. “Hoy cuesta que los chicos se pongan a estudiar y que asuman una responsabilidad. Siento que esto va a hacer que las escuelas exijan menos. Sin dudas, eso no es bueno para los chicos”, sumó.
Por lo que escuchó en las conversaciones de los grupos de padres, Agustina Barreto cree que el sistema no ayudará a los chicos que no ponen esfuerzo. “Quizá puede servirles a los que son más independientes, estudian solos y tienen responsabilidad”, indicó.
En la misma línea, Gabriela Leonardo considera que el cambio va a llevar a que los chicos se comprometan menos con la educación. “Total después con un práctico en diciembre lo pueden revertir –ironizó–. No van a estudiar nunca. Esto es fomentar más la ignorancia de los chicos”. Según expresó, la opinión de los padres está dividida y depende de la ideología política: “Los que siguen al gobernador de la provincia están de acuerdo con el cambio”.
“Para mí está bien”, afirmó Natalia, madre de dos alumnas. “Todos los estudiantes van a tener el título y se van a poder insertar en el mundo laboral”, argumentó. Sus hijas, sin embargo, disintieron: “Lo veo mal. Los únicos que están felices son los que nunca estudian”, disparó Magalí, que cursa tercer año. Abril, que este año termina el secundario, coincide con su hermana: “Es injusto; como saben que no van a repetir, no se van a esforzar”.
Para Sofía Baraglioli, directora de secundaria del Instituto San Nicolás, la nueva propuesta no representa cambios extremos. “Hace tiempo que los chicos del nivel secundario no pasan por la instancia de una mesa de examen a fin de año y tienen un período de intensificación al final del ciclo y en el verano”. Según la directiva, las modificaciones presentadas por la gobernación bonaerense van a requerir de tiempo. “Todo el régimen nuevo necesita ser planificado, coordinado y tener capacitaciones. Cada escuela deberá analizar cómo aplicar los cambios requeridos de acuerdo con sus posibilidades”, señaló, y sostuvo que, en el caso de ellos, no requerirán ampliaciones de infraestructura.
Luis Distéfano es actualmente docente de la Universidad Fasta de Mar del Plata. Está al tanto de los cambios porque, como dicta clases en las cátedras de sistemas educativos y legislación escolar de las carreras Ciencias de la Educación y Psicopedagogía, sintió la necesidad de leer los documentos que la provincia envió a las autoridades escolares. Además, hasta hace dos meses era director de la escuela estatal secundaria N° 25 de esa ciudad. “No es que un alumno puede deber hasta cuatro materias, sino que se pueden deber más. Por ejemplo, siete. En ese caso, cuatro se intensificarían y la dinámica de las tres restantes sería definida por la escuela”, detalló.
Distéfano no imagina la implementación en la escuela que dirigió hasta principios de año que, al tener dos turnos y 42 divisiones, es bastante grande. “Las complicaciones más grandes serían la falta de aulas, ya que no sobra ninguna; de mobiliario, de personal docente; de preceptores, para cuidar a los chicos que tendrán dinámicas diferentes a las actuales, y también de auxiliares de limpieza”, dijo. Y añadió que, como la disponibilidad de horarios es un tema crítico, la intensificación sin cambios en la infraestructura debería hacerse fuera de los horarios tradicionales, como podría ser en turnos nocturnos o los sábados.
Pese a los reiterados intentos de LA NACION, los directivos del nivel secundario, principalmente los que gestionan escuelas estatales, se mostraron reticentes a hablar sobre el cambio anunciado en el régimen de estudios. Según revelaron algunos, dada la “función pública” que desempeñan, expresar opiniones “es complicado”. Tanto los que hablan como los que prefieren el silencio intentaron dejar claro que, por encima de todo, esperan que el nuevo sistema mejore el aprendizaje de los jóvenes.
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